sábado, 2 de octubre de 2010

Zapatero vuelve sobre sí mismo

La posibilidad de retirar el plan de reforma de las pensiones es la enésima prueba de la contradicción y el oportunismo político del Gobierno socialista.

LA primera entrevista del presidente del Gobierno tras la huelga general, concedida a una emisora de radio pública, demostró que Zapatero sigue haciendo frente a la crisis económica y a su propia crisis política con argumentos oídos mil veces. No se mueve de sus ofertas de diálogo social, sin concretar en qué aspectos puede tener margen de maniobra, sobre todo si se refieren a la reforma de las pensiones y a la edad de jubilación. A este respecto, Zapatero debería de dejar de lanzar mensajes contradictorios y reconocer abiertamente que su Gobierno no tiene claro, 48 horas después del paro general, si se echará atrás con su propuesta estrella. La decisión del PSOE —como informa hoy ABC— de plantearse la retirada del documento presentado al Pacto de Toledo, en el que se preveía elevar la edad de jubilación de los 65 actuales a los 67 años, es la enésima prueba del grado de contradicción de un Ejecutivo sobrepasado por su propia impericia y que vive del regate en corto y del puro oportunismo. Cuando Bruselas y los organismos internacionales siguen tutelando la política económica española y su futuro depende no ya de engancharnos a la recuperación de los grandes Estados europeos, sino de evitar ser arrastrados por nuevas crisis «griegas» (Irlanda, Portugal). Zapatero sigue empeñado en lanzar al exterior mensajes confusos que solo pueden acarrear nuevos castigos de los mercados internacionales. Zapatero sabe que la supervivencia de su Gobierno, aunque la tenga arrendada al PNV, necesita tiempo, y quiere ganarlo generando la apariencia de expectativas; por eso volvió ayer a hablar de «un crecimiento sólido en dos años», defendiendo la corrección de las previsiones de su Gobierno para el 2011, pese a que no han pasado 72 horas desde que tuvo que aumentar la del desempleo para este mismo 2010.

El problema de este discurso es su falta de proyecto y el mensaje de resignación que transmite por fuerza de su inveracidad. Es el mensaje de los presupuestos generales del Estado para 2011, calificados por el Gobierno como los de la recuperación, aunque estén elaborados sobre una previsión de crecimiento prácticamente nulo del empleo. Las propuestas que en este sentido le hacía la oposición cuando aún estaba a tiempo de evitar cirugías drásticas eran despachadas con la condena de antipatriotismo. Por más que ahora se ponga al frente de la manifestación, Zapatero no puede eludir sus responsabilidades políticas.


ABC - Editorial

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