viernes, 13 de agosto de 2010

Fomento. ¿Habrá heredado Pepiño de una tía rica?. Por Guillermo Dupuy

El mensaje de tranquilidad que ha lanzado el gobierno tras las obras indultadas por Fomento es similar al de un bombero que tratara de calmar a la gente diciendo que se dispone a echar "sólo unas gotitas" de gasolina al fuego que no termina de sofocar.

Si no fuera por sus dramáticas consecuencias, los bandazos en materia económica del gobierno son de chirigota. Así, tras el recorte del gasto público, tan tardío como injusto e insuficiente, que vino a remplazar a la suicida política de despilfarro de los planes E, Zapatero nos acaba de anunciar que Fomento va a recuperar algunas de las obras que habían sido aparcadas por el recorte de 6.400 millones previstos para los próximos dos años.

El ministro Blanco ha pretendido justificar semejante bandazo calificando de "excesivo" el ajuste que él mismo había aprobado hace nada, y se ha quedado tan pancho. Semejante alivio en el recorte de la obra pública, sin embargo, sólo tendría cierto pase en las actuales circunstancias si fuera acompañado de un plan de recorte en numerosísimas otras áreas donde el gobierno no ha querido meter la tijera. Pero, sin esa compensación, y cuando el Estado sigue gastando mucho más de lo que ingresa, el anuncio de Zapatero y Blanco sólo nos puede llevar a preguntarnos, como retóricamente lo ha hecho Montoro, si el ministro de Fomento "se ha encontrado –inesperadamente– más dinero en un cajón cerrado".


En esa línea, a mí lo que me evocó en su momento la noticia fue la figura de la inesperada herencia de una tía rica que saca de apuros a un hasta entonces desdichado pariente. Como evidentemente este tampoco es el caso, yo me pregunto, más en serio, si lo que ha pasado es que el Gobierno ha cedido a las presiones –no sé si confesables– de algunos barones territoriales, de sus socios de gobierno o de los propios adjudicatarios de las obras. Lo digo porque tanta estupidez empieza a resultarme sospechosa.

Aunque, en general, sea menos malo que el dinero del contribuyente se dedique a la inversión pública y en algunas de las obras que han sido indultadas, como autovías o puentes, que en el despilfarro de gasto corriente en el que incurren muchos ministerios innecesarios –por no hablar de autonomías y ayuntamientos–, el problema, sin embargo, sigue siendo, tal y como ya he indicado, que el Gobierno no lleva a cabo recortes alternativos que no sólo cubran el alivio del recorte anunciado por Fomento sino que lo superen.

De hecho, este mismo jueves el BCE ha lanzado un nuevo y claro mensaje al Gobierno en el que le pide mayor austeridad así como que sea menos optimista en las previsiones para evitar tener así "sorpresas negativas". Es más, el propio secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, también ha salido a la palestra para anunciar que el Ejecutivo "tomará medidas adicionales" para lograr el objetivo de déficit en 2011 en el muy probable caso de que el comportamiento de la economía sea más negativo de lo previsto en el cuadro macroeconómico del Gobierno.

Y es que, por mucho que el Gobierno se aferre a las diferencias contables y en términos de déficit del gasto y la inversión, nada deja más en evidencia el disparate que ha constituido el bandazo de Fomento que la caída del mercado bursátil de estos últimos días y, sobre todo, el hecho de cómo se ha disparado la prima de riesgo de los bonos españoles de los 150 puntos el martes a los 175 de este jueves.

Y es que, por mucho que la ministra Salgado dijera, para tranquilizar el ambiente, que el coste de las obras indultadas será de "escasa cuantía" y que su impacto no será "especialmente significativo", lo cierto es que sus palabras han sido tan intranquilizadoras como serían la del de un bombero que tratara de calmar a la gente diciendo que sólo se dispone a echar "unas gotitas" de gasolina al fuego que no termina de sofocar.

Aquí lo que genera la desconfianza es la actitud de un Gobierno que, lejos de ajustarse más el cinturón, aun se permite holgárselo. Mucho tendrá que cambiar porque lo que está claro es que ni los inversores ni nuestros socios europeos están por labor de ejercer de tía rica de nuestro Gobierno.


Libertad Digital - Opinión

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