La retórica buenista produjo pésimos resultados en su día, incluyendo un «efecto llamada» que ha generado un desequilibrio entre oferta y demanda en el mercado laboral para unos trabajadores de características singulares. Por fortuna, los episodios de xenofobia son muy reducidos hasta el momento, pero conviene mantener la alerta porque la situación de crisis es muy propicia para generar tensiones en la convivencia social. En rigor, los datos que ofrece el Plan de Retorno Voluntario son la prueba incontestable del fracaso de una política errática y dispersa. La cooperación con los países de origen no termina de producir los frutos necesarios y tampoco la coordinación con nuestros socios en la Unión Europea funciona con la eficacia que sería deseable. El Ejecutivo vive al día también en esta delicada materia, poniendo en marcha una serie de ocurrencias para salir del paso. Cuando el informe oficial reconoce que solo el 7,9 por ciento de los inmigrantes tiene intención de regresar a su país es que los mecanismos no son apropiados para encauzar un problema tan complejo. Las políticas públicas deben ser evaluadas en función de sus resultados y no de las buenas intenciones de sus promotores, que hay que dar por supuestas. Así las cosas, habrá que esperar la formulación de nuevos proyectos y exigir que se aporten soluciones razonables antes de que sea demasiado tarde.
ABC - Opinión
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