El presidente nos comunicó que nos llevamos estupendamente con nuestro vecino. Es decir, no pasa nada.
EL martes les informaba de la evidencia de que nuestro ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, estaba de vacaciones. Hoy les confirmo que el ministro sigue de vacaciones. Se supone que en Francia, país vecino. Si hubiera tenido más sentido de la oportunidad y la energía para resistir la fuerza de las costumbres, Moratinos estaría hoy en otro país vecino nuestro, Marruecos. Porque parece muy urgente aclarar una serie de cuestiones con el régimen del Rey Mohamed, decidido a demostrarnos una vez más la capacidad que tiene para fabricar conflictos con España y, ante todo, para acosar a la ciudad española de Melilla. La escalada de la tensión es continua en los últimos días y las amenazas de bloqueo del comercio terrestre con Melilla se multiplican. La situación es lo suficientemente grave como para que ayer el Rey Juan Carlos considerara oportuno llamar a su amigo el Rey marroquí. Y lo que quizá sea más importante, que nuestro Jefe de Estado creyera necesario hacer público el hecho de la llamada. Hace muy bien el Rey en preocuparse y en utilizar esa conexión directa con el Monarca alauí, que solo él tiene. Quizás así España disponga al menos de alguna información sobre lo que pretende el régimen marroquí con esta nueva campaña contra intereses españoles.
Porque si la ciudadanía española —especialmente la melillense— espera algún tipo de ayuda o explicaciones de nuestro Gobierno, demuestra de nuevo una ingenuidad conmovedora. Porque este Gobierno, que anunció su renuncia al descanso estival para estar plenamente concentrado en los avatares de la crisis y sus efectos, está de vacaciones. Si no se lo creen, echen una ojeada a la agenda del Gobierno que publica La Moncloa y reproduce estos días ABC. El lunes la única actividad gubernamental fue la firma de un convenio municipal en Ibiza por parte de la ministra de Vivienda. El martes, la única cita oficial de todo el Gobierno registrada en la agenda fue el encuentro de Zapatero con el Rey. Un auténtico frenesí. Preguntado Zapatero tras el encuentro con el Rey por la referida escalada de la tensión en la frontera marroquí de Melilla, el presidente nos comunicó que nos llevamos estupendamente con nuestro vecino. Es decir, no pasa nada. Otra vez prevalecen la ocultación, la mentira y el desprecio a los intereses españoles y la simulación grotesca de un idilio inexistente. Mientras el Gobierno marroquí, hiperactivo, coordina el hostigamiento a nuestra frontera, nuestro Gobierno dice apostar por «el diálogo y la información». Ya dirán lo mucho que sirve esa postura angelical, que en realidad no es nada y ninguna, cuando las organizaciones marroquíes, que no mueven un dedo sin permiso del régimen, colapsan el comercio de nuestros conciudadanos melillenses. Y vuelven a ensayar el asedio a la ciudad española. Porque no se trata de otra cosa.
ABC - Opinión
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