
Sólo puede decirse en defensa de tan ilustre extremeño recriado en Barcelona que su jefe político, Zapatero, hace sólo un año, en su segunda investidura, aseguraba con el desparpajo engañoso que acostumbra: «Aunque tengamos por delante un incremento de la tasa de desempleo, estamos en niveles mucho mejores que cuando llegamos al Gobierno». Esa frontera «imposible» de traspasar -el 11,2 por ciento- ya ha superado el 17. La única diferencia de Corbacho con Zapatero es que en éste no cabe el dilema: miente y es incapaz. Las dos cosas.
La situación es desesperada. Tanto que la voluntariosa Elena Salgado, la vicepresidenta que en lugar de tapizarse se viste, ya ha tenido que reconocer: «No llegaremos a los cinco millones de parados». Valga como expresión de un deseo; pero, de verdad, ¿cuánto tardaremos en sobrepasar esa nueva meta establecida con más entusiasmo que análisis? En varias regiones españolas ya se ha sobrepasado el 20 por ciento, y en Andalucía el porcentaje alcanza el 27.
Es un problema de muy difícil solución. Técnicamente es abordable; pero la contumacia política de Zapatero y sus muchachos/as, que pretenden hacer tortilla sin romper huevos, nos aleja de cualquier solución. El equilibrio de fuerzas en el Parlamento descarta una moción de censura con efectos fulminantes y, en consecuencia, sólo cabe esperar que la responsabilidad del PSOE, de sus militantes y sus cuadros, exija un cambio de rumbo al Gobierno que respalda. Las tres primeras cabezas del partido están en la nómina del Gobierno. ¿Leire Pajín?
ABC - Opinión
1 comentarios:
fomentar entusiasmo es la alternativa a los otros (PP, los fanicerosos que quieren hundir al gobierno con sus exageraciones.
ZParo
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