domingo, 25 de septiembre de 2011

Ventanas. Brillante Rahola, oscura La Vanguardia. Por Antonio José Chinchetru

Pilar Rahola escribió un artículo valiente en La Vanguardia. Osó, en una muestra de honestidad intelectual, criticar dos figuras intocables en Cataluña e íntimamente relacionadas entre sí: el Barça y Pep Guardiola.

Desde que existen los equivalentes a las bibliotecas para los periódicos, se suele decir que las hemerotecas juegan malas pasadas. En dichos lugares se pueden encontrar informaciones que muchas personas o instituciones quisieran que quedaran relegadas al olvido. Ahora, gracias a internet, queda rastro incluso de lo que no llega a convertirse en materia almacenable en dichas hemerotecas. Y por mucho que se intente disimular, las pruebas pueden quedar vivas.

Pilar Rahola escribió un artículo valiente en La Vanguardia. Osó, en una muestra de honestidad intelectual, criticar dos figuras intocables en Cataluña e íntimamente relacionadas entre sí: el Barça y Pep Guardiola. Criticó que el entrenador elogiara, por encargo de su club, a un régimen retrógrado como el de Qatar. Posiblemente los controles de lo políticamente correcto fallaran en un primer momento, y algunos afortunados suscritos a las versiones digitales del periódico pudieron leerlo. Pero duró poco. En el papel apareció una columna diferente, de la misma autora, y pronto ocurrió lo mismo en las ediciones en internet.


¿Se trata, como dice el director de La Vanguardia, de una decisión de la propia Rahola por considerar que el tema ya no era de actualidad? Dado el silencio –al menos hasta el momento de enviar a Libertad Digital el presente artículo– de la periodista catalana, parece más creíble lo que se sospecha de forma generalizada. Resulta más que probable que los responsables del rotativo barcelonés hayan decidido que hay temas sagrados que no pueden ser mancillados con análisis serios que contienen verdades molestas.

Sin embargo, los intentos de hacer desaparecer el artículo de Rahola están destinados al fracaso. A pesar de que se haya llegado incluso a borrar la caché de Google, internautas avezados lograron hacer copias a tiempo. Unas copias que están disponibles para cualquiera. De esta manera no sólo se ha logrado que no desaparezca un lúcido artículo que merece ser leído. Además se ha demostrado las, mientras no haya un desmentido claro por parte de la afectada, malas prácticas por parte de una empresa que, por dedicarse al periodismo, debería defender la libertad de expresión. Hasta para esto es positivo Internet.


Libertad Digital – Opinión

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