Zapatero lo dejó claro ayer en los pasillos del Congreso. Habrá primarias internas. Conviene añadir: siempre que Chacón dé un paso adelante y Rubalcaba no dé un paso atrás. No parece. Las dos incógnitas se despejarán este fin de semana. Sin descartar que haya otros candidatos, por supuesto, y descartando la celebración de un congreso extraordinario expresamente convocado para la elección de una nueva Ejecutiva Federal, como propone el líder socialista vasco, Patxi López.
Podría repetir mi comentario del martes sin quitar una coma (“Ruido de primarias en un PSOE noqueado en las urnas”) sobre las voces más o menos desorientadas que especularon respecto a la posibilidad de celebrar un congreso federal antes de las elecciones generales, un cierre de filas en torno a Rubalcaba o un pacto de éste con Carmen Chacón que evitase las primarias en momentos de tribulación interna.
Podría repetir mi comentario del martes sin quitar una coma (“Ruido de primarias en un PSOE noqueado en las urnas”) sobre las voces más o menos desorientadas que especularon respecto a la posibilidad de celebrar un congreso federal antes de las elecciones generales, un cierre de filas en torno a Rubalcaba o un pacto de éste con Carmen Chacón que evitase las primarias en momentos de tribulación interna.
Tres días después del batacazo electoral de los socialistas, éstos proyectan la imagen de un partido en descomposición. Con valiosas aportaciones de sus propios dirigentes. Empezando por la ministra Carme Chacón, que aprovechó la Ejecutiva del lunes pasado para presentar de hecho su candidatura a las primarias con una intervención escasamente zapaterista. Y siguiendo por quien le afeó la conducta desde los medios de comunicación, la también ministra Trinidad Jiménez.
Adecuada o no, el responsable será un Zapatero en retirada. Me explico. Las elecciones primarias que se convocarán en el Comité Federal del PSOE de pasado mañana, de las que saldrá el o la cabeza de lista para las elecciones de 2012, se han convertido en un empeño personal de Rodríguez Zapatero. Así que se recordarán como la última decisión relevante tomada con el viento en contra por un secretario general en el tramo final de su mandato. Para bien o para mal.
En su no resignada condición de secretario general, Zapatero será el culpable ideal en el que los demás descarguen los reproches si el proceso de primarias acaba generando males mayores. Nadie lo descarta en las actuales circunstancias. Males mayores, se entiende, que los que podría generar la celebración de un congreso donde se visualizase la asunción de responsabilidad política por el batacazo del 22-M. Pero esa va a ser la opción perdedora en el debate interno del sábado que viene (salvo que Patxi López movilizara a la mitad más uno de los militantes), previo paso de los barones, mañana por la tarde, por el confesionario del todavía líder del PSOE.
«Las elecciones primarias se recordarán como la última decisión relevante tomada con el viento en contra por un secretario general en el tramo final de su mandato.»Menciones especiales para los barones regionales. Desde José Luis Barreda (su desmarque preventivo de Zapatero no le sirvió de nada en Castilla-La Mancha pero le retrató), a Patxi López (el más razonable, a mi juicio, en la formulación de su propuesta), pasando por Fernández Vara (su imposible tándem Rubalcaba-Chacón) y su inefable antecesor, Rodríguez Ibarra, que se mofa del eventual careo político entre el “ministro de los guardias” y la “ministra de los soldados” como vía más adecuada para despertar a los militantes y frenar a Mariano Rajoy.
Adecuada o no, el responsable será un Zapatero en retirada. Me explico. Las elecciones primarias que se convocarán en el Comité Federal del PSOE de pasado mañana, de las que saldrá el o la cabeza de lista para las elecciones de 2012, se han convertido en un empeño personal de Rodríguez Zapatero. Así que se recordarán como la última decisión relevante tomada con el viento en contra por un secretario general en el tramo final de su mandato. Para bien o para mal.
En su no resignada condición de secretario general, Zapatero será el culpable ideal en el que los demás descarguen los reproches si el proceso de primarias acaba generando males mayores. Nadie lo descarta en las actuales circunstancias. Males mayores, se entiende, que los que podría generar la celebración de un congreso donde se visualizase la asunción de responsabilidad política por el batacazo del 22-M. Pero esa va a ser la opción perdedora en el debate interno del sábado que viene (salvo que Patxi López movilizara a la mitad más uno de los militantes), previo paso de los barones, mañana por la tarde, por el confesionario del todavía líder del PSOE.
El Confidencial - Opinión
0 comentarios:
Publicar un comentario