jueves, 30 de abril de 2009

EUROPA COMO BALNEARIO. Por M. Martín Ferrand

EL PP y el PSOE, tan aparentemente distintos en sus respectivas fuentes ideológicas y sus proyectos políticos, resultan dramáticamente iguales en lo que respecta a su funcionarial organización interna y a su escasa voluntad representativa de una sociedad que, en un gran ejercicio de paradoja, les respalda con el ochenta por ciento de los votos que vienen sumando en los comicios de ámbito nacional. Es un efecto más de la partitocracia degenerativa que secuestra el espíritu de la Constitución y, todavía más grave, nos impide confiar en el futuro.

A la vista tenemos las listas -cerradas y bloqueadas, no faltaba más- que las dos formaciones a las que se reduce la hipótesis de la alternancia nos proponen de cara a las elecciones para el Parlamento Europeo. ¡Cuánta miseria biográfica! Con la excepción de unos pocos nombres, no más de media docena en cada una de ellas, es una nómina de fantasmas, de personalidades sin personalidad. Entre la obligatoria paridad -¡esa norma que tanto perjudica al respeto a la condición femenina!- y las cuotas que se deben a los barones regionales y a los jefes de clan, lo mejor que puede decirse de ellos es que resultan menos tranquilizadores los nombres conocidos que los muchos ignotos que las integran.

Ni Europa ni nosotros merecemos tan poco respeto y consideración.

Con manifiesta irresponsabilidad, lo mismo José Luis Rodríguez Zapatero que Mariano Rajoy, han completado sus propuestas con nombres más aptos para ir a Baden-Baden, el más significativo de los grandes y clásicos balnearios del Continente, que para cubrir una representación en Bruselas y Estrasburgo. Ni Europa ni nosotros merecemos tan poco respeto y consideración. Cubrir unos puestos que comportan una cierta bicoca remunerativa sin buscar la idoneidad de sus titulares y, por el contrario, entendiéndolos como una compensación para cesantes y perjudicados es un grave síntoma de instrumentalización del poder que, por delegación ciudadana, adorna a nuestros dos líderes principales. El hecho de que tanto el PP como el PSOE entiendan estos comicios como una suerte de «primarias» con vistas a 2012, nos permite sospechar los niveles de degradación que hubiera podido alcanzarse en la selección de candidatos sin esa espuela estimulante. España es un país menguante, pero no por el fatalismo de la Historia. El esfuerzo que nuestros líderes hacen para que lo sea no es menor. En un ambiente democráticamente cierto daría grandes resultados.

ABC - Opinión

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