lunes, 11 de diciembre de 2006

La tiranía de la Sanicracia


La ministra de Sanidad está dispuesta a convertir España en una clínica dietética. Como no tiene competencias se empeña en educar a los ciudadanos, en salvarles de sí mismos, en decirles lo que tienen que comer, que beber, porque no deben fumar... Salgado recuerda cada vez más a una enérgica matrona de internado imponiendo a sus pupilos una severa disciplina.

El PSOE quiere formar nuestras mentes a través de la siniestra Educación Cívica y nuestros cuerpos, singulares manifestaciones de un totalitarismo, eso sí, descafeinado. De manera progresiva se restringe la libertad de los individuos, su opción a elegir el tipo de vida que desean vivir. Basta que exista un riesgo potencial para que el Estado se crea en la obligación de protegernos de él.

En su última cruzada para preservar la salud, Sanidad ha elegido Burger King y su campaña publicitaria para vendernos una suculenta y barata hamburguesa. Los burócratas de Sanidad no han podido resistir este ataque inaceptable a la línea de los españoles y han prometido enérgicas acciones represivas. No importa que nadie esté obligado a comprar la hamburguesa ni que la dieta de los niños sea un asunto que compete sus padres o que yo tenga el derecho a comer lo que me dé la gana. Sanidad nos trata como como a minusválidos mentales incapaces de tomar decisiones. En este contexto, lo coherente sería arrebatar los hijos a sus padres y ponerles bajo la tutela del Estado.

La política del PSOE hacia el tabaco, el alcohol, la comida constituye un insulto a la inteligencia. Si no somos capaces de decidir si fumamos o no, cómo podemos decidir a quién votar. Si el Gobierno ha de protegernos del daño de la comida basura, por qué no del daño a la salud mental de las "perniciosas" lecturas. Puestos a proteger al individuo de sus errores, el camino a la injerencia estatal en la esfera de autonomía individual es infinita. La izquierda está empeñada en saber mejor que los individuos lo que a éstos conviene. Esta mezcla de arrogancia y estupidez es impropia de una sociedad libre. El Estado no tiene derecho a decir a la gente cómo tiene que vivir, siempre y cuando, sus acciones no lesionen los derechos de terceros.

Lorenzo Bernaldo de QuirósEl Ideal Gallego (11/XII/06)

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