miércoles, 10 de febrero de 2010

Zapatero elogia su fracaso

EL discurso socialista sobre la crisis ha entrado en una dinámica marcada por las contradicciones. Mientras el equipo económico formado por Elena Salgado y José Manuel Campa prometía en Europa reducir el gasto público y negaba la conspiración contra España y el euro, en Madrid los portavoces del PSOE y algún ministro metían sus argumentos en pura recesión y volvían a cargar contra el PP, los especuladores -a los que nunca señalan por sus nombres y apellidos- y el mercado financiero al que el Estado español quiere colocar su deuda. No es extraño que las críticas de José Blanco a la prensa económica europea recibieran tanta o más atención que la visita de Salgado y Campa a la City de Londres. El remate de esta huida hacia delante del Gobierno y el PSOE lo puso ayer Rodríguez Zapatero ante los Grupos parlamentarios socialistas del Congreso y del Senado, que escucharon una intervención del jefe del Ejecutivo que sonaba ya a vieja. Zapatero no hizo la más mínima autocrítica ni defendió reforma laboral alguna, pero elogió su política económica y social con la vista puesta en los sindicatos y animando a la audiencia con una prórroga por seis meses del subsidio a los parados que se queden sin prestación. Esta medida, aun contando con todo tipo de justificaciones, implica el reconocimiento de que no hay expectativas de recuperación del empleo a medio plazo. Nuevamente, la oferta del Gobierno es la resignación autocomplaciente y más gasto público, pese a que la tasa de desempleo calculada por la OCDE llegó en 2009 al 19,5 por ciento y España es el único país del G-20 que aún sigue en recesión, con un déficit descontrolado.

Mientras el Gobierno busque culpables ajenos, continúe inexplicablemente a la defensiva y se haga la víctima de conjuras ficticias, España no estará en condiciones de superar la crisis. Un mal diagnóstico agrava la enfermedad, y si Zapatero es capaz de elogiar su fracaso ante sus senadores, las esperanzas de una verdadera rectificación son nulas y de poco servirán gestos como el de aferrarse a la oferta de pacto hecha por CiU, cuyos dirigentes ya están midiendo el rendimiento electoral de sus decisiones ante los comicios catalanes. La consigna del PSOE es hacer del PP el culpable de la crisis, de la mala imagen de España y del retraso de la recuperación, aunque las últimas encuestas demuestren que estos argumentos ya no venden. Entre tanto, España sigue encadenada a la crisis.

ABC - Editorial

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