domingo, 20 de junio de 2010

¿Podemos pagar nuestras deudas?. Por José María Carrascal

España ha sido siempre una buena pagadora, en todas las épocas. Pero en aquellos tiempos había Gobierno.

«SI debes un millón, tienes un problema. Si debes mil millones, el problema es de quien te los prestó», reza la máxima clásica en el mercado crediticio. ¿Cuánto debe España? Sinceramente, no lo sé, pues las cifras bailan como caballitos del tiovivo. «El endeudamiento público y privado supera el 340 por cien de nuestro PIB», o sea que debemos tres veces y medio más de lo que producimos anualmente, apuntaba en estas páginas Lorenzo Bernardo de Quirós, quien estimaba en 600.000 millones de euros lo que España necesita este año para atender a sus obligaciones, aunque no me quedó claro si en ellos se incluyen los 400.000 millones de deuda privada a renovar. En cualquier caso, una barbaridad, que explica el nerviosismo de los extranjeros poseedores de esa deuda y su endose en tromba a las medidas de Zapatero, aunque advirtiendo que el ajuste debe continuar. Nuestro problema ha pasado a ser el suyo.

¿Vamos a poder pagarles? España ha sido siempre una buena pagadora, con todos los regímenes y en todas las épocas. A Stalin se le pagó incluso en oro el material bélico que vendió a la República y Franco echó mano de lo poco que había para pagar a Hitler. Otro tanto ocurrió con la Transición, que resultó mucho más cara de lo que creemos, aunque no hubo que pagarla en sangre, que era lo importante.

El problema es que en aquellos tiempos había Gobierno, había hombres con sentido de Estado independientemente de su ideología, había país, había nación, había, en fin, España. Hoy, en cambio, ese país se ha convertido en una colección de países; esa nación, en 17 nacionalidades y al frente tenemos una pandilla —muchedumbre más bien— que sólo piensa en las próximas elecciones, es decir, en mantenerse en el poder los que lo detentan y en alcanzarlo los que están fuera. Su único horizonte es ese. Así no hay forma de hacer política ni economía ni planes ni nada. Si Zapatero ha hecho un reajuste es porque se lo han impuesto desde fuera y si los nacionalistas catalanes le ayudan a pasarlo no es por el bien de España, como dicen, sino para volver a gobernar en Cataluña (más de lo que ya gobiernan, cabría decir), y tener en Madrid un gobierno totalmente sumiso. Mientras en el resto del Estado, lo que predomina es el viejo «Yo agarro lo que puedo, y el que venga detrás que arree».

Esto es lo que hay, señoras y señores, en un país desactivado, desorientado, desmoralizado y endeudado hasta las cejas, nunca mejor usada la expresión, donde los optimistas se preguntan ¿cómo ha podido ocurrirnos esto?, los pesimistas ¿En qué va a parar esto? y los acreedores, ¿Van a poder pagarnos?


ABC - Opinión

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