lunes, 1 de junio de 2009

ENERGIA NUCLEAR, LA OPCION MAS RAZONABLE

Si el Gobierno quiere limitar la factura de las importaciones y reducir la dependencia del exterior, no tiene otra solución a largo plazo que apostar por la energía nuclear.

EL GOBIERNO tiene que decidir antes del 5 de julio si mantiene en funcionamiento la central nuclear de Garoña (Burgos), que opera desde 1971, o la cierra definitivamente. El Consejo de Seguridad Nuclear presentará el próximo viernes un informe técnico al Ministerio de Industria, que probablemente recomendará que la instalación siga produciendo electricidad.


La resolución que adopte el Ejecutivo sobre Garoña, la nuclear en activo más antigua de nuestro país, es muy importante porque en los próximos tres años habrá que tomar decisiones parecidas sobre las centrales de Almaraz, Ascó, Cofrentes y Vandellós.

El programa del PSOE recogía el compromiso de «sustituir de forma gradual la energía nuclear por energías seguras, limpias y menos costosas, cerrando las nucleares de forma ordenada al final de su vida útil».

Cuando el PSOE elaboró su programa no había crisis económica ni el petróleo había sobrepasado los 100 dólares por barril, por lo que Zapatero tiene que decidir ahora en una situación completamente distinta. El Gobierno está dividido, mientras que el sector eléctrico amenaza con recortar sus inversiones y acudir a los tribunales si el presidente opta por el cierre paulatino de las centrales nucleares.

Diferentes informes técnicos coinciden en que Garoña podría continuar abierta 10 años más, como pide el sector, sin riesgo alguno, ya que hay en el mundo un centenar de instalaciones que están funcionando con la misma tecnología.

Por otro lado, las centrales nucleares suministran en estos momentos un 18% de la energía eléctrica que se produce en España frente al 30% que generan las de ciclo combinado, que operan con gas importado de Argelia. Si el Gobierno decidiera eliminar la energía nuclear, España tendría necesariamente que construir más centrales de ciclo combinado y aumentar su parque eólico, que hoy proporciona el 17% de la energía eléctrica.

La energía nuclear es hoy la más barata, por lo que su desaparición provocaría en todo caso un incremento del coste de la producción de electricidad, factor básico de competitividad, como recogía ayer nuestro suplemento Mercados.

Países como Gran Bretaña y Alemania han tomado la decisión de construir nuevas centrales nucleares o alargar la vida de las que ya existen, aunque también es cierto que otros como Italia y Austria carecen de este tipo de instalaciones. Francia, en cambio, produce el 90% de su energía -la más barata de Europa- mediante una extensa red de nucleares, a la que españa recurre cuando lo necesita.

Zapatero propone como alternativa las energías renovables, pero éstas son demasiado costosas, dependen de factores climáticos y no pueden satisfacer la demanda a gran escala de una ciudad o una planta industrial.

El hecho es que la dependencia energética de España del exterior -el 81% de nuestras necesidades- ha ido creciendo a lo largo de las últimas décadas, especialmente por el fuerte aumento del parque automovilístico, que ha provocado un alza en las importaciones de petróleo.

Si el Gobierno quiere limitar la astronómica factura de las importaciones y reducir la dependencia del exterior, no tiene otra solución a largo plazo que apostar por la energía nuclear, que es ilimitada, barata y no contaminante. Parece la única alternativa realista para mantener ese modelo de crecimiento sostenible por el que apuesta Zapatero, que no será viable si España no dispone de una energía abundante y a precios competitivos.

El Mundo - Editorial

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