jueves, 11 de junio de 2009

EL «BLUES» DE MONCLOA. Por Valentí Puig

RETROCEDEN los fundamentos de la innovación económica en España, según informes recientes. Eso tiene su grave correlato político, al igual que deteriora nuestra capacidad competitiva. Vegeta el I+D, suena el «blues» de Moncloa. Para muchas pequeñas empresas y cientos de miles de autónomos, la inversión tecnológica es un espejismo. Mientras, la advertencia del electorado en los comicios recientes ha sido seria en toda la Unión Europea. La «Tribune de Genève» dice que, de hecho, la socialdemocracia europea zozobra en ese estado de coma rebasado que significa la muerte cerebral, puesto que es ahí, en la sede del pensar, donde se sitúa la debilidad de esa corriente política de tanto peso. Música reiterativa, pocas ideas en el «blues» de Moncloa. Hace falta ponerle otra letra, distinta a la de Pajín o de López Aguilar si es que el zapaterismo pretende rehacerse después del shock.

¿Por dónde comenzar? Qué lejos quedan las expectativas de la presidencia semestral europea que iba a relanzar a Zapatero en España, Europa entera y en el ancho mundo. Qué sombrío «memento mori» aparece al fondo de aquel hermanamiento laureado que iba a producirse entre Zapatero y Obama. Incluso así, el zapaterismo todavía podría rehacerse, entre otras cosas porque no ha pasado por las vicisitudes de un hundimiento, sino de una dura advertencia. Nada está escrito, pero hoy, como la psicología de la soledad nutre el «blues», de soledad vive La Moncloa al irse quedando sin socios parlamentarios, viendo reducido su arraigo -por ejemplo- en Madrid. Si los votantes castigan por la crisis, pocos socios se arriesgarán a dar la cara por el gobierno socialista.

El presidente del Gobierno dispuso hace poco del recurso de remodelar su gabinete y no le ha dado un gran resultado. Tampoco puede echar mano de las reservas de energía del PSOE porque lo ha reconvertido tan a su imagen y semejanza que tiene a los felipistas casi extramuros, quejándose de que las chicas de dieciséis años puedan abortar sin decírselo a sus padres y de que se cierre la central nuclear de Garoña. Zapatero se ha quedado más bien solo mientras el paro va en incremento inexorable y a Mariano Rajoy le están saliendo bien las jugadas, en un efecto de «tempo» sensato que silencia las conspiraciones internas de la derecha caníbal. La vida parlamentaria cesa su ritmo normal en unas semanas. Ya vendrá otoño. Para entonces se sirve el menú de los presupuestos generales del Estado y la nueva ley del aborto. El «blues» recomenzará. Tal vez antes haya que hacer algo con las cajas de ahorro, como plato de verano. Acecha todavía la sentencia del Constitucional sobre el segundo estatuto catalán. Una incógnita preferente corresponde a cómo y cuando el Gobierno adoptará medidas para una mayor «flexiseguridad» del mercado laboral.

Yo que de momento sabemos es que -según el voto europeo- la socialdemocracia no es considerada la fiadora de los intereses económicos del pueblo cuando llega una crisis económica. Es más: se considera más apto un centro-derecha al que la izquierda culpaba de haber propagado los virus del neoliberalismo. Ni tan siquiera para una mayor intervención del Estado en la economía se supone que la socialdemocracia sea el gestor más adecuado. Ese «blues» del centro-izquierda europeo ha abierto las puertas a los himnos tan discordantes del populismo y la pulsión euroescéptica. No es que el centro-derecha retroceda porque la derecha se radicaliza, sino que se reafirma mientras la derecha radical crece a expensas de la izquierda. Un «blues» para tardes de lluvia en los cristales.

ABC - Opinión

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