martes, 2 de enero de 2007

Y Zapatero de vacaciones en el Parque de Doñana...

Los bomberos y la Polícia, que no han celebrado la Nochevieja, seguían anoche buscando los cádaveres de dos jóvenes ecuatorianos, entre las toneladas de escombros en que se han convertido más de mil coches y el módulo D, del aparcamiento de la T-4 del Aeropuerto de Barajas. Sin descanso, sin respiro. Y mientras tanto, el presidente Zapatero sigue de vacaciones con su familia, en el Parque de Doñana.

Sigue la búsqueda, pero de momento ninguna señal ha permitido celebrar el comienzo del nuevo año a los familiares de Diego Estacio y Carlos Palate, los dos ecuatorianos desaparecidos bajo los escombros de la T4 de Barajas. Y hasta el momento, a pesar de que el diario El País "certifica" que Zapatero da por roto el "proceso", no ha salido de boca del presidente socialista palabra alguna que los certifique.

Zapatero, fiel a su estilo, se ha tomado las cosas con calma, como si no fueran con él. El presidente del Gobierno, quien a principios de la semana pasada voló en avión oficial a la Base de Rota y desde allí se traslado en coche a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz, para cruzar en barcaza el río Guadalquivir e instalarse en el Parque de Doñana, interrumpió brevemente su descanso el viernes por unas horas para presidir el Consejo de Ministros.


Después, dio una rueda de prensa en la que se mostró muy ufano de su "proceso de paz" con los etarras y alardeó de que las cosas estaban mucho mejor que hace un año y que pronto estarán todavía mejor.

Al término de su triunfal y breve encuentro con los periodistas, regresó a Doñana, de dónde tuvo que salir a toda prisa el sábado, debido al atentado terrorista en Barajas.

Asombrosamente, sólo permaneció en Madrid las horas imprescindibles y poco despues de dar otra rueda de prensa, anunciando la "suspensión" de la negociación con ETA, retornó al Parque de Doñana para festejar la Nochevieja en el Palacio de Las Marismillas, con su mujer, Sonsoles Espinosa, y sus dos hijas.

"DIOS QUIERA QUE LO ENCUENTREN Y QUE ESTÉ BUENO"

Ni los perros especializados en rescate de personas ni el tremendo esfuerzo humano que se está realizando en la búsqueda de estos dos chicos de 19 y 35 años han dado ningún resultado por el momento. Sin embargo, sus familiares, desesperados ante lo ocurrido, mantienen un hilo de esperanza.

Muy afectado, al borde de las lágrimas y sin apenas poder articular palabra después de tantas horas de incertidumbre y angustia, el padre de Diego Armando Estacio, Winston, permanece a la espera de noticias, junto a familiares de Carlos Alonso Palate, y permanentemente informado y acompañado por personal del Samur. Tres psicólogos atienden a las familias ppara ayudarles a superar el estrés post traumático.

Con un "sí" entrecortado contesta a la pregunta de si aún mantiene la esperanza de que su hijo esté con vida.

"Dios quiera que lo encuentren y que esté bueno. No queda más que esperar", susurra.

Dice saber que se está haciendo todo lo humanamente posible por localizar a su hijo, pero también es consciente de que la búsqueda aún puede durar "bastante" y eso "desmoraliza".

"Es horrible encontrarse esta situación", afirmó Winston, quien explica que llevan cinco años viviendo en España y que tiene otra hija, menor que Diego. Su relato de los hechos refleja cómo pasó del estupor a la angustia cuando alcanzó a comprender lo ocurrido.

"Estaba en Alcorcón, primero pensaba que no era grave y cuando llegué acá veo que la cosa es muy grave", explicó. Asimismo, aseguró que "no sabía qué hacer. Es una sorpresa demasiado grande".

Entre el cansancio y la amargura, Winston señaló que no encuentra razón para lo sucedido y tan sólo es capaz de relatar porqué Diego tuvo al mala suerte de encontrarse en el lugar de la explosión.

"Vino a ver a los suegros, se queda descansando y en el rato menos pensado explotó. Ahora estamos esperando a ver si lo encuentran o no", concluyó.

Y es que al parecer, la novia de Diego intentó avisar en varias ocasiones a la Policía de que su novio estaba en el aparcamiento, pero no fue hasta su traslado a la Terminal 2 cuando los agentes atendieron su denuncia.

LES PIDIÓ QUE "SE CUIDARAN"

Los familiares de Carlos Alonso Palate, quien llegó hace cinco a España para trabajar en el sector de la construcción y reside en Valencia, denunciaron su desaparición a última hora de la mañana del sábado.

Antes de salir hacia España desde Quito, su hermano Luis expresó su esperanza de que los equipos de rescate lo encuentren con vida. Totalmente consternado, nervioso y con dificultades para hablar, Luis Palate reconoció que no quería pensar en la posibilidad de que estuviese muerto y recordó que les llamó por teléfono el pasado jueves, les pidió que "se cuidaran" y les deseó un 'Feliz Año'.

Carlos Alonso Palate trabajaba en la construcción y se preocupaba por la familia y les ayudaba económicamente desde Europa.

LOS EQUIPOS DE RESCATE LLEGAN AL NÚCLEO DE LA EXPLOSIÓN

Los efectivos que trabajan en el aparcamiento de la T-4 de Barajas prosiguen con la ardua tarea de buscar entre los escombros a las dos personas desaparecidas después de que ETA hiciera estallar el sábado una furgoneta bomba. No hay ningún rastro de ellas. Sus familiares se han trasladado a la zona de la explosión junto al ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

El director de Emergencias del Ayuntamiento de Madrid, Alfonso del Alamo, ha explicado que los bomberos han llegado a la zona del "núcleo de la explosión". Indicó además que esperan encontrar en las próximas horas los vehículos donde pueden estar los dos desaparecidos.

Según Del Alamo, en el núcleo de la explosión no se han encontrado restos de los vehículos que estaban estacionados junto a la furgoneta utilizada por los terroristas, aunque esto es "lógico" porque pudo haber desplazamientos por la onda expansiva. Advirtió además de que todavía pueden quedar bajo los escombros vehículos con carga de calor suficiente como para que se produzca alguna combustión espontánea.

Las labores de rescate prosiguen de forma ininterrumpida. Perros especializados en el rescate de personas han vuelto a rastrear esta tarde el aparcamiento donde continúan las labores de desescombro.

Pasadas las 16.00 horas, dos perros rastreadores de la Guardia Civil accedieron a la zona siniestrada, donde los bomberos del Ayuntamiento de Madrid retiran vehículos calcinados y restos de hormigón, hierro y distintos materiales que formaban la estructura del estacionamiento.

A medida que se extraen estos restos del módulo D, donde se produjo la explosión, la Policía Científica realiza una inspección de los elementos para, posteriormente, ser cargados en camiones y retirados de la zona. Según Del Alamo, desde la mañana del domingo han salido del aparcamiento de la terminal 4 un total de 90 camiones con entre 900 y 1.200 toneladas de escombros.

El inspector de guardia del cuerpo de bomberos de la Comunidad de Madrid, Luis Villarroel, explicó que los restos del aparcamiento se encuentran comprimidos, como un sandwich, con capas de coches y forjado, y que el colapso del edificio se puede comparar con el de las Torres Gemelas.

Los efectivos sólo han cesado su actividad para escuchar las doce campanadas de Fin de Año, pero decidieron no brindar como señal de respeto a Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio.

Además de la desaparición de dos personas, el ayetentado dejó enormes daños materiales. Unos 450 pasajeros que habían estacionado su vehículo en el aparcamiento de la T-4 han acudido al aeropuerto hasta para recabar información sobre sus coches y 397 han presentado reclamaciones. [Vea vídeo]. AENA y el Consorcio de Compensación de Seguros, dependiente del Ministerio de Economía, se harán cargo de los daños.

LAS DESAPARICIONES
Diego Armando Estacio había acudido hacia las 8.00 del sábado a la T4 junto a su novia, Verónica Arequipa, para recoger a la madre de uno de ellos. Diego decidió quedarse en el coche "echando una cabezada" mientras su novia acudía a la terminal. En cuestión de minutos, la T4 fue desalojada.

El coche de la pareja, un Renault Clio blanco del año 1995, estaba aparcado en la cuarta planta del módulo de aparcamiento D de la Terminal 4, la misma en la que explosionó la furgoneta bomba.

Le acompaña en este infortunio su compatriota Carlos Alonso Palate, de 35 años. Acudió junto a un amigo a la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas para recoger a la esposa de éste, que llegaba a España. A las 09.01 de la mañana, este joven ecuatoriano también descansaba en un automóvil cuando ETA decidió poner fin en Madrid a su alto el fuego con el terror como argumento.

Periodista Digital (02/01/07)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Quién es el de la foto????