lunes, 14 de junio de 2010

Madurez, humildad y confianza. Por Félix Madero

Alguien que precisa seis años para enterarse de que gobernar es ingrato da idea de lo que es.

EN España la senda la marcan tres futbolistas capitanes que invitan a sacar de nosotros la excelencia que tenemos dentro.

Aquí mismo recuerda Baura que lo que pasa en política se entiende mejor si buscamos su correspondencia en otros lugares. En el fútbol, por ejemplo. Al aplicar tan elemental método llegaremos a alguna conclusión, a una, que por evidente y cierta no pueda discutirse en estos tiempos en que Duran Lleida hace de flotador del Gobierno, pero luego quiere para él el espacio que sólo corresponde a la oposición, un lugar en el que no está el catalán. Duran es un intermitente hombre de Estado al que siempre le dolerá más Cataluña que España, si es que le duele alguna. Ahora califica las reformas del Gobierno de «churro». Y no tengo palabras, siendo la verdad que Zapatero hace la masa mientras Duran aprieta la churrera.


Julián Ávila entrevistaba ayer en ABC a los capitanes de la selección: Casillas, Pujol y Xavi. La entrevista envía a la afición un mensaje que enseguida hace que uno busque su correspondencia en el barbecho en el que se dirimen las cosas de la política. Para ganar, dicen, se necesitan madurez, humildad, confianza. Estas tres virtudes propias de una vida hermosamente resuelta residen hoy en un grupo de futbolistas. Menos mal. Supongo que el periodista no ha tenido problemas para que los capitanes respondan al mismo tiempo sobre hechos que perciben con meridiana claridad. Uno es del Madrid, los otros dos, del Barça. Eternos rivales con una capacidad envidiable: elevarse por encima de sus procedencias y señalar con precisión un interés general que se llama España. Aquí la senda la marcan tres futbolistas capitanes que invitan a sacar de nosotros la excelencia que tenemos dentro. Igual que Zapatero, Rajoy y Duran Lleida, pero al revés.

Ahora que vuelve el viejo PSOE para dejar en evidencia la poquedad del nuevo, un maduro, confiado y ¿humilde? Felipe González proclama verdades que Zapatero no compra. Instalados en la depresión y los números jodidos —las cifras son jodidas, José Luis—, no duda en señalar que ser progresista es también producir más y mejor; y hacer el trabajo bien y premiar al que más trabaja. En esto no repara Zapatero, que muestra un sms que Felipe le mandó el día del tijeretazo: gobernar es duro cuando se toman decisiones. No le dé más vueltas: alguien que precisa seis años para enterarse de que gobernar es ingrato da idea de lo que es. De aquello de sangre, sudor y lágrimas llegamos a esto de madurez, humildad y confianza. Sólo se encuentran si se buscan. En ese ejercicio la inteligencia y la humildad son imprescindibles. Perdóneme, amigo lector, pero no estoy pensando en nadie. Lamentablemente, en nadie.


ABC - Opinión

0 comentarios: