lunes, 20 de diciembre de 2010

Zapatero y Obama. Por José María Carrascal

La principal diferencia entre Zapatero y Obama es que Obama es un hombre de centro, Zapatero es un izquierdista radical.

«OYE —me pregunta un amigo al felicitarme las Navidades—, ese Obama, ¿está tan mal como Zapatero? Pues aquí se dice que va fatal». Me llevó su tiempo explicarle la verdadera situación, y como supongo que serán bastantes los españoles que se hacen la misma pregunta, voy a dedicar esta «postal» al tema, que sin duda interesa, como todo lo que ocurre en Estados Unidos.

Que Obama ha perdido poder y prestigio, no cabe duda, y ahí está el descalabro en las últimas elecciones legislativas para demostrarlo. Pero conviene tener en cuenta, primero, que partió de un nivel de popularidad altísimo y, segundo, que una cosa es ser candidato y otra muy distinta, ser presidente, sobre todo en medio de una gravísima crisis económica y con dos guerra que no se pueden ganar, todo lo más salir de ellas sin ser derrotado, que es lo que Obama pretende. En Irak puede conseguirlo. En Afganistán es mucho más dudoso.


Pero su verdadera batalla es la doméstica y ahí, pese a las apariencias, no le va tan mal. Es más, puede presentar más victorias que derrotas, a diferencia de nuestro presidente. Con lo que llegamos al nudo del asunto. La principal diferencia entre Zapatero y Obama es que Obama es un hombre de centro, de centro izquierda si quieren, pero más de centro que de izquierda. Mientras Zapatero es —o era, pues a estas alturas ya nadie sabe lo que es, él incluido— un izquierdista radical, alguien que venía a cambiar la historia, la sociedad y la estructura territorial de España, a romper con su pasado, no ya conservador, sino de izquierda moderada. De ahí su negociación con ETA, su alianza con los partidos nacionalistas de tinte independentista, su enfrentamiento con la Iglesia, su empeño por excluir al PP, su Alianza de Civilizaciones, el Irán nuclear incluido. De todo ello no queda hoy nada, barrido por la crisis económica, que en su sectarismo se negó a reconocer.

Obama, en cambio, se propuso desde el principio buscar una alianza de centro con los demócratas moderados, para ir solucionando los problemas más importantes del país. Y a la chita callando, lo está consiguiendo. La reforma sanitaria, la salida de Irak y Afganistán, la nueva ley fiscal, la aceptación de los gays en el ejército. Todo ello a base de compromisos, de ceder en algunos aspectos y ganar en otros, de ir soldando esa gran alianza de centro que buscaba. Hoy, su problema son los extremos, el Tea Party en la extrema derecha y la extrema izquierda de su propio partido, que le acusa haber cedido demasiado. Pero recuerden que los extremistas nunca han ganado unas elecciones en Estados Unidos.

Mientras Zapatero ha tenido que tirar por la borda prácticamente todo su programa político, económico y social. Estando hoy enfrentado a todos excepto a los que le deben el cargo, muchos pero no bastantes para ganar unas elecciones. Esa es la gran diferencia.


ABC - Opinión

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