miércoles, 3 de enero de 2007

¿Se lo jugó todo a una sola carta?

Todos los focos se centran en la información que tenía ZP el viernes.

Datos fehacientes sobre el final de la tregua podrían haber animado al presidente a una huida hacia adelante con un optimismo que el atentado de ETA arruinó a las doce horas.


Mariano Rajoy se reúne este miércoles de forma extraordinaria con el Comité Ejecutivo Nacional de su partido a puerta cerrada. El atentado cometido por ETA el pasado sábado en el aeropuerto de Barajas que ponía fin a la tregua de ETA ha aconsejado una decisión de este calibre por parte del presidente popular. Mientras José Luis Rodríguez Zapatero sigue recluido junto a su familia en el coto de Doñana, dicen que "tocado", y la calle clama por –como mínimo- su ingenuidad a la hora de tratar con la banda terrorista, el líder del PP quiere mostrar, junto a los "barones" de su formación política, la crisis que vive el país.

No es para menos. Tras la bomba del sábado el "proceso de paz" ha saltado por los aires; las esperanzas de Zapatero por acabar con el terrorismo etarrra a través del diálogo se han volatilizado; el principal proyecto político del líder socialista ha quedado sepultado; y la legislatura, así, no es sencillo que aguante más. El camino hacia las urnas anticipadas parece cantado. Y, quizá, si Zapatero no toma la decisión de convocar elecciones coincidiendo con el próximo referéndum andaluz de febrero, sea sólo porque su credibilidad en este momento anda hecha jirones.

Algunas voces del PSOE advierten ya que el único camino que tiene el Gobierno es contraatacar a los terroristas con certeros golpes policiales que permitan que los ciudadanos recobren paulatinamente la fe que han perdido en su presidente, al ver cómo un viernes lanzaba un mensaje optimista sobre el final del terrorismo y, unas horas después, estallaba una furgoneta cargada con 800 kilos de explosivo. Pero esas mismas fuentes no tienen claro que el líder socialista haya decidido todavía dar por muerto el proceso y lanzarse a perseguir por tierra, mar y aire a los terroristas.

Al menos a Zapatero de viva voz no se le ha escuchado aún liquidarlo, tan sólo suspenderlo. Sin embargo, el ministro del Interior, este miércoles, ha dicho de manera rotunda que "el proceso está liquidado; está roto; y, además lo ha liquidado ETA", en una enmienda que parece tratar de recolocar la complicada posición en la que se ha enfangado el presidente con sus ambiguas declaraciones del sábado, tras el atentado, sobre la simple suspensión del proceso.

Existen dudas incluso, aunque Rubalcaba lo niega, de que el jueves por la noche –treinta horas antes del atentado-, en la improvisada cena "convocada de urgencia" que mantuvo en La Moncloa el presidente con Teresa Fernández de la Vega, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco -de la que se hizo eco el martes este periódico-, no estuviesen sobre la mesa datos "fiables" que avisaban del final de la tregua; datos que por pura estrategia se habrían obviado a la hora de comparecer el presidente ante los medios en rueda de prensa a la mañana siguiente, en espera muy probablemente de que los temidos atentados no llegasen o no fueran a ser tan inminentes. En el PP están convencidos que el Gobierno ha negociado con ETA hasta llegado un punto en el que no se podía ir más lejos, pero el presidente guarda silencio sobre lo ocurrido, puesto que no puede reconocer tal negociación.

El llamado "tactismo" político, demasiadas veces elogiado, inconsistente cuando de lo que se trata es de terrorismo, consustancial con Zapatero, del que se vanagloria inclusive con sus próximos, puede en esta ocasión haber resultado ser su peor aliado.

De momento, el presidente del Gobierno, arrinconado por las críticas, no ha sido capaz siquiera de desplazarse hasta la denominada "zona cero" del atentado, donde los servicios de rescate buscan desesperadamente a los dos ciudadanos ecuatorianos desparecidos a consecuencia de la acción terrorista.

Antonio Martín Beaumont, E-mail del Director
El Semanal Digital, 03-01-2007

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