
Los bancos son culpables, nos dicen ahora. Tras la escenificación del día anterior, en la que los banqueros habían pasado ya casi a una escena del cine de Eisenstein. Ya no son los amigos del sofá. Con lo deferentes y obsequiosos que han sido en estos años. Comienzan a parecer compungidos delegados de compañías españolas en Argentina, Venezuela o Bolivia. Se les va sentando ya como a los enemigos contrarrevolucionarios en banquillos, perdón, pupitres. Parece mentira que gente de tanto mundo y gran dinero no supiera ver que algunos comensales que en momentos de bonanza comen más o menos apañaditos con cubiertos, cuando la vida aprieta pueden convertirse en antropófagos. Vamos cerrando el círculo. Ya teníamos a los judíos en el punto de mira. Ya han salido hace tiempo las viñetas graciosas de la prensa progresista, con narices aguileñas, tirabuzones y levitas y banqueros malvados y la derecha perversa que parece divertirse con la crisis que sufren los pobres trabajadores socialistas. Ya han salido a la calle los que directamente defienden la dictadura del proletariado, dicen que en Cuba. Pero no sólo allí. Y ya tenemos libros para la educación de los niños que escriben autores comunistas y financia el Ministerio de Presidencia del Gobierno. Dentro del círculo, los banqueros, los judíos por supuesto y los demás. Ahora ya sólo hay que azuzar contra el que no calle.
ABC - Opinión
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