domingo, 10 de mayo de 2009

UN CHOLLO. Por Alfonso Ussía

Hay dos especies de la condición humana que me inspiran envidia de la mala. En el fondo, la buena envidia es una suerte de admiración, en tanto que la mala es una sensación corrosiva que daña el equilibrio. Y siento envidia de la mala por los multimillonarios de izquierdas y los miembros del Comité Olímpico Internacional. Los primeros, por gozar de todas las amnistías que no disfrutan los multimillonarios de derechas, que son los más consecuentes. Y los segundos, porque resulta imposible vivir mejor. Y lo hemos podido apreciar en Madrid durante la última semana. Hubo un tiempo en el que formar parte del selectísimo COI era más una carga que un cargo. Los miembros del Comité Olímpico Internacional se pagaban sus viajes y los hoteles, y administraban con una pulcritud extraordinaria las menguadas arcas del olimpismo.

Ahora, con el dinero de las televisiones y la expansión del movimiento olímpico, no saben qué hacer con el dinero. Pedro Ybarra Mac Mahon, barón de Güell, me contaba en aquellos aperitivos en «La Rabia» de Comillas, que el COI le salía por un ojo de la cara. Han cambiado los tiempos. La delegación del COI que ha visitado Madrid para valorar las virtudes y los defectos de la candidatura olímpica madrileña ha sido recibida como no se hace con muchos jefes de Estado. El Ayuntamiento, principalmente, que es el candidato, se ha volcado -y ha hecho muy bien- con estos señores tan estirados. Decía la hija de Mercedes Coghen que mientras ella hablaba había un miembro del COI que ni la miró a la cara. Al Ayuntamiento se ha sumado la Comunidad de Madrid y el Gobierno de España. El sueño es de todos. Y al final, Los Reyes y los restantes miembros de la Familia Real, siempre involucrados con el Deporte, se han mojado sus reales traseros hasta el fondo en beneficio de la candidatura de Madrid. Incluso el ministro del Interior, Alfredo Pérez de Rubalcaba, quizá para tapar la boca y las malas intenciones del chico que reina en Mónaco, ha asegurado que la ETA no existirá en 2016. Y colmados de agasajos, regalos, reverencias, lujos y toda clase de zalemas, los del COI se han marchado sin comprometerse a nada. Porque ahora se inicia la más sucia e interesada lucha por la nominación, con bloques establecidos de voto seguro, y bloques que admiten las influencias para emitir sus votos discrecionales. En la anterior cita, Madrid fue traicionada por dos miembros que a la postre, en un momento de inspiración espectral, después de haber hablado con el fantasma del barón de Coubertin, decidieron que Londres era una ciudad más segura que la capital de España. Pocas semanas más tarde, el metro de Londres saltó por los aires. Pero es de envidiar su arrogancia, su establecimiento en un nivel al que no tiene acceso el resto de los seres humanos, porque de ellos, y sólo de ellos, depende el triunfo y el fracaso de una candidatura, que en el caso de la de Madrid, es una candidatura formidable con cuatro años de trabajo regalado a una ilusión incumplida. Por respeto a los intereses de Madrid y España, domino mis impulsos y amanso mi mano. Pero si Madrid no es la ciudad elegida, que se preparen los del chollo. Soy capaz hasta de retirarles el saludo. Por chulos.

La Razón - Opinión

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