sábado, 31 de octubre de 2009

Perros y deditos. Por Alfonso Ussía

El acto organizado por LA RAZÓN en el Círculo Ecuestre de Barcelona con José María Aznar de protagonista ha dado y dará mucho que hablar. (Un inciso. ¿Por qué le molesta tanto a la competencia periodística que LA RAZÓN acierte en sus organizaciones? En este periódico no se prohíbe nombrar a otros diarios). Aznar llenó el foro hasta la bandera y lanzó un mensaje a su partido político: «Un solo partido, y no varios; un solo proyecto, y no varios; y si es posible, un solo líder, y no varios». Directo y certero. Mientras Aznar hablaba en Barcelona, en Madrid lo hacía Manuel Pizarro, ese talento del Partido Popular arrinconado por los celos. Y usando de imágenes figuradas arremetió contra la triste actualidad de su partido. «El pastor es muy importante. Pero tiene que haber un perro que muerda, porque si no, el ganado se desparrama».

Y una advertencia: «En cualquier grupo humano, es un líder el que va delante, y si la procesión no le sigue, usted se va porque no es el líder. El líder tiene que ir delante, llevar un secretario general que ponga orden en lo que pase, y un motor muy claro que son los principios, los valores y las ideas». El Puente Aéreo Madrid-Barcelona y el AVE que va ocupando su sitio intercambiaron estos mensajes.

Manuel Pizarro habla con su verdad porque no siente miedo de ella. De ciento diez alcaldes del PP en la Comunidad de Madrid, ciento siete se han sumado a Esperanza Aguirre. Tres a Gallardón y Cobo. ¿Quién es el líder? Rajoy vuela y pica, pero ya no hace daño. De pico de alcotán a pala de pato. No sabe cómo manejar este problema. Si Esperanza arrojara la toalla, Gallardón intentaría comérselo en la primera semana. No es un líder Mariano Rajoy. «Un líder, si es posible, y no varios», dijo Aznar en Barcelona. José María Aznar apuntaba a la calle Génova. Él fue un líder, le siguió la procesión y tuvo un secretario general, Francisco Álvarez-Cascos, que no permitía chorradas personalistas en el PP. Y aquello funcionó, y muy bien, y con alto beneficio para España y los españoles, al menos durante seis años. Por ahí anduvo Rodrigo Rato, que llenó la caja del Estado que Aznar se encontró vacía y nos metió en el euro. Rato era el líder en las finanzas, Álvarez-Cascos en el régimen interior del partido y Aznar en el Gobierno. Compenetración. Sólo los mediocres se rodean de otros mediocres. La inteligencia busca mayores inteligencias que la suya propia para lograr el buen fin. En Valencia, Costa, el hermano del otro Costa, reta a Rajoy con el permiso de Camps. Y ahí Rajoy es implacable y actúa con firmeza. ¿Por qué sólo contra Costa salta el muelle del «basta ya» del gallego? El presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, ha anunciado que no se presentará a las elecciones si esto sigue tan turbio y desajustado. Otro valor del PP, como Valcárcel en Murcia, honradamente enfadado. El ganado se desparrama y no sigue al líder. No hay perro que muerda. Y Aznar, con sobrados motivos, coincide con Pizarro en lo del liderazgo y pide uno y no varios. Sólo un matiz. El líder que no puede liderar el PP en la actualidad no surgió de un congreso, una elección o un acuerdo mayoritario del partido. Nació del poderoso dedito del propio Aznar. Dicho esto, hagan lo que sea y pónganse de acuerdo. De lo contrario, el PP se irá al carajo.

La Razón - Opinión

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