miércoles, 4 de febrero de 2009

Se cierra el círculo. Por Hermann Tertsch

Era inevitable que llegáramos a ello. Pese a todas las esperanzas de los buenistas buenos, de los indolentes y de los pardillos. Si se rezuma tanto odio ideológico, se tiene tanta ambición de poder y se exhibe tanta falta de sofisticación para entender el mundo, la historia y las relaciones humanas, tarde o temprano, el poder acosado por su incompetencia y las fatales consecuencias de la misma acaba recurriendo siempre a los mismos recursos de autodefensa. Nada más conocerse la hecatombe de puestos de trabajo, la pira en la que arden la seguridad, el bienestar y la ilusión de millones de españoles, de toda España puede ya decirse, ha surgido, procaz, el dedo acusador de un poder que no se hace responsable de nada. Nunca.

Los bancos son culpables, nos dicen ahora. Tras la escenificación del día anterior, en la que los banqueros habían pasado ya casi a una escena del cine de Eisenstein. Ya no son los amigos del sofá. Con lo deferentes y obsequiosos que han sido en estos años. Comienzan a parecer compungidos delegados de compañías españolas en Argentina, Venezuela o Bolivia. Se les va sentando ya como a los enemigos contrarrevolucionarios en banquillos, perdón, pupitres. Parece mentira que gente de tanto mundo y gran dinero no supiera ver que algunos comensales que en momentos de bonanza comen más o menos apañaditos con cubiertos, cuando la vida aprieta pueden convertirse en antropófagos. Vamos cerrando el círculo. Ya teníamos a los judíos en el punto de mira. Ya han salido hace tiempo las viñetas graciosas de la prensa progresista, con narices aguileñas, tirabuzones y levitas y banqueros malvados y la derecha perversa que parece divertirse con la crisis que sufren los pobres trabajadores socialistas. Ya han salido a la calle los que directamente defienden la dictadura del proletariado, dicen que en Cuba. Pero no sólo allí. Y ya tenemos libros para la educación de los niños que escriben autores comunistas y financia el Ministerio de Presidencia del Gobierno. Dentro del círculo, los banqueros, los judíos por supuesto y los demás. Ahora ya sólo hay que azuzar contra el que no calle.

ABC - Opinión

0 comentarios: