
Lo que ha supuesto la derrota electoral de Zapatero es el naufragio del PSOE. Su éxito se ha sustentado en la anulación de las mejores cabezas del socialismo y en su sustitución por militantes -y militantas- de menor cuantía política e intelectual. Esos son los restos del naufragio. Habrá que ver lo que hace con ellos para que no se conviertan en botín de raqueros. Ha sostenido en la presidencia del PSOE, y le ha incorporado al Gobierno como vicepresidente, a Manuel Chaves, recordman nacional del nepotismo y responsable de un modo de Gobernar, en Andalucía, basado en el subsidio y creador de pobreza. Mantiene como número dos de la formación, con la función añadida de ministro de Fomento, a José Blanco, responsable del fracaso electoral en Galicia y animador de maneras faltonas y pendencieras en la convivencia política nacional. A mayor abundamiento y rodeado de aídos, chacones y moratinos, consagró como tercera autoridad socialista a Leire Pajín, responsable de la campaña del fracaso y, pobrecita, una personalidad con pocas posibilidades de llegar a ser persona. ¿Están dispuestos las bases y los notables más conspicuos del PSOE a mantener un elenco y unos modos como los aportados por el líder al que se le acabó el buenismo y se ha entregado a la contumacia?
ABC - Opinión
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