martes, 18 de enero de 2011

Murcia-Madrid y el doble rasero moral de la izquierda. Por Federico Quevedo

Les voy a transcribir a ustedes algunos de los comentarios que ayer pude entresacar de los foros de dos medios de izquierda en Internet relativos a la agresión que sufrió el fin de semana el consejero de cultura de Murcia, Pedro Alberto Cruz. No tienen desperdicio: “Los PEPE gentuza necesitan una soga al cuello y mientras mueren cantarían el Cara al Sol”; “Eso tiene más pinta de ajuste que de otra cosa, eso si no ha sido cosa de algún compañero celoso, los fascistas son más amigos de los ‘puños americanos’ que nadie, bueno, a las mafias también les encanta”; “Alfredo os va a meter un puro que os acordareis toda vuestra puta vida fascistas peperos. Se os va a helar la sonrisa en la cara, gilipollas. Rajoy ya piensa que ‘no hay dos sin tres’, otros cuatro años saliendo en procesión con los curas”; “A estos psicópatas nazi-peperos (redundancia) hay que darles A DEGÜELLO, SIN CONTEMPLACIONES. Con estos MOBS no caben paños calientes ni medias tintas. Lo que más les jode es que reciban dosis industriales de su propia medicina. Y las van a tener, como sigan ladrando. Ese escenario es, precisamente, el que a mí me gusta”; “Se les paga con la misma moneda con la que predican”… Y un largo etcétera que por si solo sería todo un tratado de sectarismo, violencia, fascismo y totalitarismo que, sin duda, identifica a quienes los escriben pero, sobre todo, a los medios que dan amparo a estos comentarios y permiten su publicación sin ningún tipo de control ni autocensura.

Por supuesto, los comentarios no tendrían sentido si antes los medios en cuestión no los instigaran con titulares de la siguiente factura: “El PP vuelve a señalar al PSOE por la agresión a Cruz” o “Rajoy atiza el fuego: el delegado del Gobierno en Murcia debe dimitir”… ¡Ah! Bien, resulta que, de nuevo, la culpa es del PP. El Partido Popular es el que recibe la paliza y, además, tiene que pedir disculpas por ‘sospechar’ que detrás de la agresión pueda haber algún tipo de intencionalidad política. No, probablemente, como también señalan los comentarios de esos foros, la agresión es el resultado de las deudas de juego del consejero, o un asunto de faldas y de putas o una venganza del propio partido. ¡Qué más da! Ellos nunca reconocerán que durante semanas han ido gestando esa agresión con una campaña perfectamente orquestada de acoso, agresiones menores, insultos y provocaciones contra el Gobierno de Ramón Luis Valcárcel. No, pero por alguna misteriosa razón resulta que ahora los agredidos por las acusaciones del PP son ellos, y el hecho de que al consejero de cultura de Murcia haya habido que intervenirle quirúrgicamente tras la brutal paliza debe ser un hecho menor y, además, en opinión de la mayor parte de los foreros de estos medios que tanto empeño ponen en denunciar la campaña de crispación del PP, “se lo tenía merecido”.
«La reacción de los líderes del PP suele ser proporcional a los hechos, cosa que no ocurre en la izquierda que, sin embargo, siempre busca culpables en el otro lado.»
Hace tiempo que vengo denunciando la bajeza moral de cierta izquierda a la hora de medir algunos hechos. Energúmenos, por desgracia, los hay en todas partes, pero en los últimos años se ha practicado una política de división entre buenos y malos, siendo ellos -la izquierda- los buenos y la derecha -el PP, la Iglesia, algunos medios y ciertos periodistas a los que “habría que fusilar al amanecer”- los malos, que ha ido conduciendo al país a un clima de crispación como nunca antes se había vivido, o al menos en mi memoria. La violencia debe condenarse siempre, venga de donde venga, y lo que no vale es aplicar un determinado rasero cuando el agredido es José Bono -agresión que luego se demostró falsa-, y otro bien distinto cuando se le rompe la cara, literalmente, a un consejero del PP. O extender la vara de medir al máximo cuando en las filas del PP aflora un caso de corrupción que conduce al cese de sus cargos y baja del partido en Madrid de determinados dirigentes de ese partido, y acortarla todo lo posible cuando resulta que la número dos del PSOE en Madrid es formalmente acusada por un tribunal y condenada por un delito de prevaricación que nos es cosa menor. Ahora resulta que a Trinidad Rollán, según intenta ‘vendernos’ el PSOE, la han condenado por una falta administrativa. Ya, así es como le llaman a vender una parcela y adjudicar unas obras haciéndolo pasar por una permuta para evitar la licitación pública, beneficiando de esa manera a una empresa privada -Patrimonios Siglo XXI- que, curiosamente, está implicada en un escándalo de corrupción del PSOE en Ibiza.

No se si se han leído ustedes la sentencia, pero si no lo han hecho les aconsejo que lo hagan porque no tiene desperdicio, y en ella se dice claramente que los condenados actuaron con “el torpe propósito de soslayar el nítido mandato que imponían las normas legales para lograr así el cumplimiento de sus ilícitos propósitos”, y añade que “tal tramoya no tenía otro fin que el de burlar la norma jurídica que los encausados se habían obligado a respetar cuando accedieron al cargo del que abusaron”. No sigo, porque el Tribunal no ahorra calificativos y es mejor que sean ustedes mismos los que lo comprueben. Debería ser motivo más que suficiente como para que la número dos del PSM fuera apartada de su cargo, y que al menos Tomás Gómez -a quien esto le supone un duro golpe en sus escasas aspiraciones de ganar a Esperanza Aguirre en Madrid- diera algún tipo de explicación o asumiera alguna responsabilidad, pero su rasero no es el mismo que utiliza para medir a su rival la cual, sin embargo, reaccionó al caso Gürtel poniendo de patitas en la calle a los implicados del PP de Madrid. Miren, no seré yo quien niegue que en el PP se dan casos de corrupción, y que en la derecha española siguen existiendo, por desgracia, algunos grupúsculos de incontrolados que deberían estar entre rejas, pero la reacción de sus líderes suele ser proporcional a los hechos, cosa que no ocurre en la izquierda que, sin embargo, siempre busca culpables en el otro lado. Y, si no están de acuerdo, hagan memoria, porque ejemplos hay para aburrir.


El Confidencial - Opinión

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