domingo, 7 de noviembre de 2010

Cultura y contracultura. Por José María Carrascal

Estamos ante algo más allá de un cambio político, para entrar en los valores, más amplios y profundos.

EL gran debate hoy en Estados Unidos no es si Obama cambia o no de política tras el descalabro electoral. Es si lo ocurrido el martes fue lo usual en las elecciones intermedias —retroceso del partido gobernante— o un vuelco en la escena norteamericana, al estilo de los que experimenta el país cada cuatro o cinco décadas. Y la opinión mayoritaria es que sí, que ese vuelco se ha producido, cerrándose el periodo «liberal» iniciado en los años sesenta del pasado siglo, para iniciarse otro conservador. Les paso los argumentos:

1. El cambio del mapa político es mucho mayor de lo que se ha dicho. Se habla de «ambas costas frente al centro». En realidad, ha sido la esquina noreste, en torno a Nueva York, y la esquina suroeste, en torno a California, frente al resto del país. El Sur —demócrata desde la guerra civil—, el oeste agrícola y centro industrial —demócratas ambos tradicionalmente— se han pasado a los republicanos.

2. Lo que hay detrás de ese vuelco es algo más que el desencanto con un presidente y las estrecheces de una crisis. Es el miedo y la ansiedad de las clases media y trabajadora norteamericana ante su futuro y el de sus hijos, ante la pérdida de competitividad en el mundo y la frustración de depender cada vez más de subsidios.


3. El Tea Party no es ninguna novedad ideológica lanzada por cuatro radicales que engatusan a los incautos. Bien al contrario, sus consignas —menos gobierno, más individualismo; menos regulaciones, más iniciativa privada— son las que han hecho Estados Unidos y las que suscriben tanto los republicanos, como la mayoría de los demócratas.

4. Dos ejemplos: en la archiliberal California la propuesta de legalizar la marihuana ha sido rechazada, y en Iowa, los tres magistrados que habían legalizado el matrimonio homosexual no fueron reelegidos. Marihuana y homosexualidad, dos iconos de los años 60, apartados de la corriente general. Es como si la vieja cultura viniera a reemplazar a la contracultura de moda.

O sea, que estamos ante algo más allá de un cambio político, para entrar en los valores, más amplios y profundos, al no quedarse en el gobierno y alcanzar a las personas. La mayoría de los norteamericanos parecen haberse dicho que lo que les ha llevado a la situación actual, lo que les ha hecho perder riqueza, prestigio, confianza y seguridad es haber abandonado sus viejos valores, para adoptar otros importados, de Europa en general y del socialismo en particular.

Son éstas palabras mayores, por lo que habrá que esperar que el futuro las confirme o las rechace. De momento, Obama tendrá que adaptarse más al Tea Party que el Tea Party a Obama, según el último dictado de las urnas.


ABC - Opinión

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