martes, 7 de junio de 2011

Luz y taquígrafos sobre el despilfarro

Ahora que volverá a circular el oxígeno en el sobrecargado ambiente de una Junta de Comunidades que los socialistas creyeron de su propiedad, el PP no puede ni debe mirar hacia otro lado.

Hace bien el Partido Popular de Castilla-La Mancha al denunciar las turbias maniobras de José María Barreda en estos sus últimos días al frente del poder autonómico. María Dolores de Cospedal no puede permitirse el lujo de ceder ni un solo milímetro si pretende llevar al terreno de la práctica sus promesas regeneracionistas. Castilla-La Mancha no ha conocido más Gobierno que el socialista, primero con José Bono y luego con José María Barreda. A lo largo de los últimos 28 años, casi tres décadas de mayorías absolutas encadenadas, el PSOE de Castilla-La Mancha ha forjado un régimen de partido único en el que, según los indicios y la propia denuncia del PP, todo desafuero ha encontrado acomodo.

Ahora que ha llegado el momento del cambio, ahora que volverá a circular el oxígeno en el sobrecargado ambiente de una Junta de Comunidades que los socialistas creyeron de su propiedad, el PP no puede ni debe mirar hacia otro lado. Y no por una cuestión de venganza, sino de simple y llana higiene democrática. Sería, además, la mejor de las credenciales que el Partido Popular puede ofrecer a la ciudadanía de cara a las próximas elecciones generales.

Una vez denunciado el despilfarro, las irregularidades y los disparates en la gestión de la cosa pública, la nueva presidenta de la comunidad debería poner todo su empeño en reflotar la maltrecha economía local, devastada por los sucesivos Gobiernos socialistas. El desempeño económico de Castilla-La Mancha no es precisamente un ejemplo. El gabinete Cospedal tiene por delante una tarea titánica de saneamiento que debiera empezar por reducir drásticamente un desbocado gasto público que imposibilita de raíz cualquier tentativa de recuperación.

Ganar las elecciones era sólo el principio y acaso lo más sencillo. Ahora viene lo difícil. Cospedal, que es también secretaria general del PP, no puede fallar a sus electores y confiarse a un falso consenso que los votantes no terminarían de entender.


Libertad Digital - Editorial

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