domingo, 22 de febrero de 2009

Caza mayor. Por José María Carrascal

¿SE imaginan ustedes la que se hubiese armado si un ministro de Justicia -¡de Justicia nada menos!- del PP hubiese cazado sin licencia y, además, no conejos o codornices, sino animales de gran cornamenta? ¿Si en dicha cacería se hubiese visto con el magistrado que llevaba una causa contra dirigentes del PSOE? ¿Si el magistrado hubiera ocupado altos cargos en un gobierno del PP? ¿Si ese magistrado estuviera investigando personas aforadas, por encima de sus atribuciones? ¿Si diariamente se estuvieran filtrando detalles de ese sumario secreto a ABC? ¿Se lo imaginan? Lo del Prestige o el envío de tropas a Irak sería un té de las cinco comparado con la que habrían armado quienes están detrás de la presente campaña, que hablarían de golpe de Estado encubierto. Con buenas razones, pues la corrupción de que se acusa al PP se queda tan lejos de esta manipulación de datos, cohabitación de funciones, inobservancia de normas y desprecio de principios como los trajes que alegadamente regalaron a Camps se queda de los muflones que Bermejo y Garzón abatieron, no alegada sino a tiro limpio, gratis. Sin embargo, toda la cacería se centra en el PP, mientras nada les ha ocurrido a los dos escopeteros del PSOE. Y lo que te rondaré morena, de aquí al primero de marzo, día de las próximas elecciones. O hasta las próximas generales, pues estos tíos están dispuestos a prolongar la partida como sea para que se hable de cualquier cosa menos de la crisis económica que nos atenaza. Especialmente de cosas que comprometan al PP. Si luego resultan falsas, ¿qué importa? El caso es tener entretenido al personal y salvar las elecciones. Por cierto, si esas alegaciones y filtraciones del auto de Garzón no se sustancian, si resultan habladurías sin valor probatorio, ¿se le empapelará a él por temeridad en los cargos y dejación de funciones al no mantenerlos secretos? Pues se están destruyendo honras antes, no ya de una sentencia, sino de un enjuiciamiento.

La campaña -¿o prefieren llamarla cacería?- nos advierte de dos cosas. La primera, que en el PSOE hay miedo, mucho miedo, a sufrir un descalabro electoral, que sería doble ante lo débil de la oposición. Por lo que está dispuesto a usar todas las armas, incluidas las vamos a llamar vedadas, ya que estamos hablando de caza, para impedirlo. El «todo vale» es el lema de su campaña. ¿Acaso no cazan sin licencia? La segunda advertencia tiene ya mucho mayor recorrido: la izquierda goza hoy de bula en España. Tal vez se deba a que, después de haberla tenido durante cuarenta años la derecha, quiera compensarse. Pero llevamos treinta de barra libre para la izquierda, y habrá que empezar a equilibrar ¿no? Pues así no se construye una democracia. Así, se la destruye. Pero aquí hay bastantes a quienes parece importarles muy poco.

ABC - Opinión

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