martes, 16 de febrero de 2010

Un debate sin concesiones

EL debate de mañana en el Congreso de los Diputados entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, es una oportunidad para que cada uno de ellos asuma plenamente su responsabilidad. El cruce de mensajes sobre el supuesto pacto de Estado contra la crisis ha distorsionado los papeles que incumben a uno y a otro, hasta el extremo de que el Ejecutivo se ha presentado a sí mismo como víctima de la oposición, y a la oposición, como responsable de la falta de soluciones a la crisis. La confusión entre Gobierno y oposición es una trampa tradicional en los últimos años: el PSOE propone al PP un pacto, éste acepta negociarlo y los socialistas lo frustran con condiciones imposibles o apostando por las minorías nacionalistas. Con la crisis económica ha sucedido lo mismo, pero el debate de mañana en el Congreso debe contribuir a poner a cada cual en su sitio y ante sus deberes institucionales.

Rodríguez Zapatero es el que debe proponer las medidas económicas, con ofertas concretas y un calendario preciso. A partir de ahí, hay que esperar del líder del PP que actúe como oposición, no como gabinete de estudios de Zapatero, y que rechace las medidas que no comparta y apoye las que sean asumibles. Medir el papel de Rajoy por el detalle y la concreción de sus propuestas contra la crisis es una manera de adulterar el debate democrático, al trasladar a la oposición una responsabilidad que es del Gobierno. Bien está que el PP realice pedagogía con sus propuestas y que las difunda, sin olvidar que ya están formuladas, porque a nadie se le puede ocultar que los populares han solicitado rebaja de impuestos, recorte del gasto público, reforma laboral y, sobre todo, seriedad y rigor en la tarea de gobernar España.

La insistencia del PSOE en acusar al PP de poner palos en las ruedas o «de no arrimar el hombro» persigue preparar un ambiente de incriminación política contra Rajoy antes del debate de mañana. La situación es tan grave que la mejor aportación de ambos líderes a la recuperación de la economía es que hablen con sinceridad y sin paños calientes. Jugar al consenso imposible es una forma de engañar -una más- a los ciudadanos. Si Rodríguez Zapatero quiere consenso con el PP, tendrá que demostrarlo con hechos.


ABC - Opinión

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