sábado, 7 de julio de 2007

De la necesaria transversalidad


"Hasta nueva orden, el PP no forma parte del catalanismo.

Ni tampoco Ciutadans, por supuesto. Aunque aquí ni siquiera ha habido intento de penetración. Lo que ha habido, en el último congreso, es otra cosa. Una redefinición del partido. Una voluntad de resituarlo en aquel espacio que la vieja Federación Catalana del PSOE abandonó tácitamente cuando se integró, hace ya tres décadas, en el entonces naciente Partido de los Socialistas de Cataluña -eso es, en un centro izquierda no nacionalista-. Puede que el escoramiento resulte y Ciutadans se acabe convirtiendo, ahora sin PSOE que lo ampare, en la reencarnación de aquella vieja federación socialista. Puede. Pero de nada servirá. Lo que Cataluña precisa no es un centro izquierda no nacionalista. A la transversalidad del catalanismo sólo puede oponerse la transversalidad del no catalanismo. Es decir, un frente amplio, que abarque desde el centro izquierda hasta el centro derecha. Por eso la redefinición ideológica de Ciutadans constituye un error. Porque aparta, de facto, a todo un sector de la militancia y, lo que es peor, a un amplio sector de la sociedad que había visto en el nacimiento del partido una verdadera oportunidad de empezar a romper, por fin, el monopolio catalanista. Y esas oportunidades surgen muy de tarde en tarde."

Coincidiendo con el debate sobre el estado de la Nación, el Gobierno de la Generalitat ha hecho un llamamiento a las fuerzas políticas catalanas para que olviden viejas rencillas, se dejen de manías y se agrupen todas en la lucha final. Esa lucha, por supuesto, es la del Estatut. Mejor dicho, la de su desarrollo. En estos momentos el Estatut está, como quien dice, en el taller. Pendiente de revisión. El mecánico constitucional debe resolver si el texto puede circular tal como salió de fábrica, si hay que cambiarle alguna pieza o si las modificaciones preceptivas son tan sustanciales que ni siquiera merece la pena intentarlo. Pero el mecánico no resuelve. Se toma su tiempo. Y el conductor se impacienta. Tanto, que está dispuesto a subirse al texto aun cuando este carezca de garantías. De ahí que busque unanimidades. O casi. Porque, entre las fuerzas políticas a las que se dirige, no están, claro, ni el Partido Popular de Cataluña ni Ciutadans.

Da igual. Para el Gobierno de la Generalitat, esas fuerzas políticas son un puro residuo. Estadístico y simbólico. Lo básico, lo fundamental en esa llamada a somatén del pasado martes es Convergencia i Unió. Sin CIU no hay catalanismo posible. Y de eso se trata, al cabo, de catalanismo. Es decir, de transversalidad. La política catalana, mucho antes incluso del Pacto del Tinell o de la visita de Artur Mas al notario, se ha desarrollado siempre dentro de estos márgenes. Como si todo lo demás fuera una especie de engendro bastardo, al que hay que soportar, sin duda, pero con el que no conviene mezclarse. El propio PP catalán lleva tiempo intentando cruzar la línea, ser admitido en la familia política, obtener de una vez por todas la tan ansiada carta de naturaleza. En vano. Hasta nueva orden, el PP no forma parte del catalanismo.

Ni tampoco Ciutadans, por supuesto. Aunque aquí ni siquiera ha habido intento de penetración. Lo que ha habido, en el último congreso, es otra cosa. Una redefinición del partido. Una voluntad de resituarlo en aquel espacio que la vieja Federación Catalana del PSOE abandonó tácitamente cuando se integró, hace ya tres décadas, en el entonces naciente Partido de los Socialistas de Cataluña -eso es, en un centro izquierda no nacionalista-. Puede que el escoramiento resulte y Ciutadans se acabe convirtiendo, ahora sin PSOE que lo ampare, en la reencarnación de aquella vieja federación socialista. Puede. Pero de nada servirá. Lo que Cataluña precisa no es un centro izquierda no nacionalista. A la transversalidad del catalanismo sólo puede oponerse la transversalidad del no catalanismo. Es decir, un frente amplio, que abarque desde el centro izquierda hasta el centro derecha. Por eso la redefinición ideológica de Ciutadans constituye un error. Porque aparta, de facto, a todo un sector de la militancia y, lo que es peor, a un amplio sector de la sociedad que había visto en el nacimiento del partido una verdadera oportunidad de empezar a romper, por fin, el monopolio catalanista. Y esas oportunidades surgen muy de tarde en tarde.

Xavier Pericay
ABC, 07-07-07

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vosotros si tenéis transversalidad: sois de ciutadans y os cagáis en vuestro partido, viva la inteligencia.

Anónimo dijo...

la inteligencia no es transversal, la ignorancia sí

LG Darley dijo...

No seas escatológico "anónimo". No nos cagamos, ni siquiera de miedo a que dirá Terribas en TV3, si no le decimos que sí, que tranquila, que C's es de "centro-izquierda"

Eso de tachar de ignorantes o de mala fe a quienes han abandonado C's o están a punto de hacerlo, o a quienes aún desde dentro critican lo que no les gusta, no es nuevo. Debe estar en el manual del buen "progresista" de izquierda. Una tolerancia que se sale por los poros.

Espero que vivas muchos años para recordar una frase que pasará a la historia del pensamiento celtibérico: la inteligencia no es transversal (la tuya supongo). No, que va, ni el sectarismo excluyente tampoco.

A lo largo de mi vida, a lo mejor ha sido todo una casualidad, yo nunca he visto a los extremo-derechos del PP acudiendo al notario, ni tirando piedras, o gritando con un odio visceral "asesinos" o rodeando las sedes del PSOE. Y en las manifestaciones de la izquierda (y me da pena decirlo) sí que lo he visto.

Algunos de ellos serán religiosos (también eso hay que respetarlo, no sólo a los musulmanes) o hasta aburridos; pero mucho menos fanáticos, sectarios, y agresivos que los que creen que tienen el monopolio de la inteligencia y la razón (en contra de la historia y las evidencias; pero eso es lo de menos).

Bueno, hay bastantes ignorantes, desde Xavier Pericay, a Boadella, a Arcadi, y miles de otros anónimos, que pensamos que ha sido una pena, una traición al espíritu inicial de Ciutadans, la pérdida de la transversalidad y el posicionamiento en la izquierda.

Quizás con un ejemplo lo entiendas mejor: es como si con el 54% de los delegados un sector hubiera impuesto la definición en el centro-derecha o del electorado de centro-derecha, cuando otras definiciones más incluyentes, no excluían a nadie.

En cualquier caso, desde nuestra ignorancia, os deseo mucha suerte en la lucha contra el nacionalismo desde el posicionamiento en la izquierda. Espero que por lo menos en el futuro no caigáis en un acrítico culto a la personalidad, o en la no asunción de responsabilidad.

Para cultos a la personalidad siempre eligiré a un bufón.

Como vosotros mismos repetís, ahora en Cataluña hay ya 2 partidos no-nacionalistas, y la gente de centro-izquierda, los progres, ya saben a quien pueden que votar, sin miedo a la ignorante transversalidad.

¿ Hacían falta alforjas para ese viaje?