jueves, 3 de enero de 2008

Política Estadounidense. Cómo funciona un «caucus»

Guía para entender un ancestral sistema que despierta pasiones


DES MOINES (Iowa)- Es lo más parecido a un dinosaurio en la política estadounidense, aunque incitan tal orgullo estatal que están lejos de desaparecer. Los llamados «caucus» de Iowa, que se celebran esta noche en este paraje rural, frío y desangelado del «heartland» americano, son para algunos un tesoro cívico, una tradición arcaica de organización política que se ha ido pasando durante dos siglos de unos granjeros a otros. Eso sí, desde fuera los «caucus» resultan un sistema electoral cuanto menos sospechoso.

Estas asambleas reunidas en gimnasios de colegios, garajes, iglesias o allá donde sea posible, se celebran por la noche a muchos grados bajo cero, son inquietantemente complicadas y, encima, el voto no es secreto, lo que conduce con frecuencia a acabar peleado con el vecino. De ahí que la participación sea tan baja.
Este año se van a celebrar hasta 1.781 «caucus» por toda Iowa. Empezarán a las 7 de la noche tanto para demócratas como para republicanos, aunque cada partido celebra una modalidad distinta. El republicano es mucho más directo y sencillo, mientras que el demócrata es el que le da la fama costumbrista a estas asambleas.
Juego de persuasión
La reunión demócrata dura unas dos horas, durante las cuales los asistentes debaten y discuten la competencia de cada candidato, representado por un «capitán». La elección de un aspirante es un juego de persuasión. Se «vota» a mano alzada y formando corrillos por la habitación. Quien tenga el mayor corrillo, gana. Pero, ojo, porque en este sistema cada persona no vale un voto. El ganador en cada «caucus» se lleva un número de delegados que equivale a un porcentaje aproximado de la gente que se ha puesto a su lado.
Para enredar más la madeja, si un candidato no recibe los votos de, al menos, el 15 por ciento de los presentes es declarado «no viable» y sus simpatizantes deben escoger a otro. Es cuando la cosa se pone de verdad interesante, y cuando los capitanes de los candidatos que sí han alcanzado ese umbral tienen que convencer al resto para que se una a ellos.
Los «caucus» republicanos son muchos más fáciles, pero no están exentos de ciertas peculiaridades. No hay delegados de los que preocuparse. El que consigue más votos gana. Punto. Pero no es una votación formal de colegio electoral. Hay «caucus» en los que no hay papeletas, así que el nombre de tu candidato se escribe en un trozo de papel. No hace falta tampoco ser quisquilloso. Si quieres votar por Rudolph Giuliani, por ejemplo, basta con escribir «Rudy», su diminutivo.

La Razón Digital

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