Lo estaban deseando, se les notaba en su rostros enrojecidos de rabia, y se les intuye en sus declaraciones trufadas de verbos incitando a la violencia -“si hay que entrar a matar, entramos a matar”, “si nos tocan los cojones, somos capaces de todo”-: solo necesitaban una excusa para montarle una huelga salvaje a un gobierno del PP, y aunque la excusa se la ha dado Rodríguez, le han dado la vuelta para organizarle la de San Quintín a Esperanza Aguirre, probablemente después de haberlo consultado con Moncloa y de haber recibido el visto bueno de José Enrique Serrano, que es como decir de Zapatero.
Perdónenme de antemano si perciben cierta crispación en este escrito, pero es que se le llevan a uno los demonios. ¡Hombre! Vamos a ver, resulta que a esta pandilla de paniaguados habitantes de la cueva de Ali Babá les pagamos entre todos con nuestros impuestos, y justamente estos días que es cuando Hacienda nos cruje y nos exprime, van los tíos y nos lo agradecen cercenando nuestro derecho fundamental al trabajo, violando nuestras libertades, para que ellos puedan protestar contra el Gobierno del PP en Madrid porque les han bajado el sueldo… ¡Coño, como a todos los empleados públicos, pedazo de irresponsables! Y por una decisión del Gobierno central, no del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
Perdónenme de antemano si perciben cierta crispación en este escrito, pero es que se le llevan a uno los demonios. ¡Hombre! Vamos a ver, resulta que a esta pandilla de paniaguados habitantes de la cueva de Ali Babá les pagamos entre todos con nuestros impuestos, y justamente estos días que es cuando Hacienda nos cruje y nos exprime, van los tíos y nos lo agradecen cercenando nuestro derecho fundamental al trabajo, violando nuestras libertades, para que ellos puedan protestar contra el Gobierno del PP en Madrid porque les han bajado el sueldo… ¡Coño, como a todos los empleados públicos, pedazo de irresponsables! Y por una decisión del Gobierno central, no del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
Pero no: cuatro millones y medio de parados después y un recorte de narices del gasto social, todo ello adjudicado al Gobierno de Rodríguez, y la primera huelga de verdad se la hacen los sindicatos a Esperanza Aguirre. Con un par. Que no se diga. Pandilla de cobardes, ¿es que no se atreven a organizarle una huelga como mandan los cánones al verdadero culpable de la situación que atraviesa este país y, por lo tanto, de la pérdida real de poder adquisitivo de los trabajadores españoles, incluidos los del Metro de Madrid? Para eso no hay narices, porque en realidad esta pandilla de esbirros entregados con armas y bagajes a la política antisocial de Rodríguez Zapatero, lo único que hace es seguir las instrucciones de esas multinacionales de la corrupción en que se han convertido las centrales sindicales de nuestro país, y han colocado en la diana de su objetivo a los gobiernos del PP, a ver si de esa manera le dan un poco de oxígeno a este presidente inepto que tenemos al que le han anunciado una huelga general por entregas y al ralentí, no sea que se moleste. ¡Por eso estaba tan contenta ayer esa indecente funcional llamada De la Vega!
¿El fin justifica los medios?
Lo mínimo que cabría esperar de un Gobierno responsable, que además es el responsable -valga la redundancia- de habernos llevado a esta situación, es un poco de comprensión con quien está sufriendo las consecuencias de su propia política, en este caso el Gobierno de Madrid y los ciudadanos de la capital, votantes tanto del PP como del PSOE. Y en ese sentido, han sido de agradecer las declaraciones de apoyo de dos singulares miembros del Gobierno que han destacado por su sentido común, José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero, ¿De la Vega? La vicepresidenta ha evidenciado la realidad de esta huelga: está amparada, incitada, apoyada y, seguramente, financiada por este Gobierno, no por todo el Gobierno, pero sí por esa parte del Gobierno que sigue respondiendo como si fuera un autómata al único objetivo de aniquilar al PP, y si para eso hay que llevarse por delante las leyes y los derechos de los ciudadanos, les da exactamente igual, porque para esta gente es obvio que el fin justifica los medios, y ya sabemos como se las gastan cuando se dejan llevar por ese maquiavélico principio.
El recurso a la violencia, al chantaje, a la provocación, a la coacción injustificada e injustificable es el único lenguaje que conocen estos fascistas que se hacen pasar por defensores de los trabajadores, pero que no son mas que aprendices de explotadores a los que en otros tiempos, en otras épocas, hubiéramos contemplado con el látigo en la mano atemorizando esclavos. Lo de los sindicatos es pura mafia, camorra siciliana elevada al cubo, y por eso el Gobierno de Aguirre no puede ceder. Por eso, y porque sería como ofrecerle en bandeja una victoria al inepto de Rodríguez. Lo que tiene que hacer Aguirre es derivar la responsabilidad de esta huelga salvaje hacia donde debe dirigirse, es decir, hacia el Gobierno de la Nación, hacia el responsable de esta crisis por su ineficacia y su ineptitud, y hacer todo lo posible porque la policía cumpla con su obligación, se detenga a los extorsionadores y se garanticen los servicios mínimos. Y, por supuesto, se sancione y con dureza a quienes estos días han llevado a la capital de España al caos y han provocado miedo y estupor en la ciudadanía. Sin complejos, y sin vacilaciones: a por ellos, porque se merecen que sobre ellos caiga todo el peso de la ley.
¿El fin justifica los medios?
Lo mínimo que cabría esperar de un Gobierno responsable, que además es el responsable -valga la redundancia- de habernos llevado a esta situación, es un poco de comprensión con quien está sufriendo las consecuencias de su propia política, en este caso el Gobierno de Madrid y los ciudadanos de la capital, votantes tanto del PP como del PSOE. Y en ese sentido, han sido de agradecer las declaraciones de apoyo de dos singulares miembros del Gobierno que han destacado por su sentido común, José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero, ¿De la Vega? La vicepresidenta ha evidenciado la realidad de esta huelga: está amparada, incitada, apoyada y, seguramente, financiada por este Gobierno, no por todo el Gobierno, pero sí por esa parte del Gobierno que sigue respondiendo como si fuera un autómata al único objetivo de aniquilar al PP, y si para eso hay que llevarse por delante las leyes y los derechos de los ciudadanos, les da exactamente igual, porque para esta gente es obvio que el fin justifica los medios, y ya sabemos como se las gastan cuando se dejan llevar por ese maquiavélico principio.
El recurso a la violencia, al chantaje, a la provocación, a la coacción injustificada e injustificable es el único lenguaje que conocen estos fascistas que se hacen pasar por defensores de los trabajadores, pero que no son mas que aprendices de explotadores a los que en otros tiempos, en otras épocas, hubiéramos contemplado con el látigo en la mano atemorizando esclavos. Lo de los sindicatos es pura mafia, camorra siciliana elevada al cubo, y por eso el Gobierno de Aguirre no puede ceder. Por eso, y porque sería como ofrecerle en bandeja una victoria al inepto de Rodríguez. Lo que tiene que hacer Aguirre es derivar la responsabilidad de esta huelga salvaje hacia donde debe dirigirse, es decir, hacia el Gobierno de la Nación, hacia el responsable de esta crisis por su ineficacia y su ineptitud, y hacer todo lo posible porque la policía cumpla con su obligación, se detenga a los extorsionadores y se garanticen los servicios mínimos. Y, por supuesto, se sancione y con dureza a quienes estos días han llevado a la capital de España al caos y han provocado miedo y estupor en la ciudadanía. Sin complejos, y sin vacilaciones: a por ellos, porque se merecen que sobre ellos caiga todo el peso de la ley.
El Confidencial - Opinión
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