martes, 29 de mayo de 2007

Todos navarros

Gusten más o menos, espanten poco o mucho, los resultados electorales de ayer, el proceso político no se detiene. Si los navarros tenían ante sí la posibilidad de salvar los muebles o de quemarlos, esa salvación o ese incendio nos afecta, hoy más que nunca, a todos. Y no sólo por la venerable antigüedad del Viejo Reino en los comunes destinos y azares españoles, sino porque el proceso de anexión al proyecto separatista euskonazi es sólo una pieza más en el despiece general. Hay otras comunidades como la balear, gemela de la navarra en la estrategia anexonista del pancatalanismo, que tienen la misma importancia en esta carnicería naziprogre de España. Navarros somos todos.

Para el PSOE ya no se trata de ganar unas elecciones, sino de conseguir que el PP no alcance la mitad más uno de los votos, para así poder coaligar todas las fuerzas de izquierda, nacionalistas, separatistas e incluso terroristas contra la alternativa de poder, cambiando sobre la marcha el régimen constitucional y liquidando su base nacional. Ese proceso, en marcha desde el Pacto del Tinell y el repacto de Carod-Rovira con ETA en Perpiñán, adquiere desde el 11-M y la gigantesca manipulación posterior a la masacre (que llega hasta hoy) una dimensión inédita en la más antigua de las naciones-estado de Europa y uno de los pocos países decisivos en la Historia del mundo. No hay precedentes de un proceso de suicidio colectivo tan criminalmente imbécil como el nuestro. Tampoco lo hay de las muchas oportunidades de haberlo detenido que se están brindando a las instituciones y al electorado, sin que hasta ahora se den por enterados.

Dada esta peligrosa ley electoral que prima a todos los oportunistas políticos o económicos, pero que ni PP ni PSOE han querido cambiar, los pactos postelectorales son casi tan importantes, a veces más, que las elecciones mismas. Tanto en alcaldías importantes como en comunidades autónomas relevantes, si alguna no lo fuera, van a producirse a partir de hoy, 28 de mayo, los acuerdos de gobierno que ha dejado claramente estipulados una mayoría absoluta de los electores o que están dispuestos a estipular, a veces en contra de la mayoría de los electores menos uno, ciertas fuerzas políticas menores cuya importancia resulta hipertrofiada, disparatada, elefantiásica. Lo único que queda claro es que todo sigue igual de oscuro, que el proyecto de liquidación constitucional y disolución nacional anunciado por Cebrián y González en su opúsculo El futuro ya no es lo que era y desarrollado por Zapatero en sus más humillantes términos ante los carniceros de ETA, sigue adelante con todas sus consecuencias. Y que media España no quiere enterarse o disfruta ejerciendo el derecho a una muerte indigna.

Federico Jiménez Losantos, Comentarios liberales
El Mundo, 28.05-2007

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