jueves, 14 de junio de 2007

Ciutadans: hora de lavar la ropa sucia

"...un afiliado de fuera de Cataluña airea su personal desacuerdo en la prensa y recibe un expediente de expulsión: igualito que en el mundo de aquellos partidos en los que está prohibido moverse bajo pena de no salir en la foto y ser arrojado a las tinieblas exteriores. Suele decirse que la ropa sucia se lava en casa.Pues no, cuando la política es transparente la ropa se lava en público. De lo contrario, para este viaje no habría hecho falta tanta alforja."

Sería una pena que el vigoroso brote de Ciutadans acabara pudriéndose.Las propuestas del Partido, sus puntos básicos, son como aire fresco para miles de catalanes hastiados de la prepotencia nacionalista que subordina los derechos de los ciudadanos a un imaginario cuya realidad no supera cualquier superstición arbitrariamente impuesta. Muchos de los que anhelan expresarse libremente, y hacerlo en el idioma en que deseen, y muchos de los que no se avienen a la obligación de asumir un modelo identitario con el que no comulgan, han depositado sus esperanzas en este partido.


Sin embargo (siempre hay un «sin embargo»), sin embargo, los rancios tics de la vieja política están haciendo mella entre los militantes más activos. Los partidos políticos casi siempre se organizan, supuestamente, para subsanar la relación entre los individuos y la administración, pero con harta frecuencia se convierten en nicho ecológico de personas que no han solucionado sus conflictos personales. Me refiero a problemas que no tienen que ver con la política, pero sí con la vida privada. Difícilmente lo reconocerá el militante de base, el líder o el lidercillo, pero no escasean en las formaciones aquellos que en la sociedad abierta no han visto satisfechas sus necesidades afectivas y sexuales o sus ansias de prestigio y preeminencia personal y buscan compensarlas en un partido. No estoy generalizando, pero que los hay los hay, y son éstos los que suelen hacer más ruido y crear mayor confusión. Habrá quien juzgue que esta opinión es disparatada, si es así, quien lo sostenga que se pregunte dónde le toca lo que digo. Nada ganamos con negar los componentes psicológicos que juegan en todo proceso social. Es lo que ha sido llamado «el factor humano».

Necesidades afectivas y sexuales, ganas de tener prestigio y ser reconocidos socialmente: todos compartimos estos afanes, y no será uno quien los niegue en sí mismo. Ni siquiera puede pretenderse que se dejen fuera de la asamblea, sólo que quién obre motivado por estos impulsos haría bien en reconocerlos en su interior antes de extrovertirlos y contribuir a la confusión general.

Un partido que no quiera reproducir las estructuras caducas, pocas veces cuestionadas, debería despojarse de la semántica oficialmente consagrada, pero resulta que se abre el orden del día de cualquier asamblea y, entre otras fórmulas burocráticas te hiere lo de «ruegos y preguntas», típico modo de la época del vasallaje, tan ajena a la esencia de la democracia. Otra: un afiliado de fuera de Cataluña airea su personal desacuerdo en la prensa y recibe un expediente de expulsión: igualito que en el mundo de aquellos partidos en los que está prohibido moverse bajo pena de no salir en la foto y ser arrojado a las tinieblas exteriores. Suele decirse que la ropa sucia se lava en casa. Pues no, cuando la política es transparente la ropa se lava en público. De lo contrario, para este viaje no habría hecho falta tanta alforja.

Lázaro Covadlo
El Mundo, 14-06-2007
www.covadlo.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver señores del CE de Cs:
me escriban mil veces
"cuando la política es transparente la ropa se lava en público."

Y cuando acaben, me lean ustedes la ley de partidos, que luego habra examen.