jueves, 7 de mayo de 2009

ALMUNIA Y CORBACHO. Por M. Martín Ferrand

TRAJANO, el emperador romano que nació en Itálica, conquistó la Dacia cuando nacía el siglo II. A Itálica, hoy, le decimos Sevilla y Dacia se corresponde con Rumania. Celestino Corbacho es pacense. Nació a un paso de Olivenza y, quizás estimulado por la pugna bilingüista de su entorno infantil se hizo mocito en Hospitalet de Llobregat. Ahora, como ministro de Trabajo en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero -lo es, lo juro-, también pretende conquistar Rumanía y, como para merecer el aplauso de los rumanos, perpetra que el Estado Español, socio de Rumania, la séptima Nación más poblada de la Unión Europea, estimule el regreso a su país de los rumanos que padecen el mal del paro en el dramático lote humano que ya supera los cuatro millones de víctimas.

Darle el subsidio de paro a un rumano que, por ejemplo, retorna su residencia a Bucarest tras su fracaso laboral en Madrid es, además de una temeridad presupuestaria -de gran calado social, eso sí- un gran manantial de corrupción y fraude. ¿Cómo piensa el ministerio de Corbacho controlar en el Este de Europa el potencial desmadre que permite barruntar su proyecto si, hoy por hoy, no es capaz de ajustar el problema en el Sur de España? Conviene, frente a tan voluntarioso plan, añadirle a la reflexión el dato de que los rumanos son ciudadanos europeos de pleno derecho y que cualquier norma o reglamento que quiera limitar su libre desplazamiento por la Unión, España incluida, sería rotundamente ilegal.

No creo, ni hay bases para hacerlo, que Corbacho sea ni más ni mejor socialista que Joaquín Almunia. Lo señalo para que conste que la torpeza que, aquí y ahora, acompaña los espasmos gubernamentales que tratan de enfrentarse con el paro no son de naturaleza ideológica. Buena parte de ellos residen en la insuficiencia intelectual, técnica y política de Zapatero y de quienes le acompañan en tal responsabilidad. Almunia, que fue ministro de Trabajo con Felipe González y es comisario de Economía de la UE, viene predicando que necesitamos una revisión profunda de nuestro ordenamiento laboral y que, en cualquier caso, España sería el último país de la Unión, ¡de los 27!, en salir de la crisis. Hoy, con más del 17 por ciento de tasa de paro -el doble de la media europea- y camino de superar el 20 antes de un año, no caben cataplasmas tan mínimas, y seguramente inútiles, como el plan Corbacho para convencer rumanos.

ABC - Opinión

0 comentarios: