jueves, 30 de octubre de 2008

El Ayuntamiento de Berriozar hará una lista negra de los castellanohablantes

Los caminos para arrinconar al castellano y promocionar el euskera en algunas zonas de Navarra son inescrutables. Los partidos nacionalistas vascos que gobiernan en Berriozar, Nafarroa Bai y ANV, sacaron ayer adelante, gracias al voto de IU, un plan para la elaboración de un «fichero de población euskaldún». Es decir, preparan un censo de las personas que hablan vascuence que, a juicio de quienes se oponen a ello, es tanto como hacer otra lista negra de aquellos que no son euskaldunes. «Limpieza lingüística» pura y dura. Según el alcalde, Xabier Lasa, de NaBai -coalición integrada por Aralar, PNV y EA- , la finalidad de esta iniciativa es «disponer de un mejor conocimiento de la situación sociolingüística del municipio y realizar mejor las campañas específicas». No opinan lo mismo algunos vecinos y los grupos de la oposición consultados, para quienes la idea sólo es «una forma de marcar a los que no hablamos euskera». «¿Qué será lo próximo, ponernos un brazalete para identificarnos por la calle?», se preguntan en la asociación Vecinos de Paz.

Amparados en la oscuridad

Reunida el pasado 13 de octubre, la comisión del euskera del Ayuntamiento trató la modificación de la «Ordenanza para la normalización y desarrollo del euskera» con vistas a «la creación de un fichero de personas euskaldunes», según el documento municipal al que ha tenido acceso ABC. Allí se decidió remitir esa posibilidad al pleno municipal que se celebró ayer. Y resulta cuando menos chocante que en el documento que se hizo público -se puede leer en la página web del Consistorio- para convocar al pleno figure en el punto tercero lo siguiente: «Modificación de la Ordenanza para la normalización y desarrollo del euskera en Berriozar». Así, se obviaba la parte referente a la polémica creación del fichero.

En otra parte del documento del alcalde que se hizo pública después, sí se hace referencia a que se ve necesaria «la creación de un fichero de población euskaldún», con los fines antes citados. Para combatir lo que consideran «una aberración moral, social y política», los miembros del colectivo Vecinos de Paz acudieron ayer al pleno del Ayuntamiento ataviados con unas pegatinas de protesta en las que aparece una estrella de David con fondo amarillo, con la frase «yo hablo castellano». Querían de esta forma escenificar la comparación que hacen de la discriminación que sufren en Berriozar con la persecución de la que fueron objeto los judíos por parte del régimen nazi.

Durante el tenso pleno, el alcalde recriminó la actitud de estos vecinos y consideró que era más que un exceso compararse con los judíos. Desde la plataforma se le respondió al regidor recordándole que a los judíos no sólo se les exterminó con cámaras de gas, sino que además se les pisoteó sus derechos y su cultura. Para el colectivo Vecinos de Paz, los nacionalistas no hacen una política de «normalización» del euskera, sino de «imposición. Es una forma de marcarnos», añaden.

En Berriozar, la política es motivo de una enconada división entre los habitantes y, como en todos los municipios donde campan impunes los proetarras, es también fuente del miedo a expresar las ideas. El 9 de agosto de 2000, ETA asesinó allí, a las puertas de su domicilio, al militar Francisco Casanova. Aquel crimen cambió las cosas en el pueblo. Nació la plataforma Vecinos de Paz, que desde entonces siempre apoya con aplomo a las víctimas del terrorismo pese a las continuas afrentas de los nacionalistas. En la anterior legislatura, tras años de dominio nacionalista, gobernaban los partidos «constitucionalistas».

Con la ayuda de IU

Después de las municipales de mayo de 2007, NaBai, con tres ediles, mantiene la alcaldía gracias al apoyo de ANV, con otros tres, y de IU, con uno. Mientras, UPN (3), PSN (2) y CDN (1) se mantienen en la oposición y llevan a cabo iniciativas constantemente para luchar contra algunas decisiones polémicas del nuevo alcalde, que desde que llegó al cargo se ha ocupado, entre otras cosas, de impulsar el euskera, suprimir la procesión religiosa de las fiestas patronales o permitir los conciertos de grupos proetarras. El equilibrio entre los dos «bandos» -constitucionalistas y nacionalistas vascos, con seis concejales cada uno- depende de lo que haga la edil de IU, quien sostiene con su voto a los nacionalistas. Con su apoyo, el alcalde aún no ha cumplido con la orden judicial de disolver al grupo de ANV, una parte de ETA que campa a sus anchas en Berriozar, localidad natal del cabecilla batasuno Pernando Barrena, hijo de emigrantes andaluces.

ABC

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