jueves, 18 de noviembre de 2010

Socialismo étnico. Por Edurne Uriarte

Con un socialismo étnico apuntado al ideario étnico, no hay ni habrá forma de acabar con los vicios del Estado de las Autonomías.

«No me preocupan los partidos nacionalistas», le dijo ayer el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, en la Cope, «me preocupan los que, no siéndolo, hacen el mismo discurso que los nacionalistas». Criticaba de esta forma algunos tics nacionalistas de los dos grandes partidos nacionales en las autonomías en que gobiernan. Y tiene razón Fernández Vara. Ése es uno de los grandes problemas de nuestro Estado de las Autonomías.

Pero, en lo que a los partidos nacionales concierne, el otro problema es aún peor. Y es el socialismo étnico que florece en una parte del socialismo. Que no es el de Vara, pero sí lo es el del PSC. Y aún más, lo es también el del Gobierno, el de Rubalcaba cuando apela a la «catalanofobia». En una atribución de derechos, de sentimientos y de vida propia a la nación y no a los individuos en la más pura ortodoxia de los nacionalismos. Con la finalidad de criticar a los otros a la manera de los nacionalismos excluyentes, con el rasero de la fidelidad a la etnia. Es anticatalán todo aquel que cuestione los objetivos nacionalistas. Y eso no lo dice Puigcercós, sino Rubalcaba.

Con un socialismo étnico apuntado al ideario étnico, no hay ni habrá forma de acabar con los vicios del Estado de las Autonomías. Un PSOE que concibe la política española en términos como el de catalanofobia jamás pactará con la derecha en esa dirección. Ni siquiera una dura derrota del núcleo del socialismo étnico, del PSC, el próximo día 28, o del mayor defensor del socialismo étnico en las últimas décadas, de Zapatero, en las Generales, permite vislumbrar un cambio de rumbo en el socialismo. Voces como la de Fernández Vara son aisladas. Y lo que me parece aún más relevante, voces semejantes en la izquierda intelectual están desaparecidas. Los pocos que hablaban se fueron a la órbita de UPyD. Y de los que quedan, no se supo más.


ABC - Opinión

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