jueves, 20 de mayo de 2010

Palo a los ricos y leña a los curas… ¡Vuelve ZP, el Vengador Justiciero!. Por Federico Quevedo

Si alguien pensaba que después del baño de realismo al que se vio obligado Rodríguez a instancias de Merkel y Obama la cosa iba a quedar ahí, estaba equivocado o no conoce a nuestro personaje: después de haberse tenido que tragar todos sus excesos demagógicos de seis años, por algún lado tenía que volver a salir ese espíritu vengador y justiciero que le acompaña.

Y como los suyos no le van a la zaga en lo que a feminismo, rojerío y anarcosindicalismo se refiere, se han puesto manos a la obra para contrarrestar el efecto negativo que para los intereses electorales del progresismo patrio tiene el mayor recorte del gasto social de la historia reciente, y no se les ha ocurrido mejor cosa que poner en su punto de mira a dos de los colectivos más denostados por la izquierda radical y resentida desde el principio de los tiempos: los curas y los ricos.

Palo al rico y leña al cura, o palo al cura y leña al rico, que tanto monta. La cuestión es volver a movilizar a ese electorado radical, extremista, antisistema y más rojo que Mao Tse Tung al que todavía no se le ha pasado el susto después de escuchar a Rodríguez el pasado miércoles: no os preocupéis, muchachos, tranquilos, que ahora vamos a ir a por los de la sotana y a por los ricos. Menos mal que por el momento solo han hablado de subir impuestos a unos y quitarles el dinero a los otros, y todavía no hemos escuchado nada de quemar iglesias y violar monjas. Aunque quién sabe, todo se puede andar…


De entrada, y como primera cuestión a analizar, habrá que saber qué entiende Rodríguez por ricos, porque si se dan ustedes cuenta a estas alturas de la película y después de todo lo que ha pasado, seguimos sin tener ni pajolera idea de lo que va a hacer el Gobierno, generalidades aparte. Cada día nos sorprenden con alguna declaración que corrige otra anterior hecha por ese mismo o por otro miembro del ausente Gabinete ministerial -¿ustedes son conscientes de que hay ministros de los que hace meses y meses y más meses que no sabemos nada?- que casi siempre coinciden en los nombres de Salgado-De La Vega-Chaves-Blanco y para de contar.

Que si uno dice que se suben los impuestos, la otra que no, y el tercero que ya se verá. Que si ella afirma que las pensiones van a subir, el otro que se congelan y el presidente acaba aclarando que todavía no tiene muy claro lo que va a hacer. Y así en un sempiterno reino de la improvisación y la desidia gubernamental. Es lógico que a pesar de lo dicho por Rodríguez en Europa sigan creyendo que no somos de fiar y los mercados continúen castigando la absoluta falta de credibilidad de nuestro Gobierno.

Apretón de tuercas a las familias y rentas medias

Pues bien, volviendo al asunto que nos ocupa, a día de hoy no sabemos a qué se refiere Rodríguez cuando habla de los ricos, pero si nos atenemos a declaraciones anteriores sobre el tema, el umbral se puso en una renta bruta anual de entre 30 y 35.000 euros. O sea, pura clase media, de esa a la que cada vez le cuesta más llegar a final de mes.

Suponiendo que sea ese el umbral o, incluso, un poco más alto, eso significa que la única opción que tiene Rodríguez para recaudar se llama IRPF, y dado que por prisas y falta de tiempo no parece que modificar la tarifa sea la solución más adecuada, todo indica que lo que nos van a tocar son los bemoles de la retención. Porque, seamos consecuentes con los antecedentes del personaje: yo no le veo subiendo la tributación de las SICAV a sus amigos del Sindicato de la Ceja, la verdad. Como mucho, es posible que toque el Impuesto de Sucesiones y recupere el de Patrimonio, pero dudo que eso sea suficiente para los planes de Ejecutivo, luego habrá que ponerse en lo peor, es decir, que serán las clases medias las que tengan que pagar los errores y los excesos de Rodríguez Zapatero, para que luego le aplaudan los Almodóvar, Bardem y compañía por haber sido firme con los ricos y generoso con los pobres, eso sí, sin haberles manoseado a ellos la cartera.

La realidad, sin embargo, es que cualquier medida en esa dirección, y ahora permítanme un poco de seriedad, es una auténtica barbaridad por más que en otros países se haya puesto también en práctica: subir impuestos a las clases medias, pequeños empresarios y autónomos no solo va a frenar la recuperación, sino que nos lleva de camino directo al abismo de una nueva recaída en la recesión.

Labor social de la Iglesia

Pero, siendo importante y atractivo para ese electorado extremista el apretón de tuercas a las familias y rentas medias, lo que de verdad les pone, lo que les produce orgasmos de satisfacción, es que el Gobierno la tome con los curas. ¡Oiga! Da igual que la Iglesia sea la primera ONG de este país, o que invierta cientos de millones en cuidar un patrimonio histórico artístico que es propiedad de todos independientemente de su credo o religión. No, lo importante es atizarles a los curas donde estos progres trasnochados y anclados en el Neandertal consideran que más les dueles, es decir, los cuartos.

No es nueva la estrategia, ya la puso en práctica un tal Mendizábal hace unos cuantos años. El problema es que hacer eso contradice el propio discurso de la izquierda, y más en tiempos de crisis. Me explico: la Iglesia recibe todos los años una cantidad de dinero que sale de los bolsillos de los contribuyentes como aportación voluntaria, en base a unos acuerdos -Concordato- que por sí mismos son Jurisprudencia Internacional y no se pueden revocar así como así. Lo que hace el Gobierno es adelantarle a la Iglesia esa cantidad en aportaciones mensuales que se fijan en los Presupuestos -este años son unos 13 millones de euros mensuales- y al final del ejercicio ambas instituciones liquidan, es decir, que si se queda corto el Estado le paga a la Iglesia lo que le debe, y si se pasa la Iglesia lo devuelve.

¿Por qué se hace así? Sencillo, porque con ese dinero la Iglesia no solo sostiene parte de su labor pastoral, sino que, y sobre todo, dedica la mayor parte de esos fondos a la educación y a sus labores sociales, entre ellas la que pone en práctica a través de Cáritas y Manos Unidas, las dos principales ONGs de ayuda a los más desfavorecidos que hay en España. Y qué quieren los progres, ¿quitarle el dinero a la Iglesia para que ésta tenga que cerrar los comedores sociales, por poner un ejemplo?

Pues como muestra de esa sensibilidad social propia de la izquierda con la que tanto se ha llenado la boca este Gobierno durante estos seis años, acusando además al PP de ser el partido de los ricos y los poderosos -¡manda huevos!, que diría Trillo-, hacer esto resulta cuando menos ruin y despreciable, y con mayor abundancia en la ruindad en un momento en el que esa labor social de la Iglesia se está haciendo imprescindible para que mucha gente pueda, al menos, tener algo que llevarse a la boca y dar cobijo, alimento y vestido a quienes más sufren y padecen las consecuencias del peor Gobierno de nuestra Historia reciente y del peor presidente de la democracia. Ruin y mezquino.


El Confidencial - Opinión

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