viernes, 24 de abril de 2009

EL SUEÑO DE EVA. Por Ignacio Camacho

EL ruido lo ha hecho ruido el fichaje de Rosa Aguilar, la sobria y sensata alcaldesa de Córdoba que llevaba tiempo merodeando el jardín socialista ante la ruina política y moral de Izquierda Unida, pero la clave del nuevo Gobierno andaluz de José Griñán quizás esté en otra pieza, también femenina por cierto. Se llama María del Mar Moreno, viene de Jaén, ha escrito una novela feminista llamada «El sueño de Eva» y a día de hoy continúa siendo la verdadera candidata de Zapatero a la sucesión de Chaves. Al incluirla en su Gabinete, meses después de que abandonase el de Chaves para irse por designio zapateril a la ejecutiva federal del partido, Griñán ha dejado abierta la incógnita de su propia continuidad más allá de este mandato. Quizá se trate de una señal reveladora de que el pacto interno para darle salida a Chaves incluía más cláusulas de las que conocemos.

El nombramiento de Moreno como consejera de Educación de la Junta convierte en plausible la hipótesis de la sucesión a plazos. Zapatero se fijó en ella hace tiempo -por alguna de esas razones intuitivas tan suyas, similares a las que convirtieron en ministra a Bibiana Aído- para señalarla como «el futuro» del socialismo andaluz. Chaves la consideraba, con razón, un poco verde para dar un salto cualitativo tan grande, y estaba además escocido por el ninguneo a que fue sometido cuando el presidente se la llevó a Madrid sin su permiso. Así que, llegada la hora del relevo, ha podido abrirse paso una vía intermedia: Griñán a la Presidencia para evitar un ataque de vértigo en el chavismo, y Moreno al Gobierno para hacer natural el paso siguiente, previa digestión del aparato del partido.

De momento la estrategia es no dar pistas a un PP crecido

Se trata de una hipótesis pero, como la ceniza quevediana, tiene sentido. De un lado viene avalada por la tenacidad de Zapatero a la hora de imponer sus criterios en la organización socialista. De otro, por la propia trayectoria de Griñán, cuya carrera parece más bien al final de todo que al principio de algo. Ofrece el perfil de un hombre de transición; es un gestor solvente, sólido y dueño de una cierta elegancia intelectual, pero pertenece, como el propio Chaves, a la generación que el zapaterismo está jubilando más deprisa que despacio. Y siempre ha sido más un político de gobierno que de partido; cuesta trabajo imaginarlo empeñado en el esfuerzo de hacerse con el control de una maquinaria tan compleja y pesada como la del PSOE de Andalucía.

Es en ese veterano aparato de poder, y desde luego en las encuestas de aceptación, donde están las claves de esta operación que se irá desvelando a medio plazo. De momento la estrategia es no dar pistas a un PP crecido cuyo líder, Javier Arenas -al que el nuevo presidente andaluz ya dio el relevo una vez, en el 96, al frente del Ministerio de Trabajo-, ignora a qué candidato tendrá que enfrentarse. Pero el sueño de Griñán ya está cumplido. El de Eva sigue a la espera.

ABC - Opinión

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