jueves, 20 de mayo de 2010

Un Gobierno sin palabra

EL anuncio de una nueva subida de impuestos, esta vez para «los que realmente tienen más», es el último golpe de efecto del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para amortiguar el malestar de la opinión pública por el recorte de gastos sociales y salarios públicos.

Hace una semana anunció estas medidas como consecuencia de las presiones internacionales. Nada dijo de subir impuestos, aunque estaba sobreentendido que podría haber una vuelta de tuerca fiscal en cualquier momento, porque el déficit público es crítico y porque no es posible fiarse de este Gobierno. De hecho, la subida fiscal anunciada por Zapatero desautoriza sin paliativos a la ministra de Economía, Elena Salgado. Un país en crisis extrema, cuyo Gobierno anuncia unas medidas duras e impopulares, no puede permitirse la frivolidad de no contar en el Gobierno con un equipo económico que transmita un mínimo de seguridad y profesionalidad. La gestión de esta crisis se ha convertido en un mano a mano de Zapatero y José Blanco, con una traducción política evidente a efectos internos del PSOE y de la propia jerarquía en el seno del Gobierno.

La subida de impuestos «a los que más tienen» no pasa de ser una soflama de movilización de la izquierda. Si ayer era necesaria, también lo era el miércoles de la semana pasada, cuando Zapatero decidió que, por fin, había crisis en España y que había que hacer algo distinto a gastar dinero público a manos llenas. Es una soflama porque no se sabe quiénes son los que, a juicio de Zapatero, «más tienen», ni cómo va a aumentar su carga fiscal, ni desde cuándo. Incógnitas para sembrar más inquietud e inseguridad, mientras la Bolsa sigue cayendo y la colocación de la deuda pública española flaquea ostensiblemente, y dando muestras de que el Gobierno socialista es incapaz de abordar con rigor la gravedad de la situación.

Mientras esta ceremonia de confusión sobre el aumento fiscal se desarrollaba, José Blanco explicaba en el Congreso el recorte de inversiones en obra pública. Hasta hace un mes, los multimillonarios Planes «E» de obras locales eran imprescindibles, pero ahora se anuncia una especie de «ley seca» a la economía española, castigada con menos poder adquisitivo por el recorte de salarios y pensiones, con la retracción del consumo que provocará el aumento del IVA y con el cierre de la inversión productiva en infraestructuras. Sin embargo, ahí siguen miles de contratados a dedo en las administraciones públicas y ministerios irrelevantes para el interés general.


ABC - Editorial

0 comentarios: