Los dos próximos años serán aún más peligrosos política que económicamente. Que ya es decir.
¡QUÉ poco nos ha durado la alegría! No se habían apagado los ecos de la fiesta del fútbol, y ya estábamos de nuevo enzarzados en la pelea cainita, diría más feroz que nunca. El último Debate sobre el Estado de la Nación se convirtió muy pronto en debate sobre el estado de las nacioncitas españolas, que quieren ser naciones y que están que trinan porque el Tribunal Constitucional no se lo permite. Durán Lleida se quitó la careta de hombre de Estado español, para arremeter contra Zapatero por haberlo consentido. De lo menos que habló fue de la crisis económica, cargando en cambio contra esa sentencia. Hoy se ve claro que lo que buscaban era cambiar la Constitución a través del estatut, con la connivencia de Zapatero. Al no conseguirlo, arremeten contra él, aunque dejándole la posibilidad de que lo consiga usando sus poderes ejecutivos. Otro tanto puede decirse de los nacionalistas vascos, con su eterna demanda de nuevas transferencias, sean o no constitucionales o lesivas para el conjunto de la nación. Y lo más grave es que Zapatero sigue dispuesto al diálogo con ellos, dice que les comprende y da a entender que el cerrojo del TC puede abrirse a través de «normas», dictadas por decreto. Concretamente, la pretensión catalana de tener su propia justicia, al margen y a la altura de la española. O sea, su «Estado de Derecho».
Al fondo de todo ello está aquella maldita frase de «os daré lo que me pidáis», que Zapatero pronunció en el Palau Sant Jordi, cuando él no puede dar lo que es anticonstitucional. Entonces engañó a España con los nacionalistas catalanes. El TC le ha obligado a engañar a los nacionalistas catalanes con España. Y ahora se dispone a engañar de nuevo a España con los nacionalistas.
Ayer les decía que Zapatero es, políticamente, un cadáver. Pero les advertía que es un cadáver que anda, lo que le hace doblemente peligroso. Sabe que del PP y de la auténtica izquierda, a la que ha traicionado, no puede esperar ayuda. Sólo le quedan los nacionalistas. Pero los nacionalistas no se contentarán esta vez con promesas. Quieren realidades. Y ya sabemos la última realidad que buscan los nacionalistas: dejar de ser españoles. Con menos que eso no van a contentarse. Es lo que van a exigir a Zapatero para permitirle seguir gobernando.
Y Rajoy, a todo ello, sin enterarse, con su rimbombante discurso de siempre, pidiendo a Zapatero que se vaya. Cuando todos sabemos que ni se va, porque ya no tiene nada que perder, ni los nacionalistas le dejarán irse, porque es el único que puede darles su nación. Quiero decir que los dos próximos años serán aún más peligrosos política que económicamente. Que ya es decir.
Ayer les decía que Zapatero es, políticamente, un cadáver. Pero les advertía que es un cadáver que anda, lo que le hace doblemente peligroso. Sabe que del PP y de la auténtica izquierda, a la que ha traicionado, no puede esperar ayuda. Sólo le quedan los nacionalistas. Pero los nacionalistas no se contentarán esta vez con promesas. Quieren realidades. Y ya sabemos la última realidad que buscan los nacionalistas: dejar de ser españoles. Con menos que eso no van a contentarse. Es lo que van a exigir a Zapatero para permitirle seguir gobernando.
Y Rajoy, a todo ello, sin enterarse, con su rimbombante discurso de siempre, pidiendo a Zapatero que se vaya. Cuando todos sabemos que ni se va, porque ya no tiene nada que perder, ni los nacionalistas le dejarán irse, porque es el único que puede darles su nación. Quiero decir que los dos próximos años serán aún más peligrosos política que económicamente. Que ya es decir.
ABC - Opinión
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