viernes, 3 de diciembre de 2010

La revolución que viene. Por César Alonso de los Ríos

En vano una hipotética reforma fiscal; en vano posibles recortes al Estado de Bienestar; en vano la moderación del gasto público; en vano nuevos sacrificios a los pensionistas; en vano, incluso, el ahorro de los cuatrocientos euros que ahora se llevan los parados… Además de estas y otras medidas España necesita la revisión, en términos revolucionarios, del régimen autonómico que nos inventamos en la Transición con prisas y una temeridad sin límites. Con respeto al trabajo de los padres constitucionales que, a pesar de todo, fueron la mejor de las expresiones de una sociedad inculta y desmoralizada, hoy debemos corregir nuestro modelo de Estado. Quiero decir que la salida de la crisis pasa por la invención de un nuevo modelo económico pero también de un cambio de régimen político. Porque nada podría seguir pagando el coste de los diecisiete inventos que en su día fueron considerados como «el café para todos» y que hoy suponen una comilona de la mañana a la noche con copa, puro y hasta un repugnante palillo de dientes. Con ello se ha cumplido una de esas utopías que Tierno Galván consideraba posibles.

Hemos llegado al final (es un decir). Ahora nos enfrentamos a una Revolución. Porque de ese porte habrá de ser el cambio. Quiero decir que nada nos permitirá mantener la España de las Autonomías. Me refiero a este deslumbrante bodegón que representa la fastuosa realidad de diecisiete Estadillos o Estados en marcha al margen de que, por otros motivos, sea fuente de todo tipo de perversiones desde el punto de vista conceptual, funcional, jurídico, administrativo, cultural, histórico. Dicho esto ¿quién podría ser el sujeto de esta necesaria Revolución si no hay una sola fuerza política que se sienta realmente contraria al actual estado de cosas? ¿Habrá que esperar a que la crisis económica haga de partera del monstruo revolucionario? Soy viejo para soportarlo.


ABC - Opinión

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