sábado, 21 de febrero de 2009

Cinco caritas . Por Alfonso Ussía

En LA RAZÓN de ayer, 20 de febrero, y en su página 16, aparecen cinco retratos en tira horizontal. Dos más estéticos que los tres restantes. Son las caras de las cinco personas que conocen el informe de la Fiscalía Anticorrupción que ha sido filtrado al periódico «El País» y la cadena «SER». Las cinco caras corresponden a Baltasar Garzón, juez de la Audiencia Nacional; Cándido Conde-Pumpido, Fiscal General del Estado; Antonio Salinas, Fiscal Jefe Anticorrupción; Concha Sabadell, Fiscal Anticorrupción; y Miriam Segura, Fiscal de lo mismo. Uno de ellos trabaja para el Grupo Prisa, porque nadie más puede tener acceso al informe.

La causa permanece secreta, pero la identidad de los aforados supuestamente implicados en la montería de políticos del Partido Popular organizada por el juez Garzón ha sido revelada, publicada y clamorosamente propagada por el prestigioso diario del Grupo Prisa, origen de las fuentes que otros medios del poderoso imperio hipotecado vocean con sistemática disciplina. ¿Cuál de los cinco es el filtrador? ¿A quiénes, de los cinco, les interesa políticamente la publicación anticipada de unas identidades que pueden herir y agrietar el prestigio de determinados dirigentes políticos cuyo único pecado, hasta ahora, ha sido triunfar con holgura en dos comunidades de importancia fundamental -Madrid y Valencia- sobre el Partido Socialista? ¿Tienen que ver los «casuales» y causales encuentros de Garzón, Bermejo, y el jefe de la Brigada Anticorrupción entre sangre de venado y sangre de jabalí? ¿Hay alguien tan solemnemente imbécil capaz de creer que el Presidente Camps se ha dejado sobornar por unos trajes de «Milano» pagados por el tal «Bigotes»? De los cinco guardianes del informe, uno al menos, es desleal con su obligación de custodia. No presiento que la deslealtad parta de las dos fiscales Anticorrupción, y tampoco del Fiscal Jefe Anticorrupción. Quizá me equivoco. Intuiciones personales y juicios de valor. Pero de las cinco caritas, hay dos que me animan a sospechar. Un juez con marcada ideología y un Fiscal General con una nada simulada parcialidad. Poco tiene que ver esta trama con la Justicia. Estrategia política. Si en los aledaños del Partido Popular se han movido determinados chorizos y arribistas, el caso se zanjaría con la actuación obligada y normal de la Justicia. Pero no es el caso. El PSOE necesita con urgencia gobernar en Madrid y en Valencia, plazas de muy difícil consecución para sus candidatos. Prisa tiene que sobrevivir y solventar su deuda de más de 5.000 millones de euros. Para hacerlo hay que servir a los intereses del Poder, y si yo fuera empresario, entendería su entrega. Entre otras razones, porque el gran grupo de Jesús Polanco, al que tanto se echa de menos, ha sido desplazado de las preferencias monclovinas en beneficio de la organización periodística y de medios montada por Miguel Barroso, Roures el trotskista del Ferrari, y el payasete que ha abandonado su medicina de familia. Uno de los cinco se ha dejado olvidado el informe secreto en la redacción de un periódico. Esta posibilidad también es válida. Cualquiera se puede distraer y extraviar documentos. Cosas que pasan. Hay gente que se deja carteras con dinero en los taxis. Cuestión de prisas.

La Razón - Opinión

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