
Se usa frecuentemente el adjetivo «desproporcionado» cuando la progresía se refiere a las respuestas militares de Israel a los ataques del terrorismo. Zapatero ha caído en el lugar común y también ha acusado a Israel de responder de manera «desproporcionada» a los proyectiles de Hamas. Cuando se establece con tanta seguridad lo que es una desproporción, se da por hecho que se sabe en qué consiste la proporción. Por ello, haría muy bien Zapatero en explicar al Gobierno de Israel cuáles son los límites que la proporción aprueba y la desproporción demanda para responder a los ataques de Hamas, que no ha quedado muy bien después de que varias organizaciones palestinas hayan denunciado a sus dirigentes de utilizar a niños como escudos humanos. No obstante, y para no engañar, el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, ya ha avisado que si Hamas insiste en lanzar cohetes contra el sur de Israel, responderá a los ataques de forma «desproporcionada», entre otros motivos, porque nadie le ha explicado cuál es el límite de lo proporcionado.
A mí, sencillo español de la calle, se me antoja más desproporcionado que un juez español empapele a siete militares israelitas por una acción militar ocurrida hace siete años y a miles de kilómetros de España, que la respuesta, proporcionada o no, de un Estado a un sistemático y perfectamente organizado ataque terrorista. Pero no es fácil derrotar a la demagogia, y si la retroprogresía española ha dictado sentencia, todos los que defendamos el derecho a la defensa de Israel seremos unos pro-semitas desproporcionados. Cuento con ello. Con lo que no contaba es con la desproporción de la respuesta sindical española a los tres millones de parados, que se ha centrado exclusivamente en una manifestación a favor de Hamas y en contra de Israel, cuando lo lógico es que la protesta se reúna en torno a la crisis galopante, las medidas inadecuadas que está adoptando el Gobierno socialista de España para superarla, la pérdida diaria de miles de puestos de trabajo y la propia inacción sindicalista, sometida a la afinidad ideológica con los que gobiernan. Al Partido Popular le crece la cifra del paro hasta los tres millones, y aquí arde Troya.
Y no a favor de Hamas y en contra de Israel. Ésas son excusas de saltimbanquis. Hay que ser más serios.
La Razón - Opinión
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