martes, 11 de enero de 2011

El comunicado auténtico. Por Hermann Tertsch

«Dadnos lo exigido e impunidad. Si no, os seguiremos matando». Ese es el comunicado auténtico.

LO siento por todos los españoles que se pasaron la tarde de ayer bombardeados por los comentarios sobre un folio de texto tedioso que comienza con un «En los últimos meses, desde Bruselas hasta Gernika…». No se debe engañar tanto a la gente de buena fe. Ni hacer perder el tiempo así a padres de familia que hoy tienen otros problemas reales, muy acuciantes. Pero así es lo que se llama, sin un ápice de ironía, «el mundo de la información». Horas de comentarios sesudos en radios y televisiones hoy serán hectáreas de papel escrito con exégesis aún más sofisticadas y puntillosas. La necesidad de interpretar las palabras y entender el ánimo de sus autores se ha llevado por delante decenas de entrevistas interesantes que estaban previstas, noticias reales de tragedias, incidentes y alegrías. Además de declaraciones, reflexiones, análisis y críticas más o menos inteligentes sobre mil cuestiones fascinantes, de personalidades relevantes de todo el ancho mundo. ¡Cuánta actualidad real quedó ayer oculta, mucha condenada al olvido definitivo, debido a la publicación de esta carta retrasada a los Reyes Magos de unos niñatos consentidos hasta el crimen! Según algunos, se trataba del célebre y ansiado comunicado que nos debía la banda de la capucha a esta sociedad tan comprensiva y bondadosa para demostrar que, en el fondo, también tiene su corazoncito y quiere lo mismo para el País Vasco que todos nosotros, es decir, la paz. Nos dicen que llevaban meses estos txikoscorriendo de un escondite a otro, comunicándose con sus mensajes cifrados, gastando sus ingresos de la extorsión en transporte, telefonazos, papel y lápiz, reuniones y comidas y finalmente en tres txapelas y unas capuchas nuevas. En ese ímprobo esfuerzo de los buenos por convencer a los malos que desde algunos medios de comunicación españoles tanto se les pide y agradece. Han estado ocupadísimos. Apenas han encontrado tiempo para unos robos aquí y allá. Tan liados han estado que han cancelado algunas de sus comidas habituales con periodistas y políticos amigos, quizás incluso alguna con el presidente de los socialistas, Jesús Eguiguren. Se han quedado sin sus deliciosas sobremesas en las que hablan de lo divino y lo humano, de la Real Sociedad y sus simpáticos jugadores, tan jatorras ellos. De cocina, de perretxikoso de los hijos.
Y de los nietos, que el tiempo no pasa en balde. Tanto lío y tanto sacrificio. Tanto riesgo también. Porque la policía no es tonta y no se puede esperar que algunos políticos y mandos policiales se pringuen siempre y los favores sean tantos como entonces, cuando estaban a partir un piñón, con lo del Bar Faisán. En fin, todo para nada. Porque el supuesto comunicado es un tostón. Quienes ya no cumplimos los cincuenta nos acordamos de textos repletos de frases hechas de la subcultura revolucionaria; trufados de reflexiones abigarradas sobre el mundo, el futuro, el ser y las cosas; sazonados con neuronas de Federico Krutwig. Y ahora esto. Las mismas amenazas —«os dejo de matar si me dais»; ergo: «como no me deis os mato»—, pero en lenguaje de mediador trilero.

Porque el comunicado auténtico, más claro y clásico, lo habían emitido bastantes miles de voces congregadas por ETA en Bilbao el sábado. A las que el juez Santiago Pedraz otorgó permiso para manifestarse porque consideró que los padres de los asesinos no pierden el derecho de reírse de las víctimas de sus hijos. «Sin amnistía no hay paz». Es decir: «Tuvimos y tenemos la razón para mataros. Dadnos lo exigido e impunidad. Si no, os seguiremos matando». Ese es el comunicado auténtico.


ABC - Opinión

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