martes, 5 de mayo de 2009

EL NEGRO DE TELEMADRID. Por Ignacio Ruiz Quintano

Con cuatro millones de parados (uno por cada jinete de este Apocalipsis españolazo y laico: Zapatero, Corbacho, Chaves y Méndez) al galope tendido, el sindicalismo de clase no ha encontrado mejor medio de protesta que dejar en negro a Telemadrid, que es la única TV que habla del paro en la España de ZP (Zimbabwe Paradise). A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar. Ahora que Aznar tiene todas las papeletas para comerse el marrón del Gal de Gonzalón, no estaría de más que Aguirre se comiera el del paro de Zapatero, el tipo que dice que lo peor de la crisis ya ha pasado, pero sólo para consolar al millón de parados a los que ya no alcanza la sopa. ¿Y si dejáramos en negro a Telemadrid? Dejaríamos a la derecha sin los actos del 2 de Mayo, y al madridismo, que viene a ser lo mismo, sin los goles del Bernabéu. Quien más, quien menos, todo el mundo pensaba que el resultado sería al revés, con el consiguiente disgusto para los culés del partido, como Zapatero, Garzón o Pepiño Blanco, que luego, ay, acabarían gozando a lo Joan Joel con el tablao del Bernabéu donde Casillas cantaba: «¿No hay quien me pegue un tirito / en mitad del corazón?» El fútbol futbolero del Barça es como el teatro teatrero de Pirandello: la trampa y el queso. La ratonera barcelonera apesta a literaturismo de viejo, a efectismo y truco aparente de José Luis el Brillante, a trasnochado naturalismo real. Pero los culés creen que sólo por haber ganado en el Bernabéu a un equipo de viejas glorias ha cambiado la tortilla, que es lo que, negándose a conducir el auto, le dijo el chófer a la marquesa el día que legalizaron al PCE: «¡Es que la tortilla ha `dao´ la vuelta!» «La tortilla habrá dado la vuelta -repuso la marquesa-, pero no olvide que yo sigo siendo el huevo.» Por eso, yo de culé no me quitaría todavía el braguero con que han andado todo el año: no parece aconsejable quedarse con la culera al aire, cuando el que viene por detrás es el Madrid.

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LA "REBELION" DE ARZALLUZ Y LA "CAÑA" DE ETA. Por Guillermo Dupuy

País Vasco

«Para antecedentes, el que protagonizó Arzalluz en una reunión en 1979 con los dirigentes de la organización terrorista para que pusieran fin al cese temporal de los atentados que habían declarado mientras se negociaba el Estatuto de Autonomía vasco.»

Por lo visto no han bastado las antidemocráticas declaraciones de los actuales responsables del PNV que tanto han dejado en evidencia su nauseabunda concepción patrimonial del Gobierno vasco. Tampoco han bastado, por lo visto, las amenazas de muerte que expresamente ha lanzado ETA contra los miembros del nuevo Gobierno no nacionalista del País Vasco. Ahora ha sido el ex presidente del PNV, Xabier Arzalluz, quien ha dado una nueva muestra del carácter totalitario del mal llamado "nacionalismo democrático" alentando una "rebelión" y un escenario de "confrontación total con el Estado", por lo que llama el "acoso del PSOE y el PP" contra el nacionalismo vasco.


Yo no sé si esa "rebelión" con la que amenaza Arzalluz, y que pasaría por una negativa del PNV a participar en las elecciones españolas, "será lo más grave que ha pasado desde la transición", tal y como él dice. De lo que no tengo duda es de la multitud de antecedentes de colaboración del PNV, en general y de Arzalluz en particular, con quienes legitiman y practican el asesinato, desde antes incluso de la transición.

Que conste que no me refiero exclusivamente a la infame colaboración con ETA para prenegociar chantajistas comunicados de tregua, que el PNV protagonizó con sus compañeros de Estella o, más recientemente, con los emisarios de Zapatero. Me refiero también a la expresa solicitud para que ETA reactivara su "lucha armada", tal y como hizo Arzalluz en una reunión en 1979 con los dirigentes de la organización terrorista para que pusieran fin al cese temporal de los atentados que habían declarado mientras se negociaba el Estatuto de Autonomía del País Vasco. Así lo confirma, en un libro del profesor Fernando Reinares (Patriotas de la muerte, Taurus 2001), un etarra preso, en la entrevista nº 45:
Incluso una de las cosas que me hace pensar que nosotros hemos aportado algo, es cuando Arzalluz, por ejemplo, fue a Iparralde a decirnos que teníamos que romper la tregua, que teníamos que empezar a darles caña, porque las cosas del Estatuto iban muy mal.
Yo no sé si la "rebelión" de la que ahora habla Arzalluz incluye nuevamente ese "dar caña" de ETA. Creánme que si pudiera se lo preguntaría. De lo que me acuerdo es de que fue el propio Arzalluz el que dijo que "unos sacuden el árbol, y otros recogemos las nueces". Y que ahora ha sido el propio Arzalluz el que ha anunciado que, en ese "escenario de confrontación total con el Estado", estaría "no solo el PNV, sino todo el nacionalismo vasco". Y ya sabemos que Arzalluz es tan aficionado a la división del trabajo como renuente a hacer exclusiones entre nacionalistas...

Libertad Digital

ELECCIONES POCO EUROPEAS. Por M. Martín Ferrand

YA hemos admitido, y algún día nos arrepentiremos de ello, que la campaña electoral para el Parlamento Europeo no se refiera, como demanda el sentido común, al Viejo Continente, su Constitución pendiente y las políticas que emanarán de Bruselas durante su próximo periodo legislativo. De lo que se trata es de que el PP y el PSOE se zurren la badana y que ambos puedan demostrar a sus apasionadas clientelas que el malo, el gran responsable de lo que nos pasa, es el otro. De ahí la consideración de «primarias» que, con vistas al 2012, se obstinan en darle a la confrontación Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero y sus abundantes y no muy lúcidos equipos de analistas, asesores, consultores y propagandistas.

Las listas que encabezan Juan Fernando López Aguilar y Jaime Mayor Oreja, auténticas cofradías de afectados a quienes sus jefes quieren consolar o compensar, son un pretexto para llevar a la calle, a los anacrónicos mítines y a sus manipulados resúmenes, lo que debiera ser una sesión continua en el Congreso de los Diputados: las crisis -la global y la específicamente española-, sus demoledores efectos y sus posibles remedios. Es un nuevo ejercicio colectivo de irresponsabilidad dirigente que cuenta con la pasión o el desdén, según los casos, de los dirigidos.

En esta ocasión, el poco madrugador Rajoy ha tirado la primera piedra y aprovechó la presentación de la candidatura que él solito ha compuesto para decir, con tanta precisión como inoportunidad, que Zapatero es «el gran gastador» del dinero de los contribuyentes. Por otra parte, el líder socialista anuncia su dedicación a la campaña y su presencia en diez grandes mítines. Es decir, que de aquí al día 7 del mes próximo no tendremos ni Gobierno ni oposición.

Los tranvías de hace medio siglo y los autobuses que todavía tenían cobrador lucían un prudente letrero: «Prohibido hablar con el conductor». Es importante que quien debe llevarnos hasta final de trayecto sin sustos ni incidentes no se distraiga demasiado. Aquí y ahora es el conductor, el presidente del Gobierno de una Nación en ruina, quien le da palique a los viajeros y el encargado de vigilar su buen trabajo, el líder de la oposición, quien mantiene viva la conversación. Un gran disparate en la línea de lo que, en colectivo ejercicio de enajenación mental, venimos practicando desde hace años. Cinco por lo menos.

ABC - Opinión

EL BABY-BOOM SOCIALISTA. Por Cristina Losada

Leire Pajín

«Insistía Pajín en El Magazine de El Mundo en que "hay vida fuera de la política", cuando la suya jamás se ha desarrollado extramuros de esa fortaleza. Se refería, en realidad, a que después de la tarea se puede ir de cañas con las amigas. Eso es vida.»

Aún meditaba sobre una afirmación del filósofo Sloterdijk acerca de que la suya es una generación desheredada, cuando encontré una entrevista con Leire Pajín. Caray, he ahí una mujer a la que no se puede calificar de desheredada. Recibió el carné casi en la cuna, como esos niños a los que hacen socios de un club de fútbol en el momento del bautizo. Pero la prole del baby-boom socialista no sólo está destinada a ser hooligan del partido y a contribuir al envenenamiento sectario de nuestra política. Constituye el relevo generacional tanto en el partido como en el gobierno, lo que resulta más preocupante.


Estamos ante un grupo generacional que no ha bebido de otras fuentes que las que divulgan y vulgarizan las "pequeñas y malolientes ortodoxias" que sustentan el artificio del sedicente progresismo. Y ante un plantel de apparatchiks que me resisto a llamar políticos profesionales para no degradar la profesionalidad, pero que no se han dedicado a otro menester que la política. El historiador Paul Johnson calificaba a esos burócratas de partido de gran azote humano del siglo XX, pero los aludidos ya no tienen de su condición la menor conciencia. Así, insistía Pajín en El Magazine de El Mundo en que "hay vida fuera de la política", cuando la suya jamás se ha desarrollado extramuros de esa fortaleza. Se refería, en realidad, a que después de la tarea se puede ir de cañas con las amigas. Eso es vida.

Nuestra heredera, fiel a los tópicos, repetía una frase de Fernández de la Vega, según la cual "cuando una mujer da un paso, todas avanzamos". Ese absurdo argumento corporativista ha terminado por imponerse como verdad incontestable. Pero cuando una mujer que carece de méritos es llamada a ocupar una posición de privilegio, retroceden todos los que sí los tienen, sean hombres o mujeres. En un país y un tiempo que ha abolido la meritocracia –en la escuela, para empezar– no cabe esperar que el talento, el esfuerzo y la inteligencia sean los elementos decisivos para ascender en unos partidos que disfrutan de un sistema tan cerrado como el nuestro. Ganar elecciones es, como mucho, lo que cuenta. Y a veces ni eso.

Nada garantiza que los mejores se desempeñen como buenos políticos. El ejemplo paradigmático es aquella Administración Kennedy formada por the best and the brightest. Pero los mediocres serán peores y tendrán como principal empeño cortar el paso de quienes pueden dejarles en evidencia. La generación desheredada de Sloterdijk mantenía, y de qué manera, los vínculos con la tradición cultural de Occidente. Ahora llegan arriba los que rompieron ese cordón umbilical. Esos para los que, como Finkielkraut escribió hace veinte años, un par de botas equivale a Shakespeare. La generación de las Pajín y Aído más sus iguales del otro lado del arco no se verá a sí misma como una generación perdida. No sabe lo que ha perdido y por eso nos perderá.

Libertad Digital - Opinión

MEMORIA. Por Ignacio Camacho

HAS navegado durante dos días por un río de dolor que lleva hasta el corazón de la memoria. Has visto apagarse en tus brazos la vida que te dio la tuya, como una vela que se extingue entre un chisporroteo de estertores, y has flotado a tu pesar en ese amargo vacío sin respuestas que siempre crea la aparición cercana de la muerte. Te ha herido la mirada el resol de la mañana de mayo que enciende los muros de cal de una casa invadida de ausencias, en la que cada rito cotidiano te clava la punzada de una soledad pastosa, densa e inerte. Has sentido el silencio hueco y funeral del desamparo cuando recorres las estancias que habitó tu niñez colorida de voces y presencias, cuando acaricias los muebles y los armarios y los libros en los que reposa la huella polvorienta del tiempo que dejaste atrás. Has desandado el camino de tu propio ser hasta el primer instante que recuerdas, y en esa dolorida exploración se te han acumulado las horas hechas años hasta dejarte exhausto, apaleado por un remolino de sentimientos, estacado de zozobra en mitad del patio donde jugabas con la feliz disipación de la inocencia, quizá bajo este mismo trozo de azul en el que oyes cantar los pájaros y mecerse las flores recién abiertas como esa rosa que alguien acaba de dejar en tus manos.

Al cerrar por fuera el viejo portón has notado en tus entrañas el golpe seco de la madera vencida, y sabes que has bajado la persiana de una etapa que ya no volverá salvo en la bruma de la memoria con que alcances a evocarla. Nada hay tan común como la muerte de un ser querido pero en ese trance decisivo jamás sirve de nada la experiencia; no vale el esfuerzo intelectual, ni el consuelo moral, ni la misma certeza del desenlace. Al final estás solo delante de la maldita puerta que tendrás que cerrar con la melancolía de un expatriado mientras tu estómago te pega por dentro la patada brutal de la evidencia. Antes lo sabías, o lo intuías, pero ahora lo sientes con una certidumbre definitiva, irrevocable: la infancia no acaba cuando te haces adulto, sino cuando muere tu madre.

Así que has vuelto lentamente de la áspera anestesia de los recuerdos al presente que dejaste colgado en la percha del recibidor cuando la angustia te cogió de las solapas para lanzarte a su vértigo de soledades, y en los periódicos ya caducos de las últimas cuarenta y ocho horas has buscado la hoja ruta del retorno. No te será difícil: todo está igual que antes de tu periplo al fondo de la nostalgia. El mismo ritual fatuo de palabras sectarias, el escenario idéntico de una política inmóvil, la trivial logomaquia repetida de consignas estériles. Una breve, concisa cuenta mental te ha permitido calcular la diferencia: debe de haber quince mil parados más, y ni siquiera eso resulta ya una novedad para tener en cuenta.

ABC - Opinión

NOTICIA DE PIPPI CALZASLARGAS. Por José García Domínguez

Referente

«La pecosa Pippi simbolizaba la definitiva superación dialéctica de todas las contradicciones del modo de producción capitalista. Fue ella quien fijó las bases del gran compromiso histórico entre Marx, los déficits públicos estructurales y Peter Pan.»


Atónito, leo en El Periódico de Catalunya que Pippi Langstrum, más conocida por Pippi Calzaslargas, acaba de cumplir cincuenta años. Aún consternado, intento descubrir alguna pista suya en la fotografía de una señora sueca con aire de pensionista del INSERSO de vacaciones en Torremolinos que, de dar crédito al diario, sería Inger Nilsson, la ex niña que diera vida al personaje. Y tras mucho mirar y remirar, resulta que sí, que algo en ese rostro anodino recuerda vagamente a nuestra Pippi. Carpe diem.


Mi generación, que es la de Zapatero, estrenó el uso de razón política mucho más marcada por la socialdemocracia libertaria de Pippi Calzaslargas que por Mao, Stalin, Trotsky y aquella recua de charlatanes de La Sorbona que aún sobrevive atrincherada en la memoria sentimental de nuestros hermanos mayores, los paleoprogres. Y es que lo suyo era otra cosa. En realidad, la pecosa Pippi y sus amigos simbolizaban la definitiva superación dialéctica de todas las contradicciones internas y externas –si las hubiere– del modo de producción capitalista. Al cabo, fue ella, Pippi, quien fijó las bases del gran compromiso histórico entre Marx, los déficits públicos estructurales y Peter Pan.

Hacer siempre y en todo momento lo que a uno le diese la real gana, vivir el instante, al día y del aire cuando no de los padres o el Estado, sólo obedecer el muy imperativo mandato de Rimbaud –"Hay que ser absolutamente moderno"– y negarse firme, terca, obstinadamente a crecer. He ahí el modelo ético y estético, el paradigma vital, el referente como dicen los periodistas, encarnado por aquel pequeño icono nórdico, saltarín y pelirrojo, ¡ay!, condenado a desaparecer ahogado entre los michelines de la señora Nilsson.

Apenas medio siglo antes de su súbita irrupción en nuestra infancia, Stefan Zweig recordaba en El mundo de ayer: "[en los años veinte] El que quería triunfar en la vida se veía obligado a recurrir a todos los disfraces posibles para parecer más viejo de lo que realmente era (...) Los diarios recomendaban productos para adelantar la aparición de la barba". Los médicos recién salidos de la universidad se esforzaban por conseguir una barriguita lo más oronda posible, amén de cargar sus narices con gafas de montura de oro, aunque su vista fuera perfecta, "ello pura y simplemente para dar a sus pacientes la impresión de que tenían experiencia...".

Y pensar que ya casi estaba a punto de empezar la férrea dictadura de los perpetuos adolescentes que, a su modo, nos anticipó Pippi.

Libertad Digital - Opinión

LAS CONDICIONES DEL CAMBIO VASCO

EL Parlamento de Vitoria abrirá hoy una nueva etapa en la historia del País Vasco con la elección de Patxi López como nuevo presidente del gobierno autonómico. La mayoría parlamentaria formada por el Partido Socialista, el Partido Popular y el único diputado de UPyD permitirá a López ser investido en la primera votación. Será entonces cuando el cambio de régimen empezará a ser una realidad, después de un cuarto de siglo de control omnímodo del Partido Nacionalista Vasco, que aún permanece en las Diputaciones de los Territorios Históricos y en la mayoría de los Ayuntamientos vascos. Por tanto, el gobierno socialista presidido por López va a enfrentarse a una tupida red de servidumbres políticas y sociales tejida minuciosamente por el PNV durante muchos años. Las dificultades ya han aparecido antes incluso de que sea investido presidente. Para formar gobierno López ha tenido que recurrir a dirigentes de su partido, a falta de independientes dispuestos a asumir consejerías. La intimidación que pesa sobre los no nacionalistas aún perdurará mucho tiempo, porque no es fácil liberarse de los sentimientos de exclusión y temor impuestos por el terrorismo y la hipocresía nacionalista.

A pesar de todas estas dificultades, López sabe que cuenta con una mayoría parlamentaria que le permitirá introducir los cambios necesarios para que la sociedad vasca viva realmente en una situación de democracia y derechos individuales. Sólo si estas reformas de regeneración democrática son profundas y transformadoras se podrá demostrar a los vascos que el nacionalismo es únicamente una opción política más y no una religión de Estado. Si, por el contrario, el PSE se autolimita su capacidad de gobierno para no irritar al PNV, se perderá la oportunidad de cambiar el rumbo del País Vasco y de gobernarlo como una sociedad moderna y no como una comunidad anclada en la mitología nacionalista.

Ahora bien, la negativa del PSE a formar un gobierno de coalición con el PP pone en las manos de los socialistas toda la responsabilidad de sus decisiones. Es el coste de gobernar en solitario. El PP no puede ser el chivo expiatorio de la falta de fortaleza que pueda sufrir el gobierno de López por las presiones nacionalistas. Presiones aseguradas en cuanto el nuevo lendakari impulse sus compromisos de reformar la policía vasca, los medios públicos de comunicación y el sistema educativo. También, por supuesto, de poner las instituciones democráticas vascas al servicio de la derrota de ETA. El PP debe responder de su apoyo en la medida en que se mantengan las condiciones pactadas para que hoy lo preste a Patxi López en la Asamblea de Vitoria. Hasta ahora, el PP ha tenido un comportamiento ejemplar, que no se corresponde con algunas declaraciones críticas de ciertos dirigentes socialistas, al parecer irritados por tener que pactar con los populares el gran cambio que necesita el País Vasco. Tanto o más que el apoyo del PP, Patxi López va a necesitar el respaldo del Gobierno central y del PSOE. Uno y otro habrán de soportar la precariedad de su mayoría en el Congreso de los Diputados, y no caer en la tentación de sustituir al PP por el del PNV a cambio de estabilidad en Madrid. Es Zapatero, no Rajoy, quien debe cubrir las espaldas del nuevo lendakari frente al PNV.

ABC - Editorial

EL ENFERMO DE EUROPA

El peso de la quiebra inmobiliaria impide la recuperación de la economía española en 2010

La economía de la zona euro está atrapada en la crisis económica más grave de la que se tiene constancia desde el final de la II Guerra Mundial, pero, al menos, el informe económico de la Comisión Europea aprecia indicios suficientes para pronosticar una lenta mejoría a partir de 2010 para el conjunto de países de la Unión Económica y Monetaria. El perfil que dibuja Bruselas empeora las predicciones anteriores. La intensa recesión contraerá el PIB de la UEM un 4% en 2009, llevará la tasa media de paro en torno al 10% y el déficit público hasta el 5,3% del PIB. La Comisión subraya las causas de esta recesión, que todavía provocará un retroceso del PIB en 2010 del 0,1%: estrangulamiento financiero, depresión del comercio mundial y, en algún país, como España, quiebra del mercado inmobiliario.


En este marco general, los perfiles más oscuros corresponden a España. Las cifras no difieren de las tétricas predicciones de otros organismos (un descenso del PIB del 3,2% en 2009, una tasa de paro que duplicará la europea en 2010, un déficit público superior al 8,5% del PIB este año y más del 9% el próximo) y ratifican algunos de los temores sobre la economía española sugeridos por destacados economistas. El peor, que la recesión española llegue hasta finales de 2010, cuando el resto de sus socios europeos ya pueden haber iniciado lentamente la recuperación.

Por tanto, la interesada comparación de la cifra de la recesión en España (-3,2%) con las más acentuadas de Alemania (-5,4%) o Reino Unido (-4,4%) es trivial y confunde a la opinión pública. Francia, Alemania o Reino Unido se ajustarán intensamente, pero disponen de resortes de actividad de los que España carece. El mercado inmobiliario español ha quebrado y gran parte del empleo de los últimos dos lustros, directa o indirectamente soportado por el ladrillo, ha desaparecido. Quienes se preguntan por qué la tasa de paro española duplica la europea deben recordar que la actividad inmobiliaria también pesa en el PIB español casi el doble que en los países centrales del área euro.

El informe de la Comisión se pregunta si hay indicios suficientes para confiar en una recuperación económica. La respuesta parece ser moderadamente alentadora, en parte porque los motivos para la confianza, entre los que destaca la suposición de que el sistema bancario se irá normalizando durante los próximos meses, no están fundamentados con precisión. En cambio, expone con rotundidad que la economía española estará en la cola de la UEM a finales de 2010, al menos en términos de actividad. El que los hechos contrastados desmientan continua y sistemáticamente la absurda confianza oficial en una recuperación a corto plazo es una de las razones de que el Gobierno esté perdiendo credibilidad a chorros ante la opinión pública. Puede perder la poca que le quede si insiste en mostrarse optimista sin razón o en cuanto proponga otro plan de estímulo económico sin las suficientes garantías de ejecución.

El País - Editorial

Todos con Madrid 2016

Los ciudadanos de Madrid están entusiasmados por la posibilidad de acoger la cita olímpica. España quiere revivir el brote de entusiasmo de Barcelona 92.

FALTAN 151 días para que se conozca la ciudad organizadora de los Juegos Olímpicos de 2016, objetivo que persiguen Río de Janeiro, Tokio, Chicago y Madrid. Pese a que Coubertin fue un visionario, capaz de vaticinar a finales del siglo XIX la importancia del deporte como elemento de hermandad entre los pueblos, seguramente no pudo imaginar que en el futuro tantas y tan buenas candidatas se disputasen la organización de los Juegos. Dicho lo cual, creemos que Madrid merece suceder a Londres como sede olímpica.


Cuando la Comisión de Evaluación del Comité Olímpico Internacional (CIO) aterrice hoy en la capital de España para elaborar su informe, que puede ser clave para la decisión final, se encontrará con un proyecto sólido, respaldado por las instituciones y por los ciudadanos. La candidatura está madura porque Madrid ya optó a los Juegos de 2012, y se quedó a sólo dos votos de disputarle y probablemente arrebatarle a Londres la elección. Eso le permite tener acabadas el 70% de las instalaciones. La semana pasada fue inaugurado el emblema arquitectónico de la candidatura: la Caja Mágica. Es la infraestructura más moderna del mundo para la práctica del tenis. En el corte de la cinta estuvieron el presidente Zapatero, la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde, Ruiz-Gallardón, y ésa es la mejor prueba de la implicación de todos -por encima de enfrentamientos políticos y de guerras internas de partido- y garantía añadida de seguridad y fortaleza económica. La Caja Mágica acogerá a partir del viernes el Abierto de Tenis de Madrid, torneo que contará con la presencia del número uno mundial, Rafa Nadal. Es precisamente el excelente momento que vive nuestro deporte, con figuras de prestigio internacional, un argumento más para aspirar a los Juegos. Como lo es que un español como Samaranch, presidente de honor del CIO, sea quien casó de manera natural el deporte profesional con el espíritu olímpico y entendió que los Juegos debían aprovechar las nuevas tecnologías para convertirse en un espectáculo universal.

Los ciudadanos están ilusionados con la posibilidad de acoger la cita. España quiere revivir el brote de entusiasmo de Barcelona 92. Como entonces, no sólo es la ciudad, es todo el país el que se implica y el que vibra con unos ideales que representan lo mejor de nuestra civilización: el esfuerzo personal, el espíritu de superación y la deportividad. Valencia, excelente anfitriona de la Copa América, sería la subsede de vela, y Barcelona, Málaga y Córdoba -entre otras- acogerían la fase de clasificación de fútbol.

Si Barcelona 92 cambió su imagen y la del conjunto de España, Madrid 2016 quiere contribuir a afianzar esa estampa de país solvente, pujante y competitivo. Barcelona tuvo en Maragall a su gran impulsor, y ahora es Gallardón, un político de primera división, quien se ha involucrado no menos en la promoción de la candidatura de Madrid y en la transformación de la ciudad.El alcalde ha tenido el acierto de recuperar zonas degradadas para convertirlas en eje de las nuevas instalaciones y ha puesto a Madrid a un paso del sueño olímpico.

Las cuatro ciudades ahora finalistas pasaron en 2008 una primera criba del CIO en la que Madrid fue la segunda mejor puntuada (8,4), sólo dos décimas por debajo de Tokio -seguramente por su mayor oferta hotelera- y por delante de Chicago y Río. Cada ciudad juega sus bazas. Tokio ha hecho una gran apuesta tecnológica, pero su talón de Aquiles es el escaso apoyo que la candidatura tiene entre la población, muy visible en las encuestas. Chicago cuenta a su favor con ser la cuna del presidente Obama, aunque técnicamente está peor preparada que Madrid. Río representa el empuje de un Brasil que se sube al tren de la modernidad.

El próximo 2 de octubre los Reyes estarán en Copenhague encabezando la representación española para que Madrid entre en la historia olímpica. La ocasión merece el apoyo de todos.

El Mundo - Editorial

El sesgado universalismo de la justicia española

Este es el universalismo de la justicia española. Un universalismo caprichoso que responde más a criterios ideológicos que jurídicos y que no le hace ningún bien a la justicia, ni a la diplomacia, ni a España."

¿Quiénes somos nosotros para arreglar la casa ajena cuando tenemos que arreglar tanto en casa propia?". Podría elaborarse más el planteamiento de Carlos Dívar, presidente del Tribunal Supremo, pero no exponerse de un modo tan claro y contundente como lo hizo este lunes en una declaración pública. Es en la fuerza de lo obvio donde radica su originalidad. Asistimos en España a una crisis judicial de primer orden, cuyo síntoma más visible es el malestar general con el estado de la justicia, mientras algunos jueces se empeñan en abrir peregrinas causas que poco o nada tienen que ver con la jurisdicción española, que es la que a ellos les compete.


La jurisdicción universal, un concepto jurídico muy reciente y bastante desconocido, podría resultar razonable siempre y cuando afectase a los intereses de súbditos españoles en el extranjero que, como bien ha indicado Dívar, no hayan sido suficientemente protegidos más allá de nuestras fronteras. Pero de ahí a convertir la jurisdicción universal en una suerte de salvoconducto para incoar causas internacionales y con cualquier pretexto hay un trecho considerable. Demasiados puntos negros tiene la justicia en España como para que sus administradores se dediquen a ir de justicieros por medio mundo.

Baltasar Garzón, el eterno juez estrella cuya ansía de notoriedad es sobradamente conocida dentro y fuera de España, es quizá el representante más distinguido de esta justicia universal ejercida desde un juzgado de Madrid. Pero no es el único ni el más sangrante. Otro juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, ha emprendido una campaña judicial contra el ejército de Israel por un bombardeo selectivo de éste sobre la casa de un líder de Hamas en un barrio de Gaza allá por el año 2002. De nada ha servido que el propio fiscal de la Audiencia haya pedido que se archive la causa por considerar que España no puede actuar como una "tercera instancia penal" en el caso. Andreu sigue en sus trece provocando incluso un conflicto diplomático con el Gobierno israelí.

Andreu, ocupado en arreglar en casa ajena descuidando el lamentable estado de la propia, se escuda tras el Convenio de Ginebra para juzgar un asunto que ni va ni viene con la justicia española. Y no sólo eso, todo el caso del ataque a Gaza apesta a las consignas clásicas de la izquierda antisemita. La causa, nacida de la denuncia de una ONG palestina, involucra actualmente a siete militares israelíes incluido el ex ministro de Defensa Benjamin Ben-Eliezer, pero en origen incluía al entonces primer ministro Ariel Sharón, objetivo predilecto de la última hornada de judeofobia. Contrasta además el celo de Andreu en investigar al ejército israelí cuando ni él ni ningún otro juez se han preocupado nunca de escrutar las acciones de Hamas dentro de su territorio que no son, precisamente, muy respetuosas con los derechos humanos.

Podría decirse lo mismo de Garzón y sus incursiones internacionales en las que jamás ha iniciado proceso alguno contra dictadores socialistas, con o sin españoles de por medio. Este, según parece, es el universalismo de la justicia española. Un universalismo caprichoso que responde más a criterios ideológicos que jurídicos y que no le hace ningún bien a la justicia, ni a la diplomacia, ni a España.

Libertad Digital - Opinión


El sesgado universalismo de la justicia española

LA ESPAÑA DE ZP. Por José María Carrascal

Recuerdo como si fuera hoy la primera entrevista que hice a Juan Linz, pese a haber pasado treinta años, tal fue la impresión de sabiduría y mesura que me produjo. Enseñaba entonces en la Universidad de Columbia, aunque no perdía de vista lo que ocurría en España, y me contaba los resultados del que había sido uno de sus primeros trabajos sobre el terreno, única manera de que la Sociología merezca el calificativo de ciencia, todo lo demás son elucubraciones. «Cuando llegaba a un pueblo con plazas preciosas, fuentes adornadas, aceras impecables, y me ponía a indagar los medios de vida de sus vecinos -me decía-, me daba cuenta de que vivían con la soga al cuello. Mientras que en los pueblos ruidosos, sucios, con las calles y aceras destrozadas por el paso de vehículos, la gente vivía mucho mejor. Y es que en los primeros toda la inversión era de los ayuntamientos y las diputaciones, sin crearse auténtica riqueza, mientras que en los segundos los vecinos eran quienes la creaban. La conclusión era fácil: los ayuntamientos crean una riqueza tan falsa como el aspecto de sus pueblos, al dedicar sus recursos a bienes suntuarios, sin valor añadido, en vez de generar productos que a su vez generan otros, como son los que crean sus vecinos.»

Me ha venido a la memoria aquella constatación de Linz, que como profesor emérito sigue en Yale dando lecciones magistrales de sociología y de política, ante las medidas que está tomando el nuevo Gobierno español frente a la crisis, encauzadas precisamente a través de las instituciones que menos riqueza crean y más recursos despilfarran, los ayuntamientos y las autonomías, auténticas máquinas de gastar sin producir, de devorar dinero sin generar medios. Lo ve cualquiera con dos ojos en la cara. El despilfarro de nuestros ayuntamientos en fiestas, concursos, comidas, viajes y dietas sería motivo de escándalo en cualquier país con sensibilidad democrática y cualquier sociedad consciente de que el dinero público es del contribuyente que lo paga, no del Gobierno que lo gasta. Por Nueva York están pasando constantemente personajillos de este tipo, que vienen, según ellos, a «vender» su localidad, sin que nadie les haga caso, excepto los periodistas y cámaras que traen consigo, pues a quienes realmente venden su viaje es a sus vecinos, viniendo ellos a hacer turismo, acompañados de la flor y nata de su localidad y partido.

El caso se repite en las autonomías, corregido y ampliado por su extensión y obligado por el régimen que nos hemos dado, que propicia, más que la descentralización, la multiplicación del centralismo a nivel regional. Aparte del gobierno, parlamento, tribunal superior de justicia y otras instituciones que nuestro ordenamiento constitucional concede a esas comunidades, no hay comunidad autónoma que no tenga su corte de asesores gubernamentales bien pagados, su parque automovilístico digno de un emirato del Golfo Pérsico, sus televisiones propias para gloria del mandamás de turno y su enjambre de paniaguados, que han disparado sus gastos a la estratosfera. A lo que seguirán «embajadas» en las principales capitales extranjeras, como ya está haciendo Cataluña. ¡Esto sí que es disparar con pólvora del Rey! Pues en una democracia el verdadero rey es la ciudadanía, con permiso, que estoy seguro me concederá, de Don Juan Carlos.

Estos son los canales -más dinero a los ayuntamientos, nueva financiación autonómica- por los que el nuevo Gobierno Zapatero quiere vadear la crisis. Justo los menos indicados para iniciar la recuperación, los menos productivos y los más derrochadores, cuando debería mirarse que cada euro que se gasta fuese allí donde genera más riqueza, es decir hacia una economía productiva. ¿Y cuál es la economía productiva? Pues la que arranca de la iniciativa personal, del esfuerzo individual, de la formación general y de las estructuras competitivas. Algo a lo que no prestó la menor atención ni dedicó un euro el primer Gobierno Zapatero y, a tenor de las medidas que está tomando, tampoco se la presta el último, más atento a las próximas elecciones europeas que a la crisis que tenemos encima. Se ha enterado por la radio y los periódicos de que el 80 por ciento de los puestos de trabajo la pequeña empresa, a la que hasta ahora no ha prestado la menor atención. Los cursos de capacitación los ha dejado en manos de los sindicatos, que es como dejar a la cabra al cuidado del huerto, pues nuestros sindicatos son cadenas de transmisión de la «política de izquierdas», para apaciguar a los trabajadores que ya tienen empleo, a cambio de pingües beneficios para sus dirigentes. La educación puede decirse que no ha existido para este Gobierno, que más bien se ha dedicado a aligerar los planes de estudio para que los alumnos tengan más fácil obtener un título, parecido al que ahora quiere dar a las amas de casa. Así hemos logrado crear la generación peor preparada comparativamente de la reciente historia de España. Cuando la educación es tanto o más básica para el desarrollo de un país que las riquezas naturales, la productividad, las exportaciones o las inversiones, pues todo ello depende del capital humano de que se disponga. Pero el capital humano de que dispone hoy España está a la cola de los países desarrollados y de algunos subdesarrollados. ¿Sabían ustedes que los niños indios conocen la tabla de multiplicar del 0 al 20, es decir que si se les pregunta cuánto es 12 por 17 responden automáticamente? Sospecho que los niños españoles tienen problemas en decir cuánto es 2 por 7. Los que realmente valen se van fuera, ante las pocas perspectivas que encuentran dentro, y los que se quedan piensan en cosas más placenteras que en esforzarse y labrarse un porvenir. El otro día, en el informativo de Televisión Española, se entrevistaba a un chico que podía ser el reflejo de la miseria educativa y humana en que ha devenido el país bajo el presente Gobierno. Tenía 21 años y no había llegado a terminar la enseñanza obligatoria, pues prefirió irse a la construcción, como peón naturalmente, pues no tenía capacidad para otra cosa. Con el desplome del mercado inmobiliario, se encuentra en el paro, sin apenas posibilidad de encontrar trabajo en otros ramos. Pero no era eso lo que parecía preocuparle, sino el no poder seguir con el plan de vida que llevaba. «La cosa está realmente mal -decía-, sin tener para tomarte unas cervezas o salir con los amigos.» Puede que durante los próximos meses su ayuntamiento le dé trabajo para que arregle el jardincito de la plaza mayor de su pueblo y pueda seguir tomándose todas las cervezas que quiera y salir con los amigos, que tarde o temprano estarán como él. Pues la crisis de la construcción, en último término, no es más que la crisis de la educación.

Esta es la España de José Luis Rodríguez Zapatero, una España que trata de copiar el modelo de Andalucía, donde la subvención llega a todos los rincones, y los niños, cuando les preguntan en qué trabaja su padre, responden: «En el paro». ¿Por qué se creen ustedes que se ha traído a Chaves de allí, le ha dado una vicepresidencia y le ha puesto al frente de la política territorial?

Sí, ésta es la España de ZP, el hombre que iba a cambiar el país. Y a fe que lo ha cambiado. Aparte de devolvernos a los Reinos de Taifas, ha vuelto a poner de moda el «¡Que inventen ellos!»

ABC - Opinión

Conferencia de María Blanco (Mary White) en la Universidad Pompeu Fabra



María Blanco, doctora en Ciencias Económicas from nachocorredor on Vimeo.