miércoles, 15 de julio de 2009

Buesa y 30 afiliados abandonan UPyD por el "excesivo personalismo" de Díez

Presentan un escrito en el que solicitan su baja inmediata.

El que fue mano derecha de Rosa Díez cuando fundó el Unión Progreso y Democracia, Mikel Buesa, presenta junto a otros 30 militantes un escrito de abandono inmediato del partido. En este documento denuncian la "falta de democracia interna, falsedades por parte de la dirección, la ausencia de regeneración democrática efectiva y un excesivo personalismo" de su líder, Rosa Díez.


Uno de los fundadores del partido Unión Progreso y Democracia (UPyD), Mikel Buesa, y otros 30 militantes de la formación remitirán a primera hora de este miércoles a la dirección del partido que lidera Rosa Díez un fax en el que solicitarán que se les dé de baja de forma inmediata como afiliados de la organización. Entre los dimisionarios se encuentran ocho miembros del Consejo Político de UPyD entre los que se encuentran el propio Mikel Buesa, Carlos Novillo, Ángel Soria y Aurora García Pérez. Asimismo, también presentarán su solicitud de dimisión cinco miembros de la coordinadora de Madrid y algunos integrantes de la coordinadora territorial de Castilla y León. En el escrito, al que ha tenido acceso Europa Press, este grupo de afiliados muestra su "absoluta disconformidad" con el modelo de organización del partido tanto a nivel nacional como autonómico.

Discrepancias
Asimismo, los firmantes del escrito indican que el partido se ha caracterizado en los últimos tiempos por "falta de democracia interna, falsedades por parte de la dirección que se pueden acreditar documentalmente, ausencia de regeneración democrática efectiva y un excesivo personalismo" de su líder, Rosa Díez. Estos afiliados indicaron también que han sufrido una pérdida de confianza por parte de la cabeza visible de UPyD, criticaron la apertura de expedientes "arbitrarios e injustificados" y la "doble vara de medir a la hora de aplicar los procedimientos administrativos internos". Buesa había anunciado ya su intención de dejar la formación por lo que el partido le comunicó por correo electrónico el inicio de los trámites para darle de baja del partido que ayudó a fundar junto con Rosa Díez.

El Imparcial

UPyD... tempranico empezamos con los líos.. Por José Luis Trasobares

Quienes escrutan a diario la actualidad política aragonesa (o como quieran ustedes llamar a la cosa esta), auguran futuros resultados electorales en los cuales PSOE y PP se destacarán más aún como principales receptores de votos, en tanto que los minoritarios deberán repartir papeletas con la última novedad: la Unión para el Progreso y la Democracia (UPyD) de Rosa Díez Habrá cuatro fuerzas políticas (CHA, PAR, e IU, además de la ya citada) disputándose las migajas del festín. Algunos, visto lo que hubo en las europeas, creen que la recién llegada tiene grandes posibilidades de convertirse bien en aspirante a bisagra, bien en árbitro del juego que haya en las principales cámaras de representación (las Cortes de Aragón y el pleno municipal de Zaragoza, se comprende).

Por si acaso, UPyD ya está metida en una estupenda riña interna. Tal vez sus líderes y cuadros den por seguros los éxitos venideros y estén disputándose por anticipado las mieles del poder (aunque sólo sea un poder pequeño o un antipoder testimonial). Aunque quizás exista una maldición bíblica por la cual los partidos políticos españoles, en cuanto medran una miaja, caen directamente en la manía del quítate tú p´a ponerme yo. Incluso los que, como Ciudadanos o esta UPyD, habían nacido justamente para superar los habituales vicios del Sistema.

Ha sido Aragón, la más famosa, uno de los primeros lugares donde UPyD ha empezado a a reventar la traca cuando apenas comenzaba la verbena. El delegado regional del partido, Javier Carraquino, quiso parar el ordeno y mando de Díez . Ésta (que menudo genio tiene) contratacó de inmediato asegurando que algunos militantes zaragozanos (amigos de Carraquino, se supone) estaban ofreciéndose como futuros conseguidores de pelotazos. No había pruebas al respecto, pero la cosa se lió y el delegado aragonés fue cesado. Desde entonces se han ido sucediendo los enfrentamientos internos por buena parte de las Españas (o de la única España, que los de UPyD son jacobinos). Ha saltado Mikel Buesa, uno de los fundadores, y los disidentes están pasando a la guerrilla refugiados en sus blogs. Tempranico empezáis, queridos.

El Periódico de Aragón

Treinta afiliados de UPyD, ocho del Consejo Político, abandonan el partido por falta de "democracia" interna

Treinta afiliados de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) abandonaron hoy el partido por la falta de "democracia" interna y de la aplicación de los principios del "ideario" original de la formación política. Asimismo, ocho de los miembros que han presentado su baja pertenecían al Consejo Político, cuatro a la Coordinadora de Madrid y otros tantos a la Coordinadora de Política Territorial de Castilla y León.

En un comunicado escrito por los miembros que han decido dimitir, al que tuvo acceso Europa Press, encabezados por Mikel Buesa, se afirma que la crisis interna por la que atraviesa UPyD se debe a la "diferente vara de medir" que utiliza el partido en su "procedimiento disciplinario", ya que "no da respuesta" a las sucesivas denuncias contra la actuación "arbitraria, sectaria y autoritaria" del coordinador de Madrid, Ramón Marcos Allo.


A su juicio, la cúpula de UPyD está "dañando seriamente" el proyecto original porque primero "da el papel protagonista" al "personalismo" y después "se lo da al ciudadano". Algo que, a su juicio, "anula por completo" el espíritu del Manifiesto Fundacional.

En este sentido, el colectivo considera que las "dimisiones en bloque" son un "claro ejemplo" de la situación por la que atraviesa el partido. Un momento que, según ellos, "no ha hecho más que empezar" puesto que estas críticas se extienden a "todo el colectivo nacional".

No obstante, afirman que con sus bajas "no pretenden romper el partido" sino ser "coherentes" y "defender" los principios del Manifiesto y, recuerdan que antes de acometer esta acción han ido por "todas las vías oficiales habilitadas" en la organización.

"Entregamos en mano a Rosa Díez en el Congreso de los Diputados. una carpeta que contenía una carta firmada por más de cincuenta afiliados, testimonios de denuncia de vulneración de derechos de varios militantes y pruebas documentales en contra del actual coordinador de Madrid, causante directo de estas dimisiones", subrayan.

Europa Press

Bajada de pantalones. Por José María Carrascal

LO más importante de la nueva financiación autonómica es lo que no ha dicho el gobierno: que no tiene dinero para pagarla. Y como subir los impuestos está descartado, la única forma de obtener los 11.000 millones de euros adicionales que cuesta es emitir nuevas emisiones de la ya altísima deuda pública. Lo que deja el Estado español a la intemperie, con las arcas vacías y una capacidad recaudatoria recortada, al haberse transferido a las Autonomías el 50 por ciento del impuesto sobre la renta, el 50 por ciento del IVA y el 58 por ciento de los impuestos especiales. ¿Cómo va el gobierno a hacer frente a los gastos extra que conlleva la crisis, empezando por el desempleo? ¿Cómo va a financiar la educación y el desarrollo necesarios para incrementar la productividad y competitividad precisas para salir del pozo en que nos encontramos?

Por si ello fuera poco, la equidad que proclaman tanto el presidente como su ministra de Hacienda no aparece por ninguna parte, como demuestra un simple vistazo a los números. Que Cataluña se lleve 3.855 millones más y Andalucía, 3.133 significa un reparto tan parcial y torticero como el de la madrastra entre sus hijas e hijastras. Los dos graneros de votos del PSOE se llevan la parte de león, y las otras 13 comunidades que entran en el reparto tendrán que conformarse con el resto. Y si no se conforman, ni siquiera eso.

Aparte de haberse dado el peor de los ejemplos a las Autonomías. En vez de inducirlas a la sobriedad y al ahorro, como exigen las circunstancias, se las induce a gastar aún más de lo que vienen haciendo e, incluso, a gastar el dinero que no tienen. ¿No lo acaba de hacer el gobierno central?

Pero lo más grave de todo, el mayor error de cuantos ha cometido hasta ahora Zapatero, es haber negociado esta nueva financiación autonómica no con las autonomías en su conjunto, ni siquiera con una de ellas. La ha negociado con un pequeño partido político: Esquerra Republicana de Cataluña. Mejor dicho, no ha negociado, ha claudicado ante él, como se vanagloria, desgraciadamente, con toda razón. Desde el esperpento con De Juana, su huelga de hambre y su traslado a San Sebastián para que pudiera ducharse con su novia, no se había visto una bajada de pantalones igual por parte del gobierno español. Con el agravante de que esta vez afecta a las finanzas presentes y futuras del país. Todo, para asegurarse los votos que sostengan al gobierno Montilla en Cataluña y al gobierno central en Madrid con los votos que los de Montilla le presten en el Congreso. Pocas veces un gobierno español se habrá vendido tan barato. O tan caro, según se mire. Pues parte de ese dinero se destinará a que Carod Rovira y su grupo puedan seguir abriendo embajadas en el extranjero y proclamar dentro y fuera de España que ni son ni se sienten españoles.

ABC - Opinión

Contra el victimismo. Por José García Domínguez

«Nadie ha dado en reclamar que se expulse a Andalucía, y con ella a los andaluces, de España por esa querella. Igual que tampoco consta acusación alguna tildando de desalmados expoliadores a los oriundos de Cádiz, Málaga, Granada o pedanías limítrofes.»

Como quizá algún lector ya habrá sospechado, uno es liberal. Y si algo nos distingue a nosotros, los liberales, de todos los Torquemada y los Lenin que en el mundo han sido, esos celosos guardianes de cualquier verdad superior e indiscutible, es que nosotros, escépticos tanto por naturaleza como por convicción, tendemos a congeniar con los herejes, con los disidentes, con los heterodoxos; con el individuo y su desvalida incertidumbre, en suma. Así, como alguna vez arguyó Baroja, aunque estuviese demostrada de modo inapelable e indubitado la existencia de Dios y del Diablo, nunca le daríamos todos nuestros votos a Dios; si bien pocos, algunos se los prestaríamos al mismísimo Diablo.


Pues barruntamos que hasta Lucifer podría tener algo de razón de vez en cuando, y con ello, el derecho a defenderla. En fin, viene a cuento el exordio porque esa desmedida conmoción nacional, la surgida a raíz de los cuatro chavos que le acaba de sisar Belcebú Montilla a Zapatero, sombrío drama patrio trufado de camisas rasgadas, a uno le recuerda demasiado el chiste de los judíos y los taxidermistas. Ya saben, pasean dos alemanes por el Berlín de entreguerras cuando el más locuaz propone que habría que liquidar a los judíos y a los taxidermistas. Y, tras meditarlo durante unos segundos, replica algo perplejo el otro: ¿Por qué a los taxidermistas?

Veamos, en aplicación de una Ley Orgánica redactada y votada en las Cortes, el Gobierno decide primar las cuentas domésticas de dos regiones, dos, Andalucía y Cataluña, en detrimento y agravio presunto de algunas otras, tal vez todas. Hasta ahí, objetivos, los hechos. A partir de ahí, penosas, las reacciones. Y es que nadie, que uno sepa, ha dado en reclamar que se expulse a Andalucía, y con ella a los andaluces, de España por esa querella. Igual que tampoco consta acusación alguna tildando de desalmados expoliadores a los oriundos de Cádiz, Málaga, Granada o pedanías limítrofes.

Por lo visto –y por lo leído–, el monopolio de la astracanada xenófoba impune nos corresponde disfrutarlo a los ciudadanos de Cataluña. Juntos y revueltos en idéntico saco, además, igual nacionalistas que anticatalanistas. Se ve que con nosotros también procede la santa doctrina de aquel obispo de Narbona: "Matadlos a todos, que ya el Señor sabrá distinguir a los suyos". Toda una vida denunciando el victimismo de los de enfrente para acabar en esto.

Libertad Digital - Opinión

Y da lo mismo. Por Gabriel Albiac

LA edición está fechada en el año en 1944 e incluye las bellas ilustraciones de J. Tenniel. Alguien me la regaló cuando yo era un niño; es la más vieja de mis posesiones. La realidad ha estado siempre en ese Otro lado del espejo de Lewis Carroll. Sigue estando.

Van ya para seis años que gentes necias lo controlan todo. La política. No sólo. Lo amargo es la invasiva potencia con la cual -camaleones inversos- lograron los políticos mimetizarlo todo en torno suyo. En la Florencia del sigo XVI, Guicciardini podía escribir a su compadre Maquiavelo cómo forzar a magos y adivinadores a imprimir, junto a sus predicciones futuras, las pasadas los aniquilaría. No es cierto. Hoy, cualquier ciudadano tiene en la banda ancha de su ordenador la universal memoria. Cada palabra que dijeron sus gobernantes está ahí. Y cada una de las realidades que la refutaron. Y cada una de las nuevas palabras que ocultaron las palabras anteriores, la realidad que vino, el testarudo choque de lo real con lo prometido... Y nada pasa. Puede, el burlado hombre de la calle, catalogar en su pantalla las secuencias que le fueron impuestas. Como una creencia. Puede leer y escuchar al gobernante que dijo que España estaba a pocos meses de alcanzar el paraíso del pleno empleo. Y al mismo gobernante arremeter, en ruda diatriba, contra quienes sugirieran que una crisis económica fuera pensable. Puede, enseguida, tener ante sí los pasajes en los cuales, llegada la tal crisis, prometía borrarla en pocos meses, dando la fecha fija después de la cual tornaría la euforia. Puede analizar los momentos en que, pasada esa fecha, fue augurada otra, y otra, y otra... El hombre de la calle se quedó sin trabajo, su hipoteca lleva meses sin ser pagada; su esperanza no existe. El hombre de la calle debiera estar furioso ante el cúmulo de engaños de los que fue víctima. Una mala sangre homicida podría latir en sus sienes, mientras repasa el catálogo de tanta burla. Como la víctima de los nigromantes a los que Guicciardini exigía dejar constancia escrita de su estafa, el hombre de la calle tiene ante sí todos los datos. Y permanece inmóvil. Silencioso. Muerto. Políticamente, muerto. Moralmente.

Estábamos habituados a políticos asesinos. A políticos ladrones. No supimos prepararnos para la etapa superior: políticos sólo necios. Hablando y actuando como necios. A los cuales su necedad preserva aun del mínimo principio de no contradicción. Políticos que dicen A y no-A en secuencia continua. Ni siquiera porque sean mala gente (aunque lo sean). Sólo porque desconocen que exista regla lógica que exige que A y no-A no puedan ser enunciados juntos. Y eso es, ya en sí, asombroso. Lo siniestro, no obstante, reside en otro estrato: en la onírica aceptación colectiva de ese uso demencial de las palabras.

Estamos despeñándonos. La recesión se nos lleva a todos por delante. Se nos seguirá llevando. Más hondo cada día, como exige la ausencia de medidas para acotar el daño. Y yo me parapeto en la misma edición del más viejo de los libros míos. Alicia es arrastrada, a una velocidad de vértigo, por la de pronto enloquecida reina negra. «¡Corre, corre! ¡Más deprisa, más deprisa!». La niña pierde el aliento, es llevada en volandas por la otra. Súbitamente todo está, de nuevo, inmóvil. Jadea: «¡Qué cosa más rara!». «¿Qué es lo raro?«. «Pues que en mi tierra, cuando uno corre así, acaba por llegar a algún sitio». Mira en torno, y es verdad que ambas siguen donde estaban al iniciar su fuga. «¡Qué país más extraño, el tuyo...! Aquí, ¿sabes?, es preciso correr cuanto se puede para quedarse en el mismo lugar». Siempre. Y da lo mismo.

ABC - Opinión

¿Quién teme el federalismo fiscal?. Por Carlos Sánchez

«Ningún Gobierno, ni este ni el anterior, ha tenido coraje político para avanzar hacia un modelo federal en el que no haya asimetría entre lo que gastan las CCAA y lo que recaudan»

A principios de los años 70 -en pleno deshielo de las relaciones entre China y EEUU- un grupo de periodistas occidentales visitó Pekín. El viaje incluía un encuentro con Chu En-lai, por entonces primer ministro y mano de derecha de Mao desde los tiempos de la Larga Marcha. En un momento de la recepción, uno de los plumillas se acercó al dirigente chino y le preguntó: ¿Qué piensa el Partido Comunista Chino de la revolución francesa de 1789? Se cuenta que Chu En-lai le miró a los ojos y le contestó con cierta parsimonia: “Se trata de un hecho demasiado reciente. Todavía no tenemos un perspectiva histórica suficiente para pronunciarnos sobre la Revolución Francesa”.


Probablemente no haya que esperar tanto tiempo para sacar conclusiones sobre cómo ha funcionado el modelo autonómico que diseñó la Constitución de 1978, pero no parece un análisis apresurado aventurar que el sistema está agotado y que no da más de sí. Y para llegar a esta conclusión sólo hay que analizar lo que ha sucedido en las últimas semanas a cuenta del nuevo modelo de financiación autonómica, que refleja una ceremonia de la confusión y un oscurantismo sin parangón en un país que presume de ser de los más descentralizados del mundo y con mayores cotas de autogobierno.

El espectáculo ha sido tal que la ciudadanía ha visto como todas y cada una de las comunidades autónomas se pasaban por caja -en este caso Hacienda- para preguntar cómo va lo mío. Y el resultado no ha sido otro que el esperado: algunas comunidades –léase Cataluña y Andalucía- han salido la mar de contentas, aunque otras del ámbito socialista están obligadas a decir que sí para no romper la disciplina de partido (Baleares); mientras que las del PP juran en arameo mascullando que va a ser duro llegar a final de mes si no aceptan un modelo que actúa a modo de contrato leonino: O todo o nada.

Al contrario de lo que piensa una corriente cada vez más importante en la opinión pública española (de ahí el nacimiento de fenómenos como UPyD), los fallos detectados en la negociación del nuevo modelo de financiación no deben relacionarse con que se haya llegado demasiado lejos en las transferencias del Estado. Es probable que algunas competencias autonómicas tuvieran que revisarse (urbanismo o comercio interior), pero lo cierto es que los fallos tienen más que ver con un problema de diseño más que de exceso. Tienen que ver con el hecho de que el modelo autonómico sigue sin cerrarse casi treinta años después. Y de esos polvos vienes estos lodos, que dice el saber popular.

Coraje político

El problema de fondo es que ningún Gobierno, ni este ni el anterior, ha tenido el suficiente coraje político para avanzar definitivamente hacia un modelo federal en el que haya correspondencia entre lo que recauda cada región y lo que gasta, lo que permite a las comunidades autónomas disparar con pólvora del rey. Saben que antes o después alguien tendrá que pagar la factura. Detrás de esta asimetría se encuentra el origen de todos los problemas, y eso explica que la financiación autonómica se haya convertido en una subasta en la que el maestro de ceremonias (el presidente del Gobierno de turno) sabe de antemano quien va a ser el ganador. Si gobierna el PP; las comunidades autónomas de su influencia política; y si gobierna el PSOE, justo lo contrario.

El problema radica, por lo tanto en que las comunidades autónomas tienen gran capacidad de gasto, pero sus recursos son muy limitados, precisamente porque se ha avanzado escasamente en la corresponsabilidad fiscal efectiva, que no es exactamente lo mismo que aumentar los porcentajes de cesión de tributos con tanto impacto recaudatorio como el IRPF, el IVA o los impuestos especiales. La corresponsabilidad fiscal tiene más que ver con la creación de tributos propios con potencia recaudatoria real, lo cual aumentaría la transparencia fiscal. Cada ciudadano sabría cuánto aporta a las arcas regionales para el mantenimiento de los servicios públicos.

Tanto el vigente sistema como el que le sucederá desincentivan la utilización de la capacidad normativa. Básicamente porque todos los actores que participan en esta obra bufa saben que el Gobierno central –tarde o temprano- saldrá en su ayuda al cabo de cierto número de años. Es decir, que prefieren que el primo de zumosol les resuelva los problemas antes de tener que subir impuestos o de tener que recortar el gasto de forma drástica.

Es por eso que los problemas no se solucionarán hasta que los parlamentos regionales utilicen sus propios tributos para financiarse, mientras que los estatales deben tener que atender una doble función: cubrir las necesidades de la nación (defensa, política exterior o justicia) y dotar de medios económicos suficientes a las regiones que no tengan suficiente capacidad de recaudar recursos para financiar los servicios públicos esenciales.

Es curioso que algunas comunidades que sacan pecho sobre su nivel de autogobierno -caso de Cataluña- reivindiquen siempre más dinero del Estado en lugar de explorar lo que debería ser más razonable en un Estado federal: la existencia de recursos propios con verdadera capacidad recaudatoria. En su lugar, ya se sabe, se tira de victimismo y se echa la culpa a Madrid de que no haya dinero. Y como Madrid necesita votos, la jugada es perfecta: más recursos sin coste político alguno. Negocio perfecto.

El Confidencial - Opinión

Un sistema pésimo en la forma y en el fondo

El Consejo de Política Fiscal y Financiera aprobará hoy con votos del Gobierno un modelo de financiación deficiente. Un cambio de este calado sacude los cimientos del Estado.

EL CONSEJO de Política Fiscal y Financiera aprobará hoy con los votos del Gobierno y de las comunidades gobernadas por el PSOE un modelo pésimo de financiación autonómica. Un cambio de este calado político, que sacude los cimientos del propio modelo territorial del Estado, hubiera requerido de una gestación absolutamente distinta, más si cabe por la gravísima situación del país como consecuencia de la recesión.


El presidente Zapatero ha vuelto a las andadas y, de la misma forma que en los asuntos capitales ha venido marginando deliberadamente al primer partido de la oposición (lucha antiterrorista y reforma de Estatutos -en la primera legislatura- y plan de medidas económicas contra la crisis -en este segundo mandato-), ha evitado lo que parecía más lógico y conveniente: un pacto de Estado. Su actitud revela cortedad de miras y un gran sectarismo: lo importante para Zapatero no es ni el interés general, ni la cohesión, ni la estabilidad del país, sino los intereses de su partido y la perpetuación en el cargo con el apoyo de sus socios parlamentarios.

Llama la atención que el Consejo de Política Fiscal y Financiera haya quedado como mero órgano de ratificación de un acuerdo que se ha negociado a oscuras y de forma bilateral, cuando este órgano debería haber sido el seno que acogiera con absoluta transparencia las negociaciones de los representantes de todas las comunidades autónomas en pie de igualdad.

La perversión del nuevo sistema está en el propio principio que lo inspira. No es un modelo pensado para redistribuir la riqueza atendiendo al principio de solidaridad, sino un engendro diseñado para satisfacer al tripartito catalán siguiendo unos criterios fijados en un Estatuto de, todavía hoy, dudosa validez constitucional. Nótese bien que no estamos ante un modelo del cual se deriva un determinado reparto, sino que es el dinero que exige el tripartito catalán el que lleva a construir el modelo. El resultado global al que aboca esta financiación a la carta para Cataluña es un auténtico disparate que obliga incluso a crear una suerte de caja B con fondos complementarios con los que corregir las cifras.

Es inconcebible, también, que se llegue hoy a la votación de la nueva financiación autonómica sin que se conozcan al detalle las cantidades que corresponden a cada comunidad ni su impacto final en las cuentas del Estado. Mientras el Gobierno cifra en 11.000 millones de euros el incremento adicional que entregará a las comunidades, la Generalitat estima que el montante alcanzará los 12.000. Lo que es seguro es que este aumento del déficit del Estado habrá que pagarlo y que se traducirá en una subida de impuestos o en una rémora para el futuro.

Pero el modelo es malo porque consagra justo lo contrario de lo que debería: la desigualdad y la insolidaridad. Cataluña, con un nivel de riqueza superior en un 17% a la media nacional, acabará recibiendo del Estado, según ERC, más dinero del que aportará para el equilibrio del país. Por eso Aguirre afirma que Madrid quedará como la única comunidad que contribuirá netamente al conjunto. Sólo le acompañará, y en mucha menor medida, Baleares. Y está el agravante de que, al ceder a todas las autonomías el 50% del IRPF e IVA y el 58% de los impuestos especiales, el margen del Estado para corregir las desigualdades quedará muy mermado.

Zapatero ha convertido la financiación, clave para la articulación del Estado, en un instrumento partidista. Ha enfrentado a las comunidades creando un sudoku con el que sólo resuelve sus apoyos parlamentarios. Ni siquiera ha logrado acabar con el victimismo nacionalista: su socio, ERC, ha anunciado que lo próximo es «el concierto económico y la independencia».

El Mundo - Editorial

Rajoy, un fraude para el PP

«Los votantes del PP no se merecen a un líder que haga dejación de sus funciones y cuyo único objetivo sea alcanzar La Moncloa asimilando todo lo que representa Zapatero: exactamente aquello contra lo que han votado sus diez millones de electores»

"Profundamente antisocial", una "frivolidad", un "caos", una "enorme chapuza" que traerá "inevitables consecuencias negativas para los españoles" y que "ha dejado a la mayoría de las comunidades autónomas en meros convidados de piedra". Estos son algunos de los duros calificativos que, con razón, el presidente del PP, Mariano Rajoy, ha dedicado este martes al nuevo modelo de financiación autonómica que el Gobierno de Zapatero ha consensuado con sus socios separatistas de ERC. Aunque no podemos más que suscribir estas criticas a un irresponsable modelo de financiación que no hace otra cosa que engrosar alarmantemente el déficit público y favorecer descaradamente a las comunidades donde el PSOE encuentra su principal granero de votos, nos resulta alarmante, incluso indignante, que acto seguido el líder del PP no haya dejado meridianamente claro el voto negativo de su partido a este irresponsable sudoku.

Bien está que Rajoy anime a las regiones gobernadas por el PP a defender sus intereses en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera, órgano que congrega al Gobierno y a todas las Comunidades Autónomas y que hoy miércoles debatirá la reforma de la financiación autonómica. Sin embargo, este llamamiento de Rajoy se transforma en un implícito respaldo a que cada taifa autonómica defienda exclusivamente lo suyo al no ir acompañado por una postura clara respecto al sentido negativo del voto que merece esta reforma tan justificadamente criticada. La reforma de la financiación autonómica no es un asunto exclusivamente regional. Afecta a la nación en su conjunto. Se supone que Rajoy lidera un partido que se reputa nacional. Son los intereses nacionales en su conjunto los que deben encajar la financiación de las diferentes autonomías. Ni los principios nacionales del PP ni el propio liderazgo de Rajoy pueden quedar supeditados a los exclusivos intereses de los barones regionales del partido, sobre todo cuando atacan los intereses del conjunto de los españoles. No es de recibo que, ante un nuevo modelo de financiación autonómica contra el que tantas y tan contundentes críticas le ha dirigido el líder del PP, haya comunidades gobernadas por este mismo partido que simplemente se abstengan, tal y como, sin desmentirlo nadie, han adelantado no pocos medios de comunicación.

Téngase en cuanta además que no sería la primera vez que el líder del PP dedica argumentadas criticas de fondo a ciertos proyectos del Gobierno que luego, a la hora de votar, se transforman en abstenciones, cuando no en votos favorables. Así ha ocurrido, por citar sólo un par de deplorables ejemplos, con el plan de rescate bancario o con el Plan E.

Esperemos que esta vez no ocurra lo mismo, por mucho que la ambigüedad y la ocultación del sentido del voto nos haga temer una nueva incoherencia por parte del Partido Popular. Lo que nos parece evidente es que de producirse esta, las criticas de "frivolidad", "irresponsabilidad", "chapuza" y "caos" no deberían tener a Zapatero como único destinatario. De momento, sólo Esperanza Aguirre está desarrollando un discurso nacional que defienda tanto la libertad de los españoles como los principios fundacionales del PP; si Rajoy no puede o no quiere seguir esta línea –la única que debería seguir una formación representante del centro-derecha español– tal vez significa que ha llegado la hora de retirarse de la escena política. Los españoles, y más particularmente los votantes del PP, no se merecen a un líder que haga dejación de sus funciones y cuyo único objetivo sea alcanzar La Moncloa asimilando todo lo que representa Zapatero: exactamente aquello contra lo que han votado sus diez millones de electores.

Libertad Digital - Editorial

Se busca a Luis el Cabrón. Por Ignacio Camacho

LOS marianistas están que no duermen, presos de una obsesión conspirativa, y en la vigilia brumosa del insomnio se les aparece, con el perfil inquietante y sombrío de un aguafuerte goyesco, el difuso fantasma de Luis el Cabrón. Así llamaban los corruptos de la Gürtel, en las notas de su pringosa contabilidad paralela, a uno de los recipiendarios de dinero sospechoso, a quien el juez Garzón adjudicó en el «dramatis personae» del sumario la identidad civil de Luis Bárcenas. A estas alturas nadie duda en el PP de que se trate del susodicho, quizá porque en efecto lo consideran un cabrón con patas como los que se aparecían en los akelarres de las brujas, dispuesto a fastidiarle al partido el pasodoble de la euforia. Sólo Bárcenas, que desde luego no ganará concursos de simpatía, rebate con denuedo su ominoso remoquete y se dice dispuesto a encontrar, como el conde de Montecristo, al verdadero culpable. Incluso cree haberlo hallado en la personalidad de cierto intermediario de Madrid habitual de los tejemanejes financieros; también sostiene que él no es el L.B. de los apuntes de Correa y sus muchachos, y busca indicios de otro empresario con nombre de pintor flamenco para preparar su defensa en torno al principio de la duda razonable.

Sea como fuere, el terco tesorero ha sembrado de nervios las filas populares, que piafan de impaciencia en torno a un Rajoy estatuario. El lunes, en la cena de los Cavia, el gallego habló en los corrillos con la ambigüedad de un oráculo: «los tiempos y las prioridades», repetía, «los tiempos y las prioridades». Tiene el partido como un flan y parece que empieza a gustarle el papel de patriarca impávido. Quizás esté utilizando a Bárcenas como fusible, como un escudo, sabedor de que en el fondo no es a Bárcenas a quien persiguen los conspiradores. Si lo echa a los leones éstos no se entretendrán un minuto en devorarlo; buscan, los de fuera y los de dentro, carne de mayor enjundia.

Andaba por allí Aznar, bromeando con el Rey que no se atrevía a encender un puro. Uno de los patricios me lo señaló en un aparte: «a ése le duraría Bárcenas un suspiro si se atreviese a chulearlo». Le respondí, por provocar, que fue en tiempos del César cuando los corruptos le llevaban dinero a Luis el Cabrón, sea quien sea, aunque los tiros no van por ahí; Bárcenas puede saber muchas cosas, pero no parece de los que sueltan mierda para taparse. Por si acaso, en la planta noble de Génova 13 han consultado a Álvaro Lapuerta, el anterior tesorero, un «pata negra», y éste ha meneado la cabeza como los hombres de respeto de Sicilia: su proahijado no soltará prenda. No al menos sobre nada que comprometa al núcleo duro.

Pero acaso otros no estén tan tranquilos y por eso conspiran para meter presión desde sus zonas de sombra. El cainismo siempre deja pendientes deudas, y un hombre acorralado puede cobrarse a destiempo alguna cabronada.

ABC - Opinión

Cortijos políticos. Por Eugenio S. Palomares

Un partido político es la cristalización de un proyecto nacional para un buen gobierno. Se eleva el discurso al espacio público, se trata de persuadir a los ciudadanos de su viabilidad como proyecto y las urnas miden su grado de aceptación. En el caso de organizaciones pequeñas es normal trabajar en consenso. Es fácil el acuerdo. De esta forma, aunque el trabajo se reparta y los miembros cumplan diferentes funciones, todos participan en la gestión del proyecto. En cambio, en las grandes organizaciones, como en los partidos políticos que han conseguido una amplia representación en el parlamento, esta estructura democrática es particularmente complicada de respetar. Es normal que pensemos, especialmente en un Estado democrático, que la democracia impere en los partidos políticos, pero lo cierto es que en ellos se forman oligarquías y facciones de poder -el PP actualmente es un buen ejemplo, con sus Bárcenas, Camps y Aguirre- sin que ello les impida convivir dentro de la misma organización.

Una situación que, normalmente, criticamos con generosidad, pero que no es distinta de la que también se da en las empresas. En las grandes organizaciones el trato personal es el germen de envidias y la mayor amenaza a la tan celebrada meritocracia. En efecto, cuando las fidelidades y no los méritos personales forman el carisma que hace oficio, el edificio de la organización termina siendo el particular cortijo de unos y otros. Es fácil de entender, pues los méritos son el producto de la fidelidad y no del trabajo bien hecho. La fidelidad es más celebrada que el mérito. Se tiene a la fidelidad como una virtud, cuando no es más que pusilanimidad. No es reflejo de un trabajo en equipo, sino un cerrar filas de los fieles frente a otros fieles, dentro de la misma organización y es un magnífico abono para navajazos traperos, y no es necesario citar ejemplos pues seguro que cada uno tiene más de uno en fechas recientes y no tanto. Es, y acabo con estas reflexiones, el disfraz de la obediencia más cobarde, ya que rechaza todo tipo de crítica como si la crítica fuera deslealtad.

Claro que, tal vez, esto no interesa. Y no interesa ni a los grupos de amplia representación parlamentaria ni a los más pequeños, donde tampoco tienen cabida ni críticos ni disidentes. Es lo que sucedió con Rosa Díez. Pensaba que las cosas se podían hacer como ella afirmaba, y fundó una nueva organización en la que trabajar en la línea y en la manera que ella decía debía hacerse. Y no es el único ejemplo, aunque sí el más reciente. En su día entendió que las cosas se podían hacer de otra manera, recibió el aplauso de la derecha, también de muchas personas que le han dado su confianza y ahora rechaza a algunos que, como ella, conformaron UPyD y que, como ella en su día, no le son fieles sino críticos. El abandono del coordinador de UPyD en Andalucía y de Mikel Buesa, o la invitación de Rosa Díez a que otros miembros de su grupo dejen el partido y funden uno nuevo, son más ejemplos. No acepta la crítica, sólo la fidelidad. El autoritarismo, que tanto denunció en el PSOE, el personalismo y la falta de democracia interna le caen a Díez al igual que antes las atribuyó al grupo socialista. De nuevo se muestra que en estos espacios, cuando la crítica aparece, algo profundamente no democrático asoma. Hay una jerarquía y las parcelas de responsabilidad han generado tierras de poder que atienden a intereses puramente particulares. La disidencia, una vez más, se considera traición y no se legitima cuando la disidencia es legítima en cuanto no supone sumisión y sí aportación de ideas. De ahí que tenga que preguntarme, ante el obligado abandono del coordinador de la UPyD en Andalucía y la invitación a tantos otros militantes que querían formar un nuevo proyecto y esta nueva historia, si ¿podría ser relativamente frecuente que algunas organizaciones políticas no nazcan del mundo de las ideas, sino de ambiciones personales? La respuesta que, a veces, me doy es que en ocasiones, especialmente en las pequeñas organizaciones, cuyo origen responde a desavenencias políticas y personales y no al ámbito de ideas al servicio de la sociedad.


El País