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Hay que ponerse en la piel de Obama al oír las palabras de su Jefe de gabinete. «Señor Presidente, prepárese para encontrarse planetariamente con Zapatero». Y la profunda depresión. Claro está que no toda la culpa ha sido de Leire. Durante la campaña electoral le han crecido todos los enanos posibles y probables. Sucede que su antecesor, José Blanco, aguantaba a pie firme las peores galernas y les daba vuelta con un simple soplido. Ahora es uno de los ministros mejor valorados del Gobierno, el sucesor de una calamidad nacional, y ha demostrado en los pocos meses que lleva en el cargo una sensibilidad democrática con las autonomías no socialistas, esperanzadora y elogiable. Pero las campañas electorales del PSOE han perdido mucha eficacia con su ausencia. Y a Leire Pajín le viene grande el vestido. Y además del vestido, las chorradas de Bibiana Aído, las subvenciones de Chaves, la escasa convicción de Juan Fernando López Aguilar, y los guiones subvencionados de Ángeles Sinde, la ministra de Cultura. Demasiado para Leire, que es una chica impetuosa y frenética, pero inconsistente. Leire ha contado a su favor con la identificación plena en la campaña del Presidente del Gobierno. A su favor y en su contra, porque fracasadas las elecciones, el Presidente ha dejado de identificarse. «Me la juego», dijo semanas atrás. Y como ha perdido, ya no se acuerda de su intención. Toda la responsabilidad caerá sobre Leire y López Aguilar, que han sido efusivamente felicitados por Zapatero, y por ello, pueden considerarse a medio plazo desencajados del sistema. En el Palacio de La Moncloa y sus amplios jardines, todo son parabienes y cantos de pajarillos. Jilgueros y ruiseñores alegran las sienes de Zapatero. Pero en Ferraz han principiado a oírse los amenazantes gritos de los monos aulladores. Y ahí están la Pajín, el Gómez madrileño y el valenciano que es tan poquita cosa que ni me acuerdo de su apellido, acorralados por los sonidos de la protesta. A la señora Sinde no le llegan los sonidos porque no se entera de nada, y en ese aspecto, hay que reconocerle una sordera inteligente. Leire Pajín sólo puede ser salvada por Obama, pero don Barack no está dispuesto a hacerlo. Y es comprensible. Si no ha salvado a la «General Motors» no tendría justificación ante los americanos que se volcara con Leire Pajín y se uniera planetariamente con Zapatero, que lo más planetario que tiene es haber nacido en Valladolid, y a mucha honra, digo yo. Para el Partido Popular la defenestración de Leire sería desastrosa. Y Blanco ya lo ha intuido. Y Rubalcaba. Es decir, los que piensan. Y los que influyen en el planetario.
La Razón - Opinión
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