Ha superado a todas. «Sé lo que tenemos que hacer para crear empleo». La reflexión merece la pena y abre las ventanas de la esperanza. El barón de Faubourg de Polignac había contraído nupcias con la más bella mujer de Biarritz, Heléne de Savry. El barón había superado el medio siglo de edad y Heléne no tenía previsto, por el momento, cumplir los veinticinco años. Muy pronto al barón le asomaron protuberancias frontales dignas de una cierta y lógica atención. Durante el verano de 1987, el barón fue corneado por su jardinero, Louis Miremont, el camarero de «Dodin» Jacques Delabre, el veraneante español Daniel Muguerzagorría, el visitante eventual Piero Farsi, su chófer zulú Mangosotu Gabelesi, el crupier del Casino Ange Balotte, el botones del «Hotel Du Palais» Casimire Noulon y el jugador argentino de Polo Ernesto Jurasso. Enterado del último acontecimiento, el barón se lo comentó a sus amigos y compañeros de tertulia: «Sé perfectamente lo que tengo que hacer para que Heléne no me ponga los cuernos». El arrojado cazador de Texas, Andrew Jameson, propietario de algunas decenas de pozos de petróleo, se organizaba todos los años un safari en Kenya. Ningún problema con los elefantes, búfalos, leopardos, facocheros y antílopes varios. Tremendos problemas con los leones. Fue atacado por seis de ellos y salvó la vida milagrosamente en las seis ocasiones. Reunió a sus directivos en la sala de consejos de «Jameson Company» y les brindó la formidable noticia. «Sé lo que hacer para que no me ataquen los leones». Asombrados, sus colaboradores le rogaron una exposición más amplia de su descubrimiento, y Jameson se la proporcionó: «No volveré a cazar en Kenya». Años más tarde, visitando un «Safari Park» en Orlando, Jameson abandonó el coche para fotografiar a un león y éste se lo merendó. «Sé lo que tenemos que hacer para crear empleo». Inteligente, profunda y oportuna reflexión. Frase redonda. Oración supina. Palabras encadenadas que forman un texto tan breve como merecedor del elogio más sincero. El príncipe Ahmed Abdalah Al Fasiri aborrecía a los dromedarios. En su pequeño principado, los dromedarios abundaban y eran fundamentales para sus habitantes. El príncipe no salía de su palacio porque mirara hacia donde mirara se topaba con decenas de dromedarios sentados, incorporados, en movimiento o en caravana. Pensó dictar una ley exterminadora de dromedarios, pero sus gentes le advirtieron que si mataba a un solo dromedario lo colgaban en la plaza principal. Reunió a sus familiares y les hizo partícipes de su decisión: «Sé lo que tengo que hacer para no volver a ver en mi vida a un dromedario». Abdicó y se instaló en Helsinki. Falleció de un episodio vascular cuando reparó que al lado de su palacio finlandés se inauguraba un puticlub árabe con una razón social insoportable. «Puticlub y Piano Bar el Dromedario». «Sé lo que tenemos que hacer para crear empleo». El autor de la frase es Alfredo Pérez Rubalcaba, ahora transformado en «llamadme Alfredo» o «Alfredo P.». Pérez Rubalcaba ha sido ministro y vicepresidente de los Gobiernos de Zapatero en las dos legislaturas. El saldo es de cinco millones de parados, tres más de los que se encontraron. Me parece un egoísta. Si sabe lo que hay que hacer para crear empleo, ¿por qué no ha hecho lo que tenía que hacer un poquito antes? Como frase queda muy bien. Como noticia, suena a insulto.
La Razón - Opinión
0 comentarios:
Publicar un comentario