jueves, 19 de julio de 2007

Rajoy da un «golpe de mano» en Cataluña para reforzar posiciones ante las generales

El partido se «electoraliza» con comités de campaña que trasladen su mensaje sin matices.
El PP catalán promueve una renovación que desplaza a dos de los colaboradores de Piqué.

Mariano Rajoy se juega las elecciones generales en dos nichos de voto socialista, Cataluña y Andalucía. En la dirección nacional preocupa especialmente el caso catalán por varios motivos: los pasados comicios municipales no fueron bien, mientras que Javier Arenas logró salvar la cara ya que la victoria en todas las capitales de provincia le permitió tapar «puntos negros» como el de los municipios intermedios; en esa comunidad están las dos únicas provincias, Gerona y Lérida, donde el PP no tiene representación; y las cifras de las generales de 2004 cantan, aunque la verdad es que tanto como las andaluzas. En Cataluña están en liza 47 escaños, de los que 5 son ahora del PP y 20 del PSOE. Una diferencia de 15, cuando la distancia a nivel nacional entre los dos principales partidos fue de 17.

La ejecución de Acebes

Las luces de alarma están encendidas y el trabajo en marcha, puesto que la dirección nacional del partido ya ha perfilado el mapa de las comunidades y de las provincias prioritarias, base a partir de la cual implementará sus estrategias electorales. En Cataluña, de hecho, está ya en ejecución una operación de renovación y de refuerzo de las estructuras territoriales para sacarlas de su «estado de hibernación» -en palabras de un dirigente catalán-, que ha sido hablada con el líder del partido, Josep Piqué, y, sobre todo, consensuada y analizada con destacados miembros de la organización territorial.

El secretario general, Ángel Acebes, se ha encargado personalmente de activarla. Pasa por electoralizar todas las provincias con comités de campaña al frente de los cuales se ha colocado a nombres muy significativos como el de la diputada Alicia Sánchez-Camacho en Gerona. Ya ha sido cabeza de lista por esa circunscripción, aunque en la actualidad es diputada por Barcelona: por su discurso y sus relaciones con la dirección nacional tiene un perfil que se ajusta al reclamado por los más críticos con la «excesiva catalanización» del partido. Al frente del comité de Barcelona está Alberto Fernández, también símbolo del discurso más severo con el nacionalismo; y en Lérida se ha situado a una histórica y apuesta segura, Pilar Arnalot.

A esto se suma el hecho de que del comité electoral regional, presidido por Piqué, quedan desplazados dos de sus más estrechos colaboradores, Francesc Vendrell -cuestionado tanto en Génova como por sectores del PP catalán por sus coqueteos nacionalistas- y Rafael Luna. En su lugar toman posiciones Daniel Sirera, que asume las responsabilidades más políticas, y Javier García Albiol, que se encargará de las cuestiones organizativas. García Albiol fue el ideólogo de un duro vídeo del PP de Badalona sobre inmigración y delincuencia y se le considera cercano a Alberto Fernández -pese a las críticas, al vídeo se le atribuye en buena parte el crecimiento electoral de los populares en esa localidad.

La electoralización del PP catalán a ocho meses de las generales responde al objetivo de intentar revitalizar e insuflar savia nueva a la maquinaria de la organización, y los cambios -según la interpretación que se hace en Génova- están dirigidos a garantizar un equipo de trabajo que traslade el discurso nacional sin matices y de manera unívoca. «Ésta es una campaña nacional que exige de mucha disciplina y de una unidad de mensaje, en la que no caben matizaciones», puntualiza uno de los responsables de Organización del PP -el «dos» de Piqué representa, precisamente, al sector partidario de acoplar el discurso a la realidad catalana.
Respecto a la lista de las generales de Rajoy, sigue hablándose de la posibilidad de que sea Piqué quien la encabece por Barcelona, aunque aún no hay nada oficialmente cerrado.

Otras actuaciones

En Andalucía el objetivo para las generales es recuperar los diputados que el PP logró en 2000, lo que supone subir un escaño por las provincias de Sevilla, Almería, Málaga, Jaén y Cádiz. Y también en otras autonomías, como Canarias, Asturias o Baleares, se pondrán en marcha actuaciones coordinadas entre Madrid y la organización regional para intentar fortalecer las estructuras y tapar aquellos agujeros que han podido salir a la luz a raíz del análisis detallado de las elecciones del 27-M.

Bajo la lupa de Génova están las provincias en las que hay en juego ganar un escaño o perderlo, bien por resultados bien por la modificación del número de diputados a elegir por la circunscripción electoral.

Carmen Morodo
La Razón, 19-07-2007

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