Si todo va bien, al salir de la crisis vigente mantendremos diez puntos de paro por encima de la media de la UE.
QUIZÁ no sea casualidad, ni mero capricho de la Historia, que fuese en el Château de la Muette, sede actual de la OCDE, donde María Antonieta y Luis XVI empezaron a sentir un malestar en la garganta que terminó separándoles la cabeza del cuerpo. Es más, si yo fuera Elena Salgado o, peor todavía, José Luis Rodríguez Zapatero, evitaría la proximidad al bosque parisién de Boulogne. Allí les han descubierto y, además de haberles visto en Bruselas en pleno ridículo planetario, saben que, de cada dos nuevos parados que se producen en Europa, uno es español. Es decir, que si todo va bien, el Gobierno se decide a cumplir su obligación, los empresarios emprenden y los trabajadores trabajan —tres fenómenos desacostumbrados en España—, al salir de la crisis vigente mantendremos diez puntos de paro por encima de la media de la UE. Mucho tendrán que profundizar las tres reformitas que prepara el Ejecutivo —laboral, pensiones y financiera— para que, además de cubrir las apariencias, que es de lo que se trata, promovieran transformaciones sustanciales en nuestra estructura y esquemas sociales y económicos.
Según el CIS, otro de los oráculos que nos asisten, el 79,2 por ciento de los españoles entienden que la coyuntura económica actual es «mala» o «muy mala». Me gustaría conocer al 20,8 por ciento restante. O son unos optimistas de tomo y lomo, o están en la luna, o pertenecen al núcleo duro del PSOE que sostiene a Zapatero y, para poder seguir haciéndolo, han dejado de leer el periódico, escuchar la radio e, incluso, ver la tele. Ni la probada capacidad propagandística de TVE es ya capaz de mantener la ficción de una España próspera y no dan abasto para hinchar el perro de las noticias sangrientas para mejor encubrir la realidad.
No podría decirse, para mejor subrayar la irresponsabilidad gubernamental, que la oposición aporte muchas ideas, notables sugerencias o verdaderos planes alternativos. Según parece, Pedro Arriola, lo peor de la herencia de José María Aznar, le ha escrito a Mariano Rajoy un nuevo guión inspirado en la Belindaque llevó al cine Jane Wyman, la primera mujer de Ronald Reagan, y el líder de la gaviota se hace el mudito, por lo menos, hasta que llegue el debate sobre el estado de la Nación. Como para entretenerse y hacer tiempo, el PP se dedica en alguna de sus circunscripciones de poder a interpretar divertidos vodeviles en los que los zaplanistas, que no se rinden, abren las puertas que cierran los resistentes campistas. Y viceversa. Todo muy constructivo y provechoso para el partido, la Autonomía y la Nación. Y, sobre todo, para el PSOE.
No podría decirse, para mejor subrayar la irresponsabilidad gubernamental, que la oposición aporte muchas ideas, notables sugerencias o verdaderos planes alternativos. Según parece, Pedro Arriola, lo peor de la herencia de José María Aznar, le ha escrito a Mariano Rajoy un nuevo guión inspirado en la Belindaque llevó al cine Jane Wyman, la primera mujer de Ronald Reagan, y el líder de la gaviota se hace el mudito, por lo menos, hasta que llegue el debate sobre el estado de la Nación. Como para entretenerse y hacer tiempo, el PP se dedica en alguna de sus circunscripciones de poder a interpretar divertidos vodeviles en los que los zaplanistas, que no se rinden, abren las puertas que cierran los resistentes campistas. Y viceversa. Todo muy constructivo y provechoso para el partido, la Autonomía y la Nación. Y, sobre todo, para el PSOE.
ABC - Opinión
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