miércoles, 7 de enero de 2009

El premio al cobarde. Por Hermann Tertsch

Mientras en nuestro país se dispara la campaña de linchamiento contra Israel por decidir asumir su autodefensa, nos llegan señales de que otros que no saben hacerlo acaban cornudos, apaleados y con los pies fríos. ¡Estupenda nuestra Unión Europea ahora que le cae encima la enésima chulería de la Rusia bonapartista de Putin que la trata como siempre tratará a los débiles! Durante los últimos años se ha humillado y menospreciado a Ucrania y Georgia ante las tropelías, violaciones y amenazas de Moscú. Se ha mirado hacia otro lado, echado la culpa a Georgia de su amputación territorial, a Ucrania de su osadía por mantener la dignidad ante el matón chequista y desplegado relamida obsequiosidad ante un Kremlin crecido en su prepotencia. Ahora, como en 2006, todos lloran porque Moscú los trata como a rameras entradas en años en una obra de Tolstoi. Rusia corta el gas a Ucrania y deja sin suministro a los dóciles clientes occidentales.

Los dirigentes políticos más vagos, cómodos e intelectualmente gandules o incapaces no serán quienes sufran directamente los efectos. Si así fuera, el señor Zapatero habría tenido que irse estos días a Sanlúcar de Barrameda a calentarse los pies en un brasero porque la casita del Patrimonio del Estado en Doñana estaría ya a temperaturas ucranianas. A nadie le quepa duda de que nuestros héroes echarán la culpa a Ucrania de que Rusia no cumpla contratos bien pagados por Europa y haya dejado a medio gas a media Europa estos días. Nuestra tropa de cobardes siempre busca un culpable débil para los males que su propia debilidad genera. No extraña que la terrible pero imprescindible decisión de Israel de defenderse ofenda a quienes no son capaces de resistir no ya a la amenaza de muerte sino a la burda y procaz extorsión.

ABC - Opinión

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Pa chulo el gobierno yanqui es el mejor, ¿verdad Herman?