martes, 24 de noviembre de 2009

El PSOE adopta el tono del vendedor de melones. Por Antonio Casado

El cómo se tragó al qué en el lanzamiento dominical de la “economía sostenible”. Aquí está la nueva frontera del zapaterismo. Todo debe ser “sostenible” a partir de ahora en el discurso oficial para no dejar por mentiroso al Gobierno en su propuesta renovadora de nuestro modelo económico. Ese es el objetivo de la ofensiva socialista a favor de una “economía sostenible”, pregonada el domingo pasado en Madrid por Rodríguez Zapatero, antes de su lanzamiento formal en el Consejo de Ministros del próximo viernes.

Sin embargo, las crónicas del acto y el comentario de la jugada se centraron ayer en la escenografía y no en los contenidos. Normal. Si el presupuesto solo da para un regalo barato, más aparatoso debe ser el envoltorio. Cuando el regalo vale la pena no viene a cuento la trompetería. Salvo que el ruido y los fuegos artificiales sirvan precisamente para distraernos de un discurso escasamente elaborado. En este caso la trompetería habría cumplido su misión de ocultar los detalles de la oferta y dedicar la hojarasca del acto político a los practicantes del tiro al blanco contra Rodríguez Zapatero.

En el tono propio de un vendedor de melones el Gobierno anunció el domingo pasado un cambio en el modelo productivo. Si las “Nuevas Energías” del PSOE consisten en jalear de ese modo las iniciativas de sus líderes, y a los propios líderes, como si fueran cantantes aclamados por sus fans, a los herederos de Pablo Iglesias y Jaime Vera se les ha ido la olla. El domingo pasado se perpetró la cosificación de algo tan serio como el lanzamiento de una nueva concepción de la economía nacional.

Si se trataba de presentarla en sociedad, a la ocasión le sobraban las ocurrencias mitineras. Si se trataba de un mitin para reforzar la autoestima de la organización y sus militantes, no era el lugar ni la ocasión para que Zapatero se pusiera estupendo explicando la necesidad de mejorar en materia de formación profesional, innovación tecnológica, agilización de trámites administrativos, planificación urbanística (sobre todo en las zonas costeras, qué desastre), y todas esas iniciativas que ahora plantea el presidente del Gobierno para conseguir una sociedad competitiva, sostenible, innovadora, moderna y compatible con las políticas sociales propias de un Estado del Bienestar.

Todo eso se ofreció en el 'show' del Palacio de Congresos con una banda sonora propia de los animadores de playa, los vendedores callejeros de sandías (“¡Las traigo baratas, oiga¡”) o los 'speakers' de los combates de boxeo, con toques de Barrio Sésamo: “A mi derecha, Rajoy, el conservador. A mi izquierda, Zapatero, progresista…”. De Ortega y Gasset a Epi y Blas. Hay que joderse.

Y si se trababa del “primer acto de la gran propuesta de renovación de nuestra economía para que España vuelva a crecer con fuerza, de manera más sostenible, cree más empleo y hagamos una sociedad más equitativa”, como dijo el propio Zapatero, tampoco venía a cuento el tan coreado “Zapatero, no estás solo”. Aunque me temo que esta apelación a la necesidad de arropar al líder es tal vez lo único que venía a cuento en la concepción del acto por parte de sus organizadores. Se apela a lo que se echa de menos, Así fue en el reciente acto de Rajoy en Barcelona cuando habló de un PP “unido” y “limpio”. Y así ha sido en el acto del PSOE. Si ha tenido necesidad de gritar el “Zapatero, no estás solo” es porque echa de menos la compañía, el cariño, el halago, la aclamación y el favor de los sondeos.

El confidencial - Opinión

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